Grifols ya ha logrado desarrollar con éxito un test molecular para detectar el coronavirus y hasta cuenta con la aprobación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), según acaba de comunicar la compañía. La multinacional catalana había anunciado que esperaba tenerlo listo para "mediados de mayo", por lo que ha logrado desarrollarlo incluso antes de lo esperado.
El test por el que ha apostado Grifols no es ni de PCR ni de anticuerpos, que son los que más conocemos, sino que se trata de un test molecular basado en una tecnología conocida como TMA (Amplificación Mediada por Transcripción) y permite detectar el virus SARS-CoV-2 a través de muestras de sangre o de líquido respiratorio. Esta técnica también se basa en la detención del ARN del virus, igual que ocurre con las tradicionales PCR.
Según garantizan desde la compañía, este tipo de pruebas diagnósticas permiten la detección del virus SARS-CoV-2 "con una sensibilidad equivalente o incluso superior a otros test moleculares, disponibles actualmente, como los basados en PCR".
Desde la multinacional catalana han insistido en la "alta sensibilidad" de este tipo de test, que permitiría "implementar estrategias de testado grupal de individuos ('pool testing'), multiplicando la capacidad de testeo de la población".
Hasta 1.000 muestras diarias
Los test TMA que producirá Grifols están automatizados, de manera que incluyen todos los reactivos, desde la preparación de la muestra hasta la obtención del resultado. Luego, se procesan en los equipos Procleix Panther, con capacidad para analizar más de 1.000 muestras diarias por instrumento.
"Disponer de la suficiente capacidad de testeo molecular es crítico para ayudar a controlar esta pandemia y tener un test con alta sensibilidad para abordar una posible estrategia de 'pooling' es sin duda, un factor diferencial, que lo podría hacer factible", explica el co-CEO de Grifols, Victor Grifols Deu.
De acuerdo con la compañía, tienen una capacidad productiva de hasta un millón de estos test a la semana en su planta de San Diego, en California. El desarrollo de estas pruebas se ha llevado a cabo de manera coordinada en esta planta, así como en las que tiene la multinacional catalana en Barcelona y Bilbao. El diseño y la fabricación del test se ha llevado a cabo en San Diego y luego se han validado con muestras de origen respiratorio en Bilbao.
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