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El futuro de la industria farmacéutica pasa por China, la Inteligencia Artificial y la medicina personalizada

El uso de nuevas tecnologías aplicadas al mundo de la salud va a marcar 2020, un año lleno de retos legislativos y inversión sanitaria 

La industria farmacéutica deja atrás a 2019, uno de los años más movidos de la última década en lo que se refiere a avances farmacológicos y operaciones corporativas.

Durante el pasado año, hemos podido observar cómo entraban en el sector algunas de las tendencias que más se repetirán a lo largo de este 2020, como el uso de la Inteligencia Artificial para desarrollar nuevas formas de fabricar medicamentos, diagnosticar enfermedades o incluso curarlas.

Son muchas las empresas que han comenzado a aliarse con gigantes tecnológicos, como Microsoft o Google para poner en marcha proyectos que encuentren aplicaciones médicas a la inteligencia artificial.

Hace apenas unos días, Google anunciaba que había logrado desarrollar un algoritmo que detecta mejor el cáncer de mama en mamografías que los propios radiólogos. Apple, por su lado, cree que su Apple Watch puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares. Y acaban de empezar, ya que han encontrado un filón en el mundo sanitario, donde hasta Amazon quiere entrar a través de la distribución.

La inteligencia artificial, una aliada peligrosa

Sanofi, por su parte, está desarrollando un Laboratorio Tecnológico junto a Google, mientras que otro gigante del sector, como Novartis, se ha aliado con Microsoft para encontrar nuevas formas de usar la IA en la investigación farmacéutica. A nivel nacional, Almirall anunciaba hace unas semanas una alianza con Iktos, una compañía especializada en este campo, para poner en marcha un proyecto de desarrollo de nuevos fármacos innovadores.

Y son solo unos pocos ejemplos de toda la inversión que se está haciendo a nivel global en este sentido. No obstante, este nuevo interés por aplicar técnicas como la Inteligencia Artificial y el Big Data en el mundo de la salud está generando muchas dudas y temores sobre el uso que dan y darán estas compañías a los datos sanitarios de los pacientes. Se trata de información muy sensible y poco protegida, que es especialmente valiosa -económicamente- para estas compañías.

De hecho, el propio Google ya ha protagonizado un nuevo escándalo sobre esta materia con su conocido como Proyecto Nightingale, donde se ha hecho público que el gigante de Silicon Valley ha estado recolectando durante años y sin persmidos datos de millones de estadounidenses con el objetivo de crear un nuevo software de diagnóstico médico. Puede que el objetivo sea bueno, pero como suele ocurrir, las formas son discutibles.

Medicina hecha a medida 

Estas dudas también son compartidas por muchos expertos a la hora de hablar de otra de las tendencias que marcarán el año 2020 en la industria de la salud. Se trata de la conocida como medicina personalizada, o el uso de los avances en terapias genéticas para desarrollar nuevos fármacos hechos a medida para los pacientes.

Los test genéticos cada vez son más baratos, por lo que se están transformando en una de los grandes focos de inversión de la industria. El uso de la información genética de una persona puede ayudar a los investigadores médicos a determinar los motivos de una enfermedad, así como a desarrollar tratamientos hechos a medida que acaben con la misma de manera más efectiva.

Esta es una de las apuestas de la farmacéutica Roche, por ejemplo, en el campo de la oncología. La compañía está llevando a cabo una serie de estudios clínicos con los que cuenta con la secuenciación genómica de sus sujetos con el objetivo de aprender a detectar mejor el cáncer.

Los enormes avances tecnológicos que se han dado a conocer en los últimos meses comenzarán a transformarse en aplicaciones prácticas a lo largo de este año que entra, según los expertos. El uso de técnicas de bioimpresión de tejidos y órganos, por ejemplo, se desarrollará mucho más gracias a los avances en biotecnología.

China, el mercado a descubrir

Por último, China se ha convertido en el gran reto a superar durante 2020. El país, además de ser la segunda potencia económica internacional, se ha transformado en el segundo mercado farmacéutico más grande del mundo, por detrás de Estados Unidos. No obstante, su particular régimen político y económico excluye a día de hoy a la inmensa mayoría de las compañías farmacéuticas extranjeras.

La industria internacional está tan deseosa de introducirse en el mercado chino que numerosos gigantes farmacéuticos lograron un acuerdo hace unas pocas semanas mediante el cual aceptaban recortar hasta un 60% los precios de 70 medicamentos en China a cambio de que ser incluidos en el sistema sanitario estatal.

A nivel nacional, la multinacional catalana especializada en hemoderivados, Grifols, es una de las farmacéuticas que más ha avanzado en ese tema, gracias a un acuerdo con una filial china que le acaba de abrir las puertas de un mercado de más de 130.000 millones.

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