Todas las farmacéuticas sueñan con lo mismo: desarrollar un fármaco único en su especie que logre curar una enfermedad incurable. Más allá del enorme valor social que eso conlleva, dar con la solución a una patología puede suponer una fuente de ingresos millonaria durante años, una gallina de los huevos de oro.
No obstante, al contrario de lo que pueda parecer, a pesar de que el auge de las nuevas tecnologías y el desarrollo de la investigación científica han logrado enormes avances médicos en los últimos años, dar con medicamentos nuevos e innovadores no es ni más sencillo ni más barato que hace diez años. Al revés.
De acuerdo con un informe sobre la industria farmacéutica realizado por la consultora Deloitte, titulado como "Ten years on. Measuring the return from pharmaceutical innovation 2019”, el coste medio de desarrollar nuevos medicamentos se ha disparado casi un 70% desde 2010.
Y no sólo eso, sino que las empresas farmacéuticas tienen que invertir tanto dinero en lograr nuevos fármacos que apenas les sale rentable: un 1,8%. En 2010, la rentabilidad media era superior al 10%. A día de hoy, el coste es superior a los 1.981 millones de dólares, casi 800 millones más que en cuando Deloitte comenzó a analizar estos datos hace casi 10 años.
La rentabilidad cada vez es menor
Jorge Bagán, socio responsable de la Industria de Life Science and Healthcare de Deloitte en España, asegura que “la reducción de ingresos por nueva molécula –menos de la mitad en 2019 respecto a las cifras de 2010– y el fuerte incremento de costes en el proceso de I+D son los principales motivos de esta evolución negativa del retorno de la inversión a lo largo de estos últimos diez años”.
De hecho, en 2019 los ingresos que obtuvieron de media las compañías farmacéuticas por moléculas nuevas fueron de 376 millones de dólares. Es la primera vez en 10 años que las ventas medias ni siquiera llegan a los 400 millones, una caída de más del 50% desde 2009.
Esto no quiere decir que las farmacéuticas no ganen dinero. Simplemente implica que cada vez la competencia es mayor y la tecnología es más accesible, por lo que los gigantes del sector 'farma' tiene que destinar cada vez más recursos a lograr desarrollar una molécula realmente innovadora.
Comprar moléculas en vez de desarrollarlas
De hecho, una de las tendencias más curiosas que han observado los expertos de Deloitte en su informe es que cada vez son más las compañías farmacéuticas -los gigantes del sector, ante todo- que en vez de desarrollar desde el principio nuevas moléculas, las compran a compañías biotecnológicas más pequeñas.
De esta manera, ahorran costes y apuestan por productos cuyo desarrollo está avanzado. Según el informe de Deloitte, el 33% de las ventas previstas por moléculas innovadoras procede de este tipo de operaciones.
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