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El 'Lancetgate': cómo la OMS sentenció a la hidroxicloroquina a partir de datos de un cirujano demandado por mala praxis

Un estudio causó que la OMS suspendiese ensayos clínicos a nivel mundial con este fármaco. Ahora se ha descubierto que la base de datos que utilizó es de una empresa llena de secretos 

Puede que este se convierta en uno de los mayores escándalos dentro de la comunidad científica en los últimos años. La pandemia causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha tenido muchas consecuencias, y una de ellas ha sido que debido a la imperiosa necesidad de conocer más sobre el virus, las publicaciones científicas que se han publicado durante los últimos meses no han sido sometidas al mismo escrutinio que normalmente las caracterizan.

La hidroxicloroquina ha sido uno de los fármacos de los que más se ha hablado durante estos meses. Este fármaco, creado hace años para tratar la malaria, se convirtió desde el principio de la epidemia global en uno de los tratamientos más usados por hospitales de todo el mundo, a pesar de que su eficacia no estaba demostrada.

Hace algo más de una semana, un estudio publicado en la revista The Lancet, una de las publicaciones científicas más prestigiosas del mundo, en el que apuntaban a que el uso de este medicamento estaba relacionado con un gravísimo aumento de la mortalidad en pacientes hospitalizados debido a sus efectos secundarios. El trabajo era llamativamente amplio y estaba basado en una revisión de datos anónimos de más de 96.000 pacientes en 600 hospitales de todo el mundo. Concluía que la cloroquina y la hidroxicloroquina no solo no ofrecen ningún beneficio para los pacientes, sino que pueden aumentar el riesgo de muerte un 30%.

El estudio en sí tuvo tanta repercusión que el Gobierno de Francia ha prohibido su uso en el país y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estaba liderando un estudio a escala global para analizar su eficacia, optó por suspender los ensayos clínicos. Ahora, días más tarde, se ha descubierto que el estudio en sí no sólo tiene muchísimas lagunas y problemas metodológicos, sino que la empresa que proporcionó los datos, Surgisphere, dista mucho de ser una compañía especializada en ciencia. Un escándalo que en redes sociales se ha empezado a conocer como el "Lancetgate"

Un cirujano demandado por mala praxis, un autor de ciencia ficción y una actriz de cine porno 

El estudio en cuestión está firmado por Mandeep Mehra, del Hospital Brigham de Mujeres de Boston; Frank Ruschitzka, del Hospital Universitario de Zúrich; Amit Patel, del departamento de bioingeniería de la Universidad de Utah, y Sapan Desai. Desai es el CEO de Surgisphere, la encargada de aportar los datos anonimizados de los más de 96.000 pacientes incluidos dentro del ensayo.

Desai es un cirujano que cuenta con varias demandas por mala praxis, de acuerdo con una investigación del diario británico The Guardian. Por otro lado, la compañía, que hasta ahora era una desconocida en la comunidad científica, cuenta con algo más de cinco trabajadores que no tienen formación científica alguna: entre sus filas está un escritor de libros de ciencia ficción y hasta una actriz de cine porno. Y la cosa no termina ahí.

Después de que la OMS suspendiera los ensayos, un grupo de más de 120 científicos de todo el mundo publicó una misiva en la que instaba a la OMS a revisar los datos del estudio, ya que señalaron que no estaba bien fundamentada y que los datos usados no cumplían con los estándares necesarios.

Después de revisarlo, la OMS no sólo ha reanudado los ensayos con hidroxicloroquina, sino que The Lancet ha tenido que retirar el estudio este viernes ante la controversia, lo que ha sacudido por completo a la comunidad científica. No sólo eso, sino que The New England Journal of Medicine, considerado junto a The Lancet como la 'biblia' de las publicaciones científicas, también ha optado por retirar otro estudio en el que participó Desai y en el que también se usaron historiales médicos de la base de datos de Surgisphere. 

Datos opacos e  "incluso inventados"

El principal problema del estudio, según explica a Vozpópuli el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, Antonio Antelas, eran los datos que proporcionó Surgisphere. Desde un primer momento la compañía se negó en todo momento a facilitar las bases de datos donde recogía su información. "Eso es algo es nada común, normalmente cuando se publica un estudio de estas características, también se permite el acceso a la base de datos, sobretodo si tiene una trascendencia como tiene este estudio", apunta Antelas.

Al presentar el estudio, Surgisphere alegó en diversas ocasiones que contaba con una de las bases de datos más grandes de historiales médicos de hospitales de todo el mundo. No obstante, varios centros que aparecen en dicha fase de datos han asegurado públicamente no tener relación con ese estudio.

La base de datos era asombrosa, no sólo por el tamaño de la muestra, sino por el hecho de que participaban centros médicos de todo el mundo. De hecho, una de las cosas que más le llamó la atención al doctor Antela fue la "asombrosa rigurosidad" con la que el estudio pudo contar con datos de hospitales en África "que en general no están tan adaptados para participar en estudios que requieren esta tecnología".

"Hay muchos investigadores que no sólo critican que existan deficiencias metodológicas en el estudio, sino que opinan que los datos son inventados, directamente", explica. En la investigación publicada por The Guardian, varios expertos del sector han llegado a asegurar que la compañía en sí "apareció de la nada" por lo que están convencidos de que la base de datos en sí podría ser una estafa.

La falta de revisión, el gran problema de la ciencia en la pandemia

¿Cómo es posible que esto ocurra en una publicación del nivel de The Lancet? "La realidad es que esto ocurre en un contexto en el que hemos comprobado que se ha bajado mucho el listón en cuanto a la exigencia y en cuanto a la revisión de los artículos científicos que se han publicado durante esta pandemia", señala el jefe de infecciosas del complejo hospitalario gallego.

"Esta pandemia ha generado una necesidad imperiosa de tener datos para poder tratar a estos pacientes ha hecho que haya un aluvión incesante de publicaciones científicas que han pasado sin demasiado control antes de ser publicados", añade.

¿Es seguro el fármaco?

Pero entonces, ¿la hidroxicloroquina es o no es segura? La realidad, según señala Antelas, es que por el momento ningún fármaco ha demostrado ser eficaz al 100% en el tratamiento de la covid-19, pero eso no quiere decir que sea tan peligrosa como apuntaba el famoso estudio, por lo que espera que el recién reanudado ensayo clínico de la OMS resuelva las dudas.

"¿Cuál es nuestra experiencia personal? Nosotros aquí hemos tratado a nuestros pacientes con hidroxicloroquina y no hemos visto los terribles efectos adversos que se citan en el estudio. Obviamente, habríamos dejado de usarla", añade. De acuerdo con un informe publicado recientemente por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), en torno al 85% de los pacientes hospitalizados por covid-19 en España ha recibido este fármaco. Un porcentaje que es muy similar en muchos otros países, ya que es el tratamiento de referencia.

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