Sanitatem

No, nuestras mascotas no pueden transmitir el COVID-19

Según explica la OMS, por el momento no hay ninguna evidencia de que los animales puedan infectarse con el virus y, por ello, transmitirlo 

Cada vez surgen más preguntas que rodean al COVID-19, la enfermedad provocada por el virus bautizado como SARS-COV-2 y que ya afecta a casi 3.000 personas en todo el país y ha provocado la muerte de 84 personas.

Los coronavirus son una familia de virus que afectan al sistema respiratorio descubiertos en los años 60 que surgen de animales, por lo general. Es el caso del SARS y el MERS, los otros dos brotes de este tipo de virus que afectaron a China y a Oriente Próximo. Es precisamente por eso que se estima que el SARS-COV-2 surgió en un mercado de pescado de la ciudad china de Wuhan y por lo que se ha llegado a señalar al pangolín como origen de la enfermedad.

No obstante, que sea un virus de procedencia animal no implica en ningún caso que todos los animales transmitan este virus. Incluidas nuestras mascotas, que durante estos días de autoaislamiento nos acompañan a muchos en nuestras casas.

No hay evidencia científica 

Así lo asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lleva semanas llevando a cabo una campaña divulgativa intentando desmentir bulos sobre el brote. Según afirman en uno de sus estudios, por el momento no hay absolutamente ninguna evidencia de que los animales de compañía como perros o gatos puedan estar infectados por el virus y lo que es más, transmitirlos.

Por el momento, con los datos con los que se dispone, no se ha producido ningún caso. Lo que sí que recomiendan, en cualquier caso, es que lavarse las manos con jabón después de estar en contacto con nuestras mascotas. Algo que también hay que hacer antes de cocinar, comer o después de ir al baño. 

¿Cómo me protejo?

Durante semanas, las autoridades sanitarias han insistido en la importancia de extremar las medidas de higiene, en particular la de lavarse las manos, ya que las gotillas de líquido de las que hablamos antes pueden quedarse en superficies que luego tocamos, por ejemplo.

Mientras que no pueden atravesar nuestra piel, si nos tocamos la cara, la boca o los ojos pueden suponer una forma de contagio. Es por ello que lavárselas -tanto con gel desinfectante como con jabón- es una de las maneras más eficaces de frenar el virus.

Las mascarillas, por el contrario, apenas sirven en personas sanas, algo que desde el Ministerio de Sanidad y la OMS llevan repitiendo desde que comenzó el brote. Son eficaces, ante todo, para evitar que una persona enferma transmita la enfermedad cuando tosa o estornude.

Por otro lado, debido a la escasez de mascarillas que está provocando la expansión del Covid-19, la comunidad médica insiste en la necesidad de evitar comprarlas si no son necesarias, para que puedan disponer de ellas las personas que realmente las necesitan: el personal médico y los enfermos con otras patologías, como los oncológicos.

En cualquier caso, insisten en la necesidad de que a la hora de toser y estornudar, uno se cubra la boca y la nariz tanto con el codo como con un papel desechable.

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