Esta semana se han cumplido cinco años del comienzo del COVID-19, un monstruo que segó millones de vidas, la economía y la forma de vivir de la gente. En Vozpópuli hacemos un repaso de la lecciones no aprendidas desde que empezó todo: cosas que no sirvieron para nada, el informe del Congreso de Estados Unidos, el negacionismo, las teorías de conspiración...
Aquello fue un "verdadero monstruo, invasivo y peligroso", un "tsunami" imposible de frenar: el coronavirus, que arrasó en su gigantesca primera ola con todo lo que se le puso por delante, es ahora una infección respiratoria más que "está bajo mínimos", pero que cuando llegó fue para quedarse. El 31 de enero de ese año España confirmó en un turista alemán de La Gomera la presencia de un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae, el SARS-CoV-2, del que había informado justo un mes antes la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de la ciudad china de Wuhan. Todo lo que vino después suena a ciencia ficción: casos, sospechas, contactos estrechos, curva, pico, mascarilla y gel hidroalcohólico, antígenos, PCRs, ARN mensajero, variantes, inmunidad de rebaño, rastreadores, confinamiento, estado de alarma, la desescalada, los paseos, los convivientes, los toques de queda, las restricciones, los brotes y rebrotes, la nueva normalidad... Términos científicos y políticos para el ciudadano de a pie que monopolizaron la vida diaria. El director general de Salud Pública y Equidad en Salud, Pedro Gullón; el coordinador del Servicio de Urgencias del Hospital del Henares y miembro del Grupo de Infecciones de Semes (INFURG), Martín Ruiz Grinspan, y el médico de Familia y portavoz de SEMG Lorenzo Armenteros repasan con EFE el estallido de una pandemia anunciada y esperada. Lo que sorprendió fue el bicho que la desató.
En España, el 14 de marzo de 2020, con cerca de 6.000 positivos y 136 muertos, el Gobierno declara el estado de alarma y con él el confinamiento excepto para quienes vayan a trabajar, comprar en farmacias, supermercados o pasear mascotas. Durante meses la esperanza había estado puesta en la llegada de la vacuna. El 27 de diciembre Araceli Hidalgo, una mujer que vivía en una residencia de Guadalajara, fue la primera española en recibirla. Ese día había 1.928.265 casos confirmados y 50.837 fallecidos. No obstante, este último acontecimiento tiene una doble cara. El rápido desarrollo de las vacunas alimentó la gestación de teorías conspirativas. Grupos negacionistas, amplificados por personajes públicos, políticos de ultraderecha y redes sociales, utilizaron el miedo de la gente para promover la idea de que las vacunas eran peligrosas o parte de un plan de control mundial.
A propósito de todo esto, ¿qué fue de Fernando Simón? El médico epidemiólogo español se convirtió al inicio de la pandemia en una cara conocida por todos los españoles. Actualmente, sigue siendo director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES).
La vida salvaje recuperó terreno y los cielos se limpiaron
Otro aspecto, positivo esta vez, sorprendentemente, fue que las restricciones por la pandemia redujeron las emisiones contaminantes y dejaron que la vida salvaje recuperara terreno conquistado por los humanos, pero las lecciones aprendidas de aquel efímero respiro medioambiental se han dejado atrás y cinco años después todo sigue como antes.
La gente se confinó en casa, el teletrabajo ahorró millones de desplazamientos terrestres y sus consecuentes emisiones, y el tráfico aéreo se desplomó. El impacto en los cielos quedó patente: las imágenes captadas por la Agencia Espacial Europea en las primeras semanas mostraron una caída de entre un 40% y un 50% de las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) en las principales ciudades del continente, tendencia similar a la que apreció la NASA en regiones como China o Estados Unidos. Un informe posterior de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que las emisiones de CO2 de origen fósil se redujeron un 5,6% a nivel global en 2020. En España, la caída fue incluso más acentuada: los gases de efecto invernadero se desplomaron un 14,6%, como recoge el Inventario Nacional de Emisiones a la Atmósfera que publica el Ministerio de Transición Ecológica.
Con la actividad humana en cuarentena, los animales salvajes salieron de su propio confinamiento. Los delfines volvieron a nadar en los canales de Venecia, los ciervos y los jabalíes regresaron a las ciudades y hasta un oso pardo se paseó por las calles de una aldea de Asturias. Un estudio publicado en 2023 en 'Science', con aportaciones de 175 científicos de todo el mundo, a partir de datos de mamíferos terrestres monitorizados por GPS, reveló que en los primeros meses de la pandemia estos animales recorrieron distancias hasta un 73% más largas y se acercaban un 36% más a las carreteras. "La respuesta fue muy rápida, vemos que los animales tienen la capacidad de adaptarse rápido a estos cambios", explica a EFE Nuria Selva, investigadora del Instituto de Conservación de la Naturaleza de la Academia de Ciencias Polaca y una de las científicas que participó en el estudio. Los cambios fueron más evidentes en las zonas de gran presión humana, cuenta Selva, que señala que su equipo también registró "diferencias significativas" de los niveles de estrés durante el confinamiento en muestras de heces de rebecos. La pandemia no solo favoreció la vida salvaje. Las ventajas de estar confinado con una mascota, desde salir a pasear con el perro hasta los beneficios emocionales, dispararon la cifra de animales de compañía. Según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (Anfaac) y de Veterindustria, entre 2019 y 2021 el número de perros y gatos en España aumentó un 38%.
