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Oryzon, cada vez más cerca de salir al Nasdaq gracias a su tratamiento contra el Alzhéimer

La biotecnológica es la única empresa española con dos estudios en fase II contra esta enfermedad, de los que esperan presentar resultados en la primavera de 2020 

La compañía biotecnológica española Oryzon Genomics está cada día un paso más cerca de alcanzar uno de sus mayores objetivos: lanzarse al parqué de Wall Street y comenzar a cotizar en el Nasdaq. Esta salida podría producirse a finales del año que viene, coincidiