En una de las mayores salas del Hotel Intercontinental de Madrid, en pleno paseo de la Castellana, se ha celebrado este lunes el fórum internacional Cannabis-Europa, una de las citas más importantes de la industria del cannabis a nivel mundial. La conferencia, cuyas entradas se vendían a más de 250 dólares, ha reunido a cientos de empresas, inversores, laboratorios, pacientes y científicos para poner de relieve la necesidad, no de legalizar el consumo de marihuana, sino de regular su uso medicinal para pacientes con dolores crónicos.
Que la cita se haya celebrado en Madrid no es casual. A nivel europeo, España es el mayor mercado de cannabis medicinal que aún no ha legalizado su uso. De acuerdo con el último informe de la consultora especializada Prohibition Partners -una de las patrocinadoras del evento, junto a farmacéuticas españolas como Almirall o el gigante del sector Aurora Medicine- el potencial que tiene el cannabis medicinal en España es de más 3.000 millones de euros de cara a 2028.
La motivación detrás del evento, por tanto, queda lejos de la ideología. El interés es principalmente económico y está intrínsecamente relacionado con la oportunidad de negocio que supone para la industria farmacéutica. Lejos de parecer una feria sobre su consumo, Cannabis-Europa es un puro congreso centrado en el networking y en potenciar la inversión internacional.
El aperturismo que parece mostrar el nuevo Ministerio de Consumo dirigido por Alberto Garzón, por otro lado, ha llenado de cierto optimismo a los inversores presentes en el congreso, que esperan que su regulación se convierta en una realidad "a corto plazo". No obstante, todavía queda mucho trabajo por delante.
Necesidad de regular el uso medicinal
La demanda principal de los participantes en el congreso queda clara a los diez minutos de empezar. "Tenemos un marco regulatorio completamente desfasado en lo que respecta al cannabis. La lucha de las autoridades sanitarias es todavía la de la lucha contra las drogas, cuando estamos hablado de medicina", apunta al comenzar Jose Luis Martín, de la consultora internacional Baker Tilly, especializada en el campo de la regularización y licencias de cultivo.
Los beneficios terapéuticos del cannabis han sido objeto de infinidad de debates. No obstante, a nivel internacional parece haber cierto tipo de consenso sobre los beneficios que supone uno de los compuestos de la marihuana -el CBD, uno de los más de 400 cannabioides que contiene la planta en cuestión- para el tratamiento de dolores crónicos.
"Lo que no entienden desde las autoridades es que las necesidades de los pacientes son totalmente distintas a las de aquellas personas que consumen por motivos recreacionales"
España es uno de los pocos países donde el consumo de cannabis a nivel individual está despenalizado, pero su uso medicinal no está contemplado a nivel legal. Por otro lado, sólo se permite su consumo doméstico y estrictamente delimitado a la vivienda. Se permite cultivar desde casa, pero según explica Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español del Cannabis Medicinal, no es una opción que esté disponible para todo el mundo.
"Aunque es legal cultivar en casa, no hay ninguna ley que establezca cuántas plantas puedo tener. Esto me ha provocado infinidad de situaciones en las que la Policía ha acudido a mi domicilio, me ha cortado las plantas que tenía y me ha llevado a comisaría durante 72 horas, hasta que un juez decida si soy o no una traficante", cuenta Pérez.
España es un país donde tienes a cinco millones de personas que fuman marihuana, pero donde no puedes tratar a ningún paciente con cannabis"
"La falta de regulación obliga a los pacientes con patologías crónicas, como es mi caso, a tener que acudir a un mercado alegal", apunta. Mientras reconoce que existen las asociaciones de consumidores, donde se puede acceder al cannabis, denuncia que no hay ningún tipo de estándares de calidad que permitan que el uso terapéutico del cannabis sea seguro. "Lo que no entienden desde las autoridades es que las necesidades de los pacientes son totalmente distintas a las de aquellas personas que consumen por motivos recreacionales", añade.
Un 84% de los españoles, a favor
El último Barómetro del CIS en el que se preguntó por este tema, el de noviembre de 2018, reveló que el 84% de los españoles está favor de que se legalice la marihuana para un uso médico. Un porcentaje que duplica el del 47,2% de los españoles que aprueba la regularización del uso general del cannabis y que durante toda la jornada no ha hecho más que repetirse.
"España es un país donde tienes a cinco millones de personas que fuman marihuana, pero donde no puedes tratar a ningún paciente con cannabis", apunta Janosch Kratz, médico y fundador de Kalapa Clinic, una plataforma online "informativa" que asesora a pacientes sobre las terapias alternativas con cannabinoides.
Según alega, la falta de regulación pone en peligro a los pacientes, que tienen que recurrir al mercado negro para poder acceder al cannabis. "Los reguladores en España están tan asustados por la sustancia que no dejan a los médicos acercarse a ella, pero permiten que los pacientes la compren de manera irregular en la calle", añade.
Kratz, que estudió Medicina en Barcelona, alega que más allá de establecer un marco regulatorio, es imprescindible "educar" a la comunidad médica sobre las posibles aplicaciones del cannabis. Pérez va un paso más allá y denuncia la falta de apoyo de los médicos en España sobre el tema. "La comunidad médica en España es muy vaga, Por lo general, está formada por personas de mayor edad que ni siquiera nos escuchan y afirman que queremos consumir cannabis para colocarnos y que sus valores terapéuticos son sólo una excusa, cuando no es así", afirma, tajante.
La industria internacional ya ha puesto el foco en España
En total, sólo cuatro compañías cuentan con la aprobación de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) para la producción de cannabis médico: Linneo Health, Cafina, Cannabiodis Spain y Oils4Cure.
La primera nace gracias a que la canadiense Canopy Growth ha puesto el foco en nuestro país. En marzo del año pasado, el fondo británico GHO Capital, especializado en el sector de la salud y que forma parte de Canopy, adquirió el histórico laboratorio Alcaliber, de Juan Abelló, por más de 200 millones de euros. Ahora se llama Linneo Health y ha participado en la conferencia.
El laboratorio de Abelló suministra ahora marihuana y semillas para Canopy, que este año ha vuelto a cerrar otra operación en nuestro país y se ha hecho con una empresa de Alicante que cuenta con licencia para el cultivo de marihuana.
En este caso se trata de la segunda empresa con luz verde de la AEMPS, Cáñamo y Fibras Naturales (Cafina), una de las pocas startups nacida en Valencia para investigar las posibilidades de la marihuana medicinal que se ha convertido en la filial del gigante canadiense.
Por su parte, Cannabioids Spain es una filial de Boti Holding, una compañía holandesa con años de experiencia en el sector. La última compañía que tiene licencia para operar es Oils4cure, una pyme afincada en el barrio de Aluche, en Madrid, de la que apenas hay datos.
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