Pasados seis meses de la finalización de la primera ola de la pandemia del coronavirus, el Gobierno sigue sin querer establecer un marco claro de colaboración con la sanidad privada. Es la principal queja de la patronal que critica la falta de organización y acusa al Ministerio de Sanidad de "poca implicación" en esta segunda oleada. Madrid, Cataluña, Murcia o Navarra ya han comenzado a derivar pacientes covid a hospitales privados. En otras comunidades, como Baleares, Andalucía o Valencia, son enfermos de otras patologías los que se están mandando a los centros privados para rebajar las listas de espera.
En conversación con Vozpópuli, Carlos Rus, presidente de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE), que agrupa a casi 1.300 entidades sanitarias con una representación superior al 80% de los centros hospitalarios privados del país, señala que lo deseable para una primera fase de una segunda ola es que "lo público se haga cargo de la atención no covid y los otros pacientes se deriven a los hospitales privados. Si, en una segunda fase, también nos necesitan para enfermos de coronavirus, que se haga. No es un problema, nosotros podemos despejar un hospital en un plazo de entre tres y cinco días, pero diferenciando los centros que prestan atención a esos pacientes, con una buena organización".
Rus se queja de la falta de organización en la derivación de esos pacientes. Enfermos con coronavirus que ya se están mandando a hospitales privados de Madrid, Cataluña, Navarra o Murcia. En otras comunidades, como Andalucía, Valencia o Baleares, se está optando por mandar a enfermos no covid para descender los enteros en las listas de espera cada vez más abultadas por la pandemia.
Un 10% de pacientes covid
En primera ola, la sanidad privada atendió en torno al 25% de los pacientes covid y, ahora mismo, "debemos estar en torno al 10%-15 %. Los que llegan por seguro de salud, las mutuas y los casos de derivación, que están muy concentrados", puntualiza el presidente de ASPE. La foto es ahora muy distinta: antes había una serie de comunidades muy afectadas, pero ahora la incidencia está muy repartida y hay regiones con peor situación que en marzo o abril, explica.
Madrid y Cataluña son las comunidades que más pacientes covid están derivando a los centros privados. Desde el Departamento de Salud de Cataluña indican a Vozpópuli que, según los datos facilitados por CATSALUT, en julio se han derivado 42 pacientes (4 a UCI); en agosto, han sido 69 (cuatro en la UCI) y, en septiembre, 102, de los cuales cinco a unidades de críticos.
Pacientes derivados desde el Marañón
En Madrid, Carlos Rus explica que las derivaciones se están haciendo a hospitales privados de la zona Sur, donde ha habido mayor índice de contagios. Este miércoles, la Cadena Ser desvelaba que el Hospital Gregorio Marañón está desviando enfermos de coronavirus al cercanísimo -y privado- hospital Beata María Ana, ubicado justo enfrente, por falta de personal.
Desde este centro sanitario puntualizan a Vozpópuli que esta medida "de carácter extraordinario" no se llevó a cabo por falta de personal sino para mantener la asistencia a pacientes no covid ante la situación de la pandemia y el aumento de casos. Así, durante el mes de septiembre, el centro contrató por la vía de emergencia y por un periodo de dos meses, 17 camas de hospitalización y tres de cuidados intensivos en el Beata María Ana.
Esas camas, indican desde el hospital público, permiten equilibrar la demanda asistencial derivada de la segunda ola "facilitando que el hospital continúe prestando atención, como centro de tercer nivel, a otras patologías. Las camas contratadas se han mantenido ocupadas en todo momento y se ha atendido a 51 pacientes", precisan. Agregan que, en cualquier caso, la colaboración entre centros públicos y privados es continua en una "situación como la que vivimos y permite coordinar la asistencia de una forma más equilibrada".
La patronal pide un marco estable de colaboración
Carlos Rus pide que se deje de "improvisar" e insiste en la disposición de la patronal para colaborar con la sanidad pública. Incide en la importancia de "no despreciar" otro tipo de patologías y que se dejen centros libres de covid para atender a esos enfermos. Cita como ejemplo nuevamente Baleares, Andalucía o Valencia donde se está mandando a este tipo de pacientes desde la sanidad pública a la privada.