Todo hizo pensar que el ser humano había encontrado el camino para tener una mejor relación con el medioambiente, pero nada más lejos de la realidad. En cuanto a protección de la biodiversidad estamos incluso "peor" que antes, alerta Selva, porque aunque valoramos más las zonas verdes y parques de las ciudades, que fueron un "escape" en la pandemia, los espacios naturales se han turistificado. "Hay que empezar a pensar que hay que limitar el acceso en zonas naturales que tienen importancia para la conservación", defiende la investigadora. El respiro histórico de las emisiones también duró poco y no retrasó el avance del cambio climático, alertó en un informe la OMM sobre 2021. "Las emisiones de dióxido de carbono están aumentando de nuevo rápidamente luego de una disminución pasajera debida a la desaceleración de la economía y no se acercan en absoluto a las metas de reducción. Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera se mantienen en niveles sin precedentes y condenan al planeta a un peligroso calentamiento futuro", avisaba el documento.
Pese a todo lo arriba mencionado, hay ecologistas que consideran que sí se sacaron algunas lecciones positivas de la pandemia: "Se consiguieron en ese año unas reducciones de emisiones muy importantes que se pueden repetir en el futuro", señala a EFE el responsable de la campaña contra el Cambio Climático de Greenpeace España, Pedro Zorrilla. Zorrilla insiste en que el COVID-19 probó que "un plan de choque de políticas públicas es efectivo" y que los cambios son posibles, pero "falta ambición política e inteligencia para aplicarlas". En el caso de las emisiones, Greenpeace calcula que España debería reducirlas un 7,6% anualmente para cumplir el objetivo de no sobrepasar 1,5 grados de calentamiento respecto a la era preindustrial. El año de la pandemia se redujeron el doble.
Informe de la Cámara de Representantes de Estados Unidos
Imagen de archivo del Capitolio. EFE
En Estados Unidos, el panel COVID-19 del Comité de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes publicó el pasado diciembre su informe final después de una investigación de dos años, en el que indica que la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la pandemia "fue un fracaso rotundo" y que su origen probablemente surgió de una "fuga" de un laboratorio en Wuhan. El informe creado por un equipo bipartidista señala que la respuesta de la OMS a la pandemia "fue un fracaso rotundo porque cedió a la presión del Partido Comunista Chino y puso los intereses políticos de China por delante de sus deberes internacionales". El informe final de más de 500 páginas "sobre las lecciones aprendidas y el camino a seguir" también indica que "no hubo evidencia concluyente de que las mascarillas protegieran efectivamente a los estadounidenses" o que "los confinamientos prolongados causaron un daño inconmensurable no solo a la economía estadounidense, sino también a la salud mental y física de los estadounidenses".
El estudio resalta el éxito de algunas medidas que tomó el entonces presidente, el republicano Donald Trump, como las restricciones de viaje internacionales, y critica otras que puso en marcha el demócrata Joe Biden cuando llegó al poder en enero de 2021. Entre las críticas a la Administración Biden se cita el empleo de métodos "antidemocráticos y probablemente inconstitucionales (como presionar a las empresas de redes sociales para que censuraran determinados contenidos sobre la COVID-19) para luchar contra lo que consideraba desinformación" o que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) "apresuró la aprobación de la vacuna contra para cumplir con el plazo arbitrario de la Administración Biden.
El informe se realizó después de más de 30 entrevistas a expertos y funcionarios, 25 audiencias y la revisión de más de un millón de páginas de documentos. "Este trabajo ayudará a los Estados Unidos y al mundo a predecir la próxima pandemia, prepararse para la próxima pandemia, protegernos de la próxima pandemia y, con suerte, prevenir la próxima pandemia", escribió en una carta al Congreso el presidente del Comité, el republicano de Ohio Brad Wenstrup.
Teorías de la CIA
Recientemente, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) informó que ve "más probable" que la pandemia se originara por una fuga de un laboratorio chino que por causas naturales, aunque tiene "poca confianza" en su conclusión. Así se desprende de un reporte elaborado durante la pasada Administración Biden y publicado, a instancias del Congreso, por el nuevo director de la CIA, John Ratcliffe, bajo el nuevo Gobierno de Trump.
Cinco años después de que estallara la pandemia que puso en jaque al planeta, el origen del coronavirus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19 continúa siendo un misterio. La OMS sigue reclamando a China más información, mientras Pekín asegura que ha entregado todos los datos de los que dispone. Las principales hipótesis son la del contagio a los humanos a través de animales que se vendían en el mercado de Wuhan -desde el principio se habló de murciélagos o del pangolín- y la fuga de un laboratorio de investigación chino.
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fede_merino
02/02/2025 00:45
Muchos no olvidaremos las mentiras y manipulación durante la plandemia de muchos medios de información; entre ellos de Voz Pópuli.