En 2018, las farmacias españolas facturaron algo más de 19.000 millones de euros. De ese total, según estimaciones de la consultora especializada Statista, los ingresos del sector farmacéutico derivados del comercio electrónico alcanzaron unos 1.076 millones de euros en España.
En particular, las ventas directas de las oficinas de farmacias a través de Internet alcanzaron apenas los 130 millones de euros, de acuerdo con IQVIA, una tasa mucho inferior al del resto de países europeos.
El tejido de farmacias español es uno de los más completos y accesibles de toda Europa. No obstante, las restricciones regulatorias, la enorme tradición que deriva del ecosistema farmacéutico, sumados al coste que implica una adaptación a la venta por Internet y al desconocimiento por parte de la población sobre este tipo de servicios, hacen del comercio electrónico una de las asignaturas pendientes de las boticas en España.
Un desafío, no obstante, que muchos agentes dentro del sector, especialmente desde la distribución farmacéutica, están dispuestos a abordar, motivados parcialmente por el avance de grandes multinacionales como Amazon, que ya ha hecho sus primeras incursiones en el sector con la compra de PillPack hace un año por 1.000 millones de dólares.
De acuerdo con un informe elaborado por el profesor Rafael Fraile, experto en tendencias económicas de ESADE Business School, el comercio electrónico del sector 'farma' en España se encuentra en un momento muy embrionario.
La gente desconoce el 'e-commerce' farmacéutico
En nuestro país apenas 9 millones de personas hacen uso de páginas web para comprar productos farmacéuticos -de los que se excluyen, como resulta lógico, los medicamentos que requieren receta médica-. Por otro lado, más de un 71% de la población encuestada en su informe jamás ha hecho uso de estos servicios.
"Está claro que es el futuro, por lo que las farmacias tendrán que adaptarse. Llegar va a llegar, la cuestión es que tienen que asegurarse de que forman parte de esta nueva tendencia", apunta Fraile.
Según señala el informe, las perspectivas para este tipo de negocio son bastante halagueñas, a pesar de encontrarse en su fase más inicial. Las oficinas de farmacia cada vez dependen más de las ventas de los productos conocidos como Consumer Health o OTC (over the counter, en inglés), dos denominaciones técnicas que hacen referencia, simplemente, a todo aquello que se puede comprar en una botica sin necesidad de ir al médico antes: productos de autocuidado, cosmética o medicamentos sin receta.
Más de 2.000 millones en 2023
Es en este tipo de productos donde el comercio electrónico se centra, precisamente. Se espera que de cara a 2023 la cifra de ingresos obtenida por este tipo de negocio duplique a la registrada en 2017, tanto en número de usuarios como en beneficios, hasta rozar los 2.000 millones de euros.
De esta manera, se estima que mientras que en 2017, el ingreso por "e-commerce" en el sector farmacéutico por usuario alcanzaba los 114 euros por año, suba hasta prácticamente los 130 euros por persona, además de que suba el número de usuarios, que rozarán los 15 millones de personas en 2023.
Una de las principales barreras que se encuentra esta nueva forma es la regulación actual. En países como Reino Unido, Bélgica u Holanda, el comercio electrónico en las farmacias está mucho más extendido, al igual que la receta electrónica.
Barreras de entrada
"En España, el principal problema que hay o barrera de entrada para esta nueva forma de venta es la regulación. En muchas ocasiones, para poder entregar un medicamento el farmacéutico tiene que estar presente de manera física, lo que limita bastante", sostiene el profesor.
De acuerdo con su estudio, es más que probable que se lleve a cabo una adaptación generalizada tanto de las propias oficinas de farmacia como de los usuarios en los próximos años para hacer frente a una tendencia que es mucho más fuerte a nivel internacional.
"Un factor que determinará la velocidad de adopción del comercio electrónico en el sector farmacéutico será la evolución de la regulación en el sector, que combine la fexibilidad con el control que requiere la dispensación de estos productos", sostiene el informe.
"O la oficina de farmacia es capaz de ofrecer un valor añadido o no sobrevivirá como un mero dispensador de medicamentos", añade Fraile. No obstante, desde el sector farmacéutico siempre han defendido que el valor de las boticas reside principalmente, más allá en la venta de medicamentos, en la capacidad de los farmacéuticos de poder asesorar y guiar al cliente, proporcionando un servicio público.
Plantando cara a Amazon
Desde la industria ya se están comenzando a acometer medidas para hacer frente a esta nueva tendencia y garantizar que sean los actores actuales los que lideren la transformación y no un agente como el ya antes mencionado Amazon. Es el caso del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, que hace menos de una semana anunciaba la puesta en marcha de un almacén online de medicamentos para las oficinas de farmacia en Madrid.
Por su parte, el gigante de la distribución farmacéutica, Cofares se ha aliado con la compañía de tecnología Global Intelligent Technologie para lanzar su propio "e-commerce" de farmacas.a compañía presidida por Eduardo Pastor aspira que se sumen y utilicen los 11.100 socios actuales propietarios de farmacias que forman parte de la cooperativa.
"Le daremos guerra a Amazon porque tenemos un valor añadido que ellos no tienen: somos los especialistas de los medicamentos", añadió Pastor durante la presentación de la alianza.
La plataforma de Cofares contará con herramientas para la implementación de protocolos médicos, programas de adherencia al tratamiento, teleasistencia o programas dirigidos a aumentar la fidelidad del paciente o consumidor con su farmacia.
El sector le está viendo las orejas al lobo de Amazon y está dispuesto a plantarle cara. Ahora la única pregunta es si se adaptará lo suficientemente rápido a la revolución tecnológica, que ya ha llegado hasta un sector tan tradicional como la botica española.