En Baleares, señalan desde la Consellería de Salut, ya se han puesto en marcha las cerca de 8.000 derivaciones entre consultas de dermatología, resonancias y TAC de pacientes con el objetivo de rebajar las listas de espera de la sanidad pública. Según anunció recientemente la presidenta del Govern, Francina Armengol, se cubrirán 2.700 consultas de dermatología, 3.000 resonancias y 2.000 pruebas TAC.
"No hagamos a todos los hospitales covid, mantengamos nichos limpios para que, por ejemplo, un paciente oncológico pueda recibir tratamiento", señala Carlos Rus para quien el problema de base es que, pasados seis meses de la finalización de la primera ola, la sanidad privada continúa sin un marco estable de colaboración con la pública.
Esperando noticias de Illa
Señala que en su última reunión con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, el pasado junio, insistieron en la necesidad de ese marco de colaboración y que éste les emplazó a celebrar una reunión en septiembre para abordar el tema que siguen esperando. Esa indefinición del papel de la sanidad privada les inquieta y cita ejemplos de países de nuestro entorno como Alemania, Reino Unido o Francia, donde el modelo de la colaboración público-privada está perfectamente establecido.
"Tenemos 17 modelos distintos y ningún marco estable. Así que la pregunta que surge es: ¿qué comunidades autónomas han llegado a un entente con la privada en cuanto a la atención y, otra cosa importante, a la puesta a disposición de recursos de la primera ola?", inquiere. Sobre este último apartado dice que sólo Cataluña ha hecho los deberes y cita el caso de comunidades como Galicia donde asegura que se les está diciendo que reclamen el montante de esa atención al Gobierno, que fue quien decretó el estado de alarma y puso a los centros privados a disposición de la sanidad pública.
"Hay que recordar que, en la primera ola, se nos dijo que mantuviéramos las estructuras al cien por cien de funcionamiento cuando en muchos casos no había pacientes de ningún tipo", añade. El pasado abril, ASPE denunciaba que disponían de 2.200 camas de UCI que nadie estaba usando y que en Valencia, Asturias, Canarias o Galicia, no se usaban sus recursos.
"Un Gobierno retraído"
Carlos Rus apunta directamente a la falta de directrices por parte del Gobierno. "Lo vemos retraído. Ha establecido un modelo que jurídicamente permite a las comunidades tomar decisiones mayores de las que podía tomar en la primera ola, pero vemos un Gobierno viéndolo desde el escaparate, con poca implicación", apunta.
Así, dice, la sanidad privada se ha ido organizando en esta segunda oleada con cada región. "Parece que en marzo, abril y mayo éramos parte del Sistema Nacional de Salud y ahora somos el proveedor privado en función de necesidades puntuales", afirma. Señala que, por ejemplo, ya tienen un acuerdo con Cataluña. Que en Valencia se ha decidido pagar la atención a los pacientes "a precio público"; en Andalucía se han establecido unas tarifas que son voluntarias de aceptación por el centro privado o, en Aragón, se han sentado a ver qué necesidades había y han llegado a un acuerdo. ¿En Madrid?. "Estamos con una eterna negociación que no concluye", responde.
Falta de enfermeras
El máximo responsable de la sanidad privada cita "otro problema grave": la falta de profesionales de enfermería en muchos hospitales privados. Indica que, por este motivo, hay plantas de hospitales cerradas en Baleares y Madrid en centros privados. "En la primera ola, la atención covid estaba muy concentrada en una serie de comunidades -Madrid, Cataluña, País Vasco..., cita- y podíamos hasta duplicar las camas UCI. En este momento, por esa falta de enfermeras, no podríamos", afirma.
"Así que cuando escucho al ministro hablar de que no va a faltar material, pienso, muy bien, pero sí va a faltar personal, también en la sanidad pública", añade. Se queja de que muchas de esas enfermeras están haciendo labores de rastreo para las que podría contratarse a otros profesionales y que estas profesionales acudieran a los hospitales.
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