España ha sido sin duda alguna uno de los países europeos que más ha sufrido la llegada de la covid-19. Con casi 28.000 fallecidos y más de 124.000 casos positivos detectados, nuestro país ha sido duramente golpeado por una epidemia que ha colapsado unos servicios sanitarios que aún se están recuperando. Es por ello que desde el Gobierno central se resisten a acelerar la 'desescalada' y nos encontramos en este atípico modelo de fases con las franjas horarias y sin movilidad interprovincial, un enfoque muy distinto al de nuestros vecinos europeos.
Por el momento, el 70% de la población española se encuentra todavía en la fase 1, a la espera de que la mayor parte de las autonomías logren luz verde por parte del Ministerio de Sanidad para pasar a la ansiada fase 2, en la que llegará la apertura de las piscinas y las playas, la ampliación del aforo en las terrazas y las reuniones de más de diez personas, entre otras cosas.
Y es que a pesar de que las cifras de evolución de la pandemia son bastante mejores que las de otros países europeos, como es el caso de Italia o Reino Unido, la 'desescalada' española es una de las más lentas de la Unión Europea, en un intento de garantizar que no se produzca un nuevo colapso sanitario y a costa de perder una temporada de turismo estival de la que depende enormemente la economía española. Este martes se aprobaba una nueva prórroga del estado de alarma, por lo que es probable que la 'nueva normalidad' no llegue hasta bien entrado julio.
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Italia apuesta por asumir un "riesgo controlado"
Si bien durante la mayor parte de la epidemia la gestión del coronavirus entre Italia y España ha sido a grandes rasgos bastante similar, el Gobierno de Giuseppe Conte ha dado un giro importante y ha anunciado la apertura de las fronteras del país el próximo día 3 de junio, un anuncio que ha hecho con cierto margen con la esperanza de que los viajeros internacionales del resto de países europeos, como Alemania, puedan planear sus viajes. También han decidido que quitarán la obligación de que los extranjeros que lleguen tengan que guardar cuarentena durante 14 días, todo enfocado a salvar la campaña de verano.
Ese día también se podrá permitir la movilidad entre provincias dentro del país, que ya estaba medianamente permitida entre el norte y el sur siempre que fuera por motivos justificados. Italia, al igual que España, también ha planteado un sistema de fases, pero el Gobierno ha sido mucho menos estricto a la hora de imponerlas y no distingue en función de las regiones. Por otro lado, está siendo mucho más laxa con los cambios de fase y ha acelerado el proceso.
De esta manera, el país, cuya industria turística tiene también un peso muy importante en la economía, abrió todos sus comercios y restaurantes este lunes, 18 de mayo, una apertura que estaba programada en un principio para el 1 de junio. También se permite la movilidad con total liberad desde este lunes siempre que sea dentro de la provincia. Según explicaba hace unos días Conte, han asumido "un riesgo calculado" al abrir antes de lo que pensaban el país.
No obstante, con la apertura de los locales de ocio se ha producido un aluvión de reuniones de jóvenes en bares y terrazas, donde no se ha respetado la distancia de seguridad ni el uso de mascarillas, que es obligatorio siempre que no se pueda respetar la distancia de seguridad. Los presidentes regionales y hasta el propio Conte han condenado este comportamiento, amenazando con cerrar de nuevo estos locales.
Francia, a dos colores y con el foco en las escuelas
Francia, por su parte, comenzó su 'desescalada' el pasado 11 de mayo con la creación de un sistema de colores que dividió al país en dos: la zona roja y la zona verde. En las regiones rojas, donde se encuentra París, el virus ha atacado con más fuerza, por lo que, aunque sí han abierto los comercios y gran parte de las escuelas infantiles y primarias, las restricciones son mayores. Además, la movilidad es mayor, ya que los franceses pueden moverse en un radio de hasta 100 kilómetros.
En las zonas verdes, que conforman la mayor parte del país, han abierto parques, playas, escuelas para niños entre 11 y 14 años. La decisión, al igual que ocurre aquí, es del Ejecutivo central, que al contrario que en España, todavía no se plantea la apertura de cafés y restaurantes.
El debate en el país vecino está centrado sobre todo en la apertura delas universidades y los liceos, que en un principio está prevista para septiembre ya, con la llegada del nuevo curso. De hecho, a principios de semana ha tenido que dar marcha atrás y ordenar el cierre de 70 escuelas de primaria de las más de 40.000 que había abierto, debido a un repunte de casos detectados relacionados con estas aperturas.
Reino Unido, en plena confusión
En Reino Unido, el país con más fallecidos por covid-19 de toda Europa, la idea es llevar a cabo una 'desescalada' más rápida que la de España, pero Johnson se está encontrando con una importante resistencia por parte de la oposición y los Gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, ya que la situación de la epidemia del país está lejos de estar resuelta. Con más de 36.000 fallecidos, sigue registrando en torno a 2.000 contagiados diarios.
De hecho, el Ejecutivo británico tenía pensado abrir las escuelas primarias el 1 de junio, pero se ha encontrado con una fuerte oposición por parte de los sindicatos de profesores, con más de 1.500 colegios que han anunciado que no abrirán sus puertas esa fecha.
Las primeras medidas de la 'desescalada' comenzaron el pasado 13 de mayo, donde se empezó a permitir practicar deporte, hacer un picnic al aire libre y las reuniones de dos personas siempre que estén en espacios abiertos, como un parque. El resto de medidas, por lo pronto, están a la espera de concretarse.
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