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El lío de las mutaciones del virus: ¿realmente hay una cepa nueva más peligrosa y que se transmite más rápido?

Un nuevo estudio afirma que hay una nueva cepa del coronavirus mucho más violenta que la original, pero la mayor parte de la comunidad científica ha desestimado esta teoría

¿Y si Europa tuviera tantos contagios y fallecidos porque el SARS-CoV-2 ha mutado y es más peligroso que al principio de la pandemia? Esta teoría, presentada en un controvertido estudio científico norteamericano, ha sacudido a la comunidad científica, que en su mayoría ha descartado sus resultados. 

Esta nueva polémica científica comenzó el pasado jueves, día en el que un grupo de científicos del Laboratorio Nacional de los Álamos, en Estados Unidos, publicó un un trabajo en el que establecen que existe una nueva cepa del coronavirus mucho más agresiva que la original. Según explican en el estudio, en algún momento del pasado mes de febrero, el SARS-CoV-2 sufrió una mutación, se volvió más virulento y empezó a extenderse rápidamente por el continente europeo.

De confirmarse, podría dificultar mucho el desarrollo de la vacuna. No obstante, los resultados de este informe han sido recibidos con mucho escepticismo entre la comunidad científica, que en los últimos días ha criticado la falta de revisión de muchos de estos estudios y la rapidez con la que se realizan, lo que provoca más confusión que claridad en la investigación del brote de coronavirus en muchos casos. El trabajo de los investigadores de Nuevo México podría ser un ejemplo de ello.

En el documento, los investigadores aseguran haber identificado una nueva cepa del coronavirus mucho más agresiva y contagiosa que la original. Según establecen, esta cepa se habría vuelto la predominante a nivel mundial desde mediados de marzo, lo que explicaría el terrible impacto de la covid-19 en los países occidentales. 

El estudio es preliminar y no ha sido revisado

Los argumentos que presentan los escépticos con el informe son varios. Por un lado, es fundamental puntualizar que se trata de lo que se conoce como un preprint, es decir, un informe preliminar que no ha sido revisado por otros expertos. Esto implica que sus resultados no han sido validados todavía y por tanto, no pueden considerarse evidencia científica sólida.

El trabajo, de 33 páginas, fue publicado el pasado jueves en el servidor BioRxiv, una plataforma que los investigadores utilizan para compartir sus trabajos antes de ser sometidos a revisión. Según establecen en el propio estudio sus autores, optaron por compartirlo para avisar al resto de científicos para que adaptasen las vacunas en curso a la nueva cepa.

¿Los virus mutan? Sí, suelen mutar de manera natural. No obstante, estas mutaciones no tienen por qué implicar cepas más agresivas o distintas del virus original

No es la primera vez que un grupo de investigadores cree haber identificado variantes del SARS-CoV-2. El pasado 2 de marzo, un grupo de científicos chinos publicó otro de estos estudios en el que garantizaba haber detectado dos cepas del coronavirus, pero tuvieron que dar marcha atrás en sus conclusiones.

Los virus mutan, pero no hay una cepa más peligrosa

Por otro lado, el principal motivo de conflicto es el hecho de que los investigadores norteamericanos aseguren que esta mutación ha provocado una versión más agresiva del virus, a modo de explicación ante el grave impacto que ha tenido entre la población europea y estadounidense. Ahí es donde la mayor parte del resto de científicos discrepan. 

¿Los virus mutan? Sí, suelen mutar de manera natural. No obstante, estas mutaciones no tienen por qué implicar cepas más agresivas o distintas del virus original. Esto se debe a que medida que se propagan por las poblaciones, suelen producirse cambios en su secuencia genética como consecuencia de su expansión. No obstante, la mayoría de estas 'modificaciones' que sufren los virus no tienen impacto alguno en su agresividad o virulencia.

De hecho, un grupo de investigadores del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de Glasgow, ha respondido al estudio alegando que no hay evidencia alguna de que el virus haya mutado en una nueva cepa más agresiva y califican las conclusiones de los norteamericanos de ser "infundadas".

Para llegar a esta conclusión, el equipo escocés ha analizado a fondo el genoma del virus en miles de muestras del patógeno. En sus conclusiones, determinaron que si bien el virus ha sufrido diversas mutaciones, estas no implican un cambio funcional en el virus. Es decir, a día de hoy, sólo hay un tipo de  SARS-CoV-2 circulando por el mundo.

Oscar MacLean, doctor del Centro de investigación de virus de la Universidad de Glasgow, asegura en su informe que al analizar la extensa variación de la secuencia genética presente en los genomas del virus SARS-CoV-2, "el análisis evolutivo muestra por qué las afirmaciones de que hay múltiples tipos de virus circulando actualmente son infundadas ".

Conocer las mutaciones, clave para determinar el 'paciente cero'

No obstante, aunque las mutaciones del virus no impliquen un riesgo añadido, conocer cómo funcionan y cómo se está propagando resulta clave para rastrear el patrón que ha seguido hasta convertirse en una pandemia. De hecho, de acuerdo con las conclusiones de otro estudio, esta vez llevado a cabo por un equipo del University College de Londres, el virus podría haber sufrido ya cerca de 200 mutaciones.

Según establecen, si bien estas mutaciones no hacen al virus más peligroso, sí que dificultan descubrir quiénes son los famosos "pacientes cero" de cada país. "Todos los virus mutan de forma natural. Las mutaciones en sí mismas no son malas y no hay nada que sugiera que el nuevo coronavirus está mutando de una forma más rápida o lenta de lo esperado, o que se está volviendo más letal o contagioso", han comentado los investigadores de este último estudio, publicado en la revista 'Infection, Genetics and Evolution'. 

A pesar de que estos pequeños cambios genéticos complican el rastreo del virus, los investigadores de la University College de Londres han descubierto que no se han distribuido uniformemente a través del genoma del virus. Esto implica una buena noticia de cara al desarrollo de una vacuna, ya que algunas partes del genoma tenían muy pocas mutaciones. Si la vacuna se enfoca en estos fragmentos del SARS-CoV-2, puede funcionar a pesar de las mutaciones. 

"Un desafío importante para vencer a los virus es que una vacuna o un medicamento podrían no ser efectivos si el virus ha mutado. Si enfocamos nuestros esfuerzos en partes del virus que tienen menos probabilidades de mutar, tenemos una mayor probabilidad de desarrollar medicamentos que será efectivo a largo plazo", concluyen en el texto. 

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