Los laboratorios Farmasierra, nacida hace más de 20 años de una antigua planta de producción de Pfizer a punto de cerrar, está preparada para dar el salto al mayor mercado farmacéutico del mundo, Estados Unidos.
La compañía acaba de recibir, hace escasas semanas, la aprobación de sus instalaciones por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) lo que implica que ya cuenta con luz verde para exportar sus medicamentos a territorio norteamericano.
Supone un antes y un después para la farmacéutica, que hace poco tuvo que desprenderse de su filial de cosmética por no poder hacer frente al resto de competidores. No obstante, siguen invirtiendo y a paso agigantado: están destinando un millón de euros al año en ampliar su capacidad productiva.
“Tener la certificación de la FDA es contar con la mayor carta de presentación del mundo”, ha asegurado este martes el presidente de la compañía, el antiguo directivo de Pfizer Tomás Olleros, durante una visita a sus instalaciones en San Sebastián de los Reyes a la que ha asistido Vozpópuli.
Aumentar la producción un 15%
De hecho gracias a la aprobación por parte de la FDA esperan aumentar su facturación entre un 10 y un 12%, lo que supone un importante impulso para la compañía.
Durante 2017, el último año del que se disponen cuentas en el Registro Mercantil, Farmasierra alcanzó una cifra de negocio de 26,24 millones de euros. No obstante, según han afirmado fuentes del grupo, durante el último ejercicio facturaron cerca de 40 millones de euros, lo que implica un enorme aumento.
Con este nuevo aval, más allá de la facturación, esperan aumentar su producción hasta un 15%. “No sólo nuestros propios medicamentos podrán acceder a un nuevo mercado a través de licencias, sino que también contamos con muchos clientes para los que fabricamos a los que va a beneficiar enormemente que podamos exportar sus medicamentos a un país tan importante como Estados Unidos”, ha manifestado por su parte Carlos García, gerente de Farmasierra Manufacturing.
Nacida a raíz de una fábrica de Pfizer
La historia de Farmasierra ha estado estrechamente relacionada siempre con Pfizer, la antigua dueña de la que es ahora el centro neurálgico de Farmasierra. Su planta de San Sebastián de los Reyes, con más de 35.000 metros cuadrados, pertenecía al multinacional estadounidense a principios de los años 90. A mediados de la década, Pfizer decidió cerrarla, ante lo que Olleros optó por comprársela, de lo que nació Farmasierra.
Y es que más allá de los productos de comercialización propia, donde destacan medicamentos como el Astefor -ibuprofeno con codeína- o Ibustick, un roll-on con ibuprofeno para tratar dolores musculares, gran parte de su facturación reside en la fabricación de medicamentos para terceros.
Su cartera de clientes incluye a las multinacionales Pfizer -uno de sus principales pagadores-, Johnsson & Johnsson, Mylan, Novartis, Merck, Teva o la española Almirall. En la actualidad, exportan a más de 60 países, una cifra que también prevén aumentar hasta un total de 80 durante los próximos dos años.
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