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La Justicia europea señala a GSK por posibles prácticas anticompetitivas

El laboratorio británico llegó a un acuerdo con varias compañías de genéricos para retrasar que sacaran al mercado versiones equivalentes de uno de sus medicamentos más vendidos. Ahora, la Justicia Europea cuestiona dicho acuerdo, ya que lo considera un posible "abuso de posición" 

La farmacéutica británica GSK es sospechosa de haber llevado a cabo prácticas anticompetitivas por pagar a varias compañías de genéricos a cambio de que retrasaran la salida al mercado versiones equivalentes de un antidepresivo del que acababa de perder la patente. Así lo cree la Abogada General del Tribunal del Justicia de la Unión Europea (TJUE), Juliane Kokott.

La función de la Abogada General dentro del TJUE es la de proponer al tribunal, de manera independiente, una solución jurídica a determinados casos en investigación. Aunque no es vinculante, las conclusiones de la Abogada General suelen coincidir con las de los jueces, que harán pública su sentencia en los próximos meses.

La opinión de Kokott apoya la sentencia emitida por el equivalente británico a la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), que impuso una multa de 37,6 millones de libras -equivalentes a unos 44,5 millones de euros- a la farmacéutica en 2016 precisamente por este motivo.

De acuerdo con el organismo británico, entre 2001 y 2005, la farmacéutica habría pagado -por medio de un acuerdo extrajudicial- a varias compañías de medicamentos genéricos hasta 50 millones libras con el objetivo de que retrasaran el lanzamiento de sus versiones de uno de sus fármacos más vendidos, el antidepresivo Seroxat. El medicamento, que se hizo mundialmente conocido a principios de década por ser el "nuevo Prozac", llegó a superar los 1.000 millones de dólares en ventas.

Según explica la Abogada General en sus conclusiones, esta resolución amistosa de un litigio sobre patentes puede "constituir una restricción de la competencia", al tiempo que puede "analizarse como un abuso de posición dominante". De llegar los magistrados del TJUE a la misma conclusión que Kokott, la farmacéutica británica tendría que hacer frente a una multa millonaria.

Sucesión de los hechos

En 1999, la patente principal de Seroxat caducó. Como es habitual, varias compañías farmacéuticas especializadas en genéricos comenzaron a plantearse sacar versiones de este fármaco, cuyo compuesto principal es la paroxetina. Como también es habitual, GSK, una de los laboratorios más grandes del mundo, demandó a las mismas para retrasar la comercialización.

Después de varios años de litigios, tanto los laboratorios de genéricos como GSK llegaron a "un acuerdo amistoso" bajo el cual "los fabricantes de medicamentos genéricos aceptaron, en esencia, renunciar, durante un período determinado, a entrar en el mercado con sus propios productos genéricos a cambio de pagos por
parte de GSK".

Un poco más tarde, la autoridad de competencia británica multó a la farmacéutica al considerar que dichos acuerdos suponían una violación de las leyes de competencia. GSK recurrió la sentencia de la CMA (Competitions and Markets Authority) ante el TJUE, que ahora, tras las conclusiones de la Abogada General, tendrá que dar su veredicto tras casi 20 años de batalla judicial.

Hace tres años, el Seroxat también ocupó decenas de titulares a nivel mundial al descubrirse que no era un antidepresivo asociado con el aumento del número de suicidios entre jóvenes y adolescentes. La Administración de Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) lleva desde 2004 recomendando que no se prescriba a menores de edad por este motivo.

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