Si hay un tumor donde la cirugía robótica obtiene resultados "espectaculares" es en el cáncer de próstata, el más frecuente entre los hombres y el segundo en mortalidad. Lo sostienen dos de los pioneros en la cirugía laparoscópica en este tumor en España, Jesús Cisneros y Ángel Tabernero, responsables del servicio de Urología de HLA Universitario Moncloa.
En 2019, en nuestro país se diagnosticaron más de 34.000 nuevos casos de cáncer de próstata. Ese mismo año, el hospital donde trabajan Cisneros y Tabernero, fue el centro privado de Madrid donde se realizaron el mayor número de procedimientos urológicos robóticos, presumen los especialistas.
Ambos representan la mayor experiencia en este campo a nivel nacional. “El tratamiento quirúrgico de esta patología no solo exige de resultados oncológicos (o sea, la curación) sino que además exige de resultados funcionales en continencia y en potencia sexual”, explica Tabernero a Vozpópuli.
Tratamiento radical
Uno de cada siete hombres será diagnosticado de cáncer de próstata a lo largo de su vida. “Los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata localizado, y que presentan una expectativa de vida de más de 10 años, es en quienes nos planteamos un tratamiento radical con intención curativa", indica el especialista.
“El tratamiento quirúrgico no solo exige de resultados oncológicos (la curación) sino que, además, exige de resultados funcionales en continencia y en potencia sexual”, explica Tabernero
“El tratamiento quirúrgico es la prostatectomía radical”, explica el doctor Tabernero. La cirugía, detalla, se puede realizar de tres maneras: la cirugía abierta tradicional, cirugía laparoscópica pura o, un paso en la evolución, matiza, que es la cirugía laparoscópica asistida por robot Da Vinci.
Cirugía de precisión
Ninguna de la tres, según el urólogo, ha demostrado una mejoría en los resultados oncológicos sobre las otras, pero “en nuestra experiencia (y somos expertos laparoscopistas previos), con la cirugía robótica hemos mejorado de forma espectacular los resultados funcionales".
"No quiere decir que el robot opere solo, ni haga nada por su cuenta, sino que obedece los movimientos que hace el urólogo desde la consola", señala Ángel Tabernero.
El robot permite realizar la cirugía en tres dimensiones (en laparoscopia se opera en dos) y permite contar "con la profundidad a la hora de operar. Además, permite realizar la cirugía con precisión y exactitud, pudiendo hacer una disección mucho más fina y delicada de la próstata, respetando los tejidos de alrededor", especifica el especialista.
Tabernero matiza que el procedimiento no implica que "el robot opere solo ni haga nada por su cuenta", sino que obedece los movimientos que hace el urólogo desde la consola. A pesar de que es un "gran adelanto" y permite la excelencia en la cirugía prostática, precisa que se trata de un equipamiento cirujano-dependiente por lo que es fundamental la experiencia del especialista.
Buena calidad de vida
Los responsables del servicio de Urología de HLA Universitario Moncloa insisten en que, si hay una indicación para la realización de la cirugía robótica, es el cáncer de próstata, dado que "precisa de esos resultados funcionales para que el paciente continúe lo antes posible con su rutina y con una buena calidad de vida".
El equipo del centro madrileño, apuntan, está consiguiendo más del 90% de continencia precoz, más del 95% de continencia tardía y más del 85% de mantenimiento de potencia sexual (siempre que oncológicamente se pueda realizar una técnica de preservación de haces neurovasculares, matiza Tabernero).
Los próximos días 27 y 28 de febrero, Ángel Tabernero y Jesús Cisneros compartirán sus conocimientos en técnicas robóticas con especialistas de urología de centros públicos y privados. Se trata de la segunda edición del ‘Curso de técnicas robóticas para el diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata'.
En su dilatada trayectoria destaca el abordaje de los avanzados tratamientos quirúrgicos como el láser de próstata, el sistema robótico Da Vinci o la cartografía en 3D, todos orientados a potenciar la efectividad en la localización de la diana, realizar intervenciones mínimamente invasivas, más precisas y que reduzcan los riesgos, las estancias hospitalarias, los tiempos de recuperación y las secuelas post operatorias, apuntan desde el hospital.
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