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España fue de los últimos países de Europa en controlar la transmisión del coronavirus

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades había acordado a finales de febrero con los países comunitarios implementar un sistema de vigilancia que el 3 de marzo España aún no había puesto en marcha 

España fue uno de los últimos países de Europa en realizar pruebas para detectar el coronavirus precozmente. Durante la denominada 'fase de contención', el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades había instado a los estados comunitarios a desplegar un sistema de vigilancia fundamentado en los test. Sin embargo, pese a haberlo acordado a finales de febrero, el 3 de marzo España reconoció que aún no había puesto en marcha dicho sistema para controlar la transmisión comunitaria.

El objetivo entonces era "llevar a cabo una evaluación rápida de las características epidemiológicas, clínicas y virológicas de los casos más tempranos", "estimar la severidad y transmisibilidad de los casos" o proporcionar datos para mitigar el impacto. Pero un objetivo aparecía especialmente señalado en negrita: "Detectar la transmisión entre la población general".

Para ello, los países contaban con dos instrumentos esenciales: los test y un sistema de información compartida en el portal TESSy, acrónimo de The European Surveillance System, para notificar el resultado de las pruebas a todos aquellos casos sospechosos, ya fueran pacientes con sintomatología compatible con la gripe o aquellos que habían desarrollado una patología respiratoria aguda, según adelanta El Confidencial.

Si bien entonces ya se estaban realizando pruebas de coronavirus, estas eran a nivel hospitalario, y no en atención primaria. Mientras que España reconoció el 3 de marzo su imposibilidad para detectar casos sospechosos, otros países ya habían empezado a testar ese tipo de casos de forma preventiva, tal y como habían acordado con el ECDE el pasado 24 de febrero: "Que la vigilancia del covid-19 a través del programa de vigilancia centinela de la gripe debería empezar más pronto que tarde".

Ese fue el caso de países como Alemania, Dinamarca, Croacia, Bélgica, Países Bajos, Australia y Finlandia. Las órdenes a principios de marzo eran que todos los países subieran al sistema su número total de personas testadas y el porcentaje de positivos, tanto totales como por grupos de edad. Mientras unos países ni siquiera barajaban empezar, los austriacos llevaban desde el 25 de febrero utilizando el sistema de vigilancia y los finlandeses inclusos estaban realizando pruebas retrospectivas con material de 2019.

España, a la cola

Otros países, como Francia, únicamente estaban realizando pruebas a pacientes con patología respiratoria aguda, con el objetivo de extenderlo al resto de casos sospechosos. España no era el único que se retrasaba: Portugal dijo que estaba adaptando sus laboratorios, Suecia aguardaba el permiso de un comité ético y Grecía aseguraba que le faltaban pocos días para empezar.

Para controlar la evolución epidemiológica y continuar con la estrategia marcada a finales de febrero, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades organizó junto a la OMS una reunión virtual con los estados miembros para evaluar el progreso que cada país estaba haciendo. Pese a que en España, el Ministerio de Sanidad y las comunidades habían acordado "ampliar los esfuerzos para reforzar la detección precoz", una semana más tarde, la vigilancia aún no había comenzado.

Así lo reconoció España en aquella reunión del 3 de marzo, en la que nuestro país quedó relegado a la cola, junto a países como República Checa, Eslovenia o Irlanda, que sorprendentemente no preveía hacer pruebas de coronavirus hasta pasados "uno o dos meses". En el caso de España, ya se estaban realizando pruebas, pues el número de casos había ascendido a los dos centenares, pero estas tenían lugar en el nivel hospitalario y no la atención primaria.

La red de vigilancia hospitalaria estaba enfocada para los casos más graves de infecciones respiratorias y así contabilizar el exceso de mortalidad, mientras que la red de vigilancia en primaria se destinaba a medir la transmisión comunitaria. Por tanto, el 3 de marzo España aún no había implementado la principal herramienta para detectar la transmisión comunitaria que se declararía pocos días más tarde.

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