A pesar de las dramáticas cifras que estamos registrando en España, nuestro vecino Portugal es uno de los países que mejor está lidiando con esta crisis sanitaria. A pesar que en nuestro país la epidemia se ha expandido por prácticamente todo el territorio, los portugueses cuentan por el momento con un total de 266 fallecidos y unos 10.500 contagiados, una cifra que contrasta de sobremanera con las registradas en España.
A pesar de que para muchos analistas el caso de Portugal es difícil de explicar, todos apuntan a que la decisión del Gobierno portugués de declarar el estado de alarma cuando apenas registraba 50 casos y ningún fallecido ha jugado un papel fundamental a la hora de frenar la expansión de la enfermedad en el país.
Alertado por el creciente número de casos en España, el primer ministro luso, Antonio Costa, optó por declarar el estado de emergencia el 13 de marzo, antes de que lo hiciera nuestro presidente, Pedro Sánchez. Es importante tener en cuenta que cuando aquí se tomo esta decisión, el 14 de marzo, en España contábamos ya con unos 4.200 casos positivos y 120 fallecidos.
En Portugal, con dicha declaración, se cancelaron todos los eventos culturales y deportivos al igual que todas las clases. También se impusieron restricciones en los centros comerciales, restaurantes y se prohibió la visita de familiares a los centros de jubilados. Si bien al principio estas medidas llamaron la atención, ya que apenas contaba con casos confirmados, parecen haber surtido efecto.
En el caso del cierre de todos los centros escolares y universitarios, desde un primer momento se informó de que iban a alargarse como mínimo hasta el 9 de abril. Ahora, este cierre proseguirá. Por otro lado, con el objetivo de evitar que cientos de universitarios se aglomerasen en las playas con el buen tiempo y la falta de discotecas y bares abiertos, las autoridades de Oporto o Cascais, dos localidades más populares para este tipo de actividades, cerraron parques y playas.
Los portugueses obedecen más
Por otro lado, parece que los portugueses se han mostrado desde un primer momento mucho más proclives a cumplir con su deber cívico y obedecer las medidas impuestas por el Gobierno. Desde que se declaró el estado de emergencia, se han producido un total de 108 detenciones por incumplir con las medidas, frente a las más de 1.100 que se han registrado en España.
Este mismo sábado, el comisario principal de la Policía Nacional advertía durante la rueda de prensa diaria del comité técnico que estaba viendo "un cierto relajamiento" entre la población, lo que ha conllevado un incremento de las sanciones en los últimos días.
El civismo mostrado por la población a la hora de cumplir las recomendaciones ha sido elogiado tanto por el Ejecutivo como por el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, y fue destacado hoy por la ministra de Sanidad, Marta Temido, al hacer balance sobre la pandemia.
"Hemos constatado una gran responsabilidad por parte de los portugueses", dijo Temido, quien recordó que esa responsabilidad "tiene que ser renovada todos los días porque no hay todavía luz al fondo del túnel".
Tajante ante la UE
Por otro lado, en lo que respecta al Gobierno de Costa, ha contado en todo momento con el apoyo de la oposición, que incluso saltó a su defensa cuando el primer ministro fue criticado por ser algo "extremista" al tomar tantas medidas de distanciamiento social tan pronto.
"Señor primer ministro, le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte”, aseguró el líder del PSD, el mayor partido opositor de Portugal, en un discurso tras la aprobación del estado de alarma.
Por otro lado, Costa se ha logrado la admiración de muchos a nivel internacional por ser uno de los líderes de Europa del Sur que más ha criticado abiertamente la falta de solidaridad de los países del norte de Europa. El primer ministro luso calificó de "repugnante" las declaraciones del ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, cuando planteó, tras el Consejo Europeo extraordinario, la posibilidad de que se investigue a España por su gestión de la pandemia.
Costa aseguró en declaraciones a la prensa que "ese discurso es repugnante en el marco de la Unión Europea", y calificó de mezquino e inconsciente el discurso del dirigente holandés. Desde un primer momento, ha criticado abiertamente la falta de solidaridad de países como Holanda o Alemania y ha insistido que hay que dar una respuesta en común ante un desafío común, ya que "el virus no conoce fronteras". Costa apuesta por los "coronabonos", una emisión de deuda conjunta para salvar las economías nacionales.
Endurecen aún más las medidas de cara a Semana Santa
Precisamente con el objetivo de no echar por tierra el control de la epidemia que han logrado hasta ahora, con un estado de alarma recién renovado -hasta el 17 de abril- el Gobierno luso ha endurecido aún más las medidas de cara a Semana Santa, para evitar posibles traslados y reuniones familiares entre la población.
Por eso entre el jueves 9 de abril y el lunes 13, quedarán prohibidos todos los desplazamientos fuera del municipio de residencia habitual que no tengan una justificación laboral. De la misma manera se han aumentado los controles policiales y se han cerrado todos los aeropuertos nacionales.
Todas estas medidas han permitido que Portugal consiguiese "ganar la primera batalla y aplazar el pico" de casos, como aseguró esta semana el presidente portugués, quien subrayó que ahora es momento de mantener la desaceleración del brote y gestionar el aumento de enfermos que precisan de cuidados intensivos.
La Dirección General de Salud (DGS) esperaba el pico de contagios inicialmente para mediados de abril, pero ahora calcula que no llegará hasta mayo. En Portugal, todos los casos sospechosos se están sometiendo a prueba y se están contabilizando todos los óbitos que tengan relación con el coronavirus, independientemente de si ocurren en casa, en residencias o en centros sanitarios, según informó a Efe la DGS.
Hacer frente al pico
A la espera del peor momento, los hospitales se preparan para hacer frente al pico, en un país donde el personal de la sanidad ha protagonizado numerosas huelgas y hay quejas por falta de medios y largos tiempos de espera en los últimos años. Portugal tiene casi 500 médicos por cada 100.000 habitantes, la tercera cifra más alta de la Unión Europea (UE), según datos de la agencia estadística comunitaria Eurostat, pero no todos trabajan para la sanidad pública.
De acuerdo con el Colegio de Médicos portugués, de los 56.000 profesionales que tenía inscritos a finales de 2019, sólo 29.000 trabajaban en el Servicio Nacional de Salud (SNS), donde hacen falta otros 5.500 doctores, según esta entidad.
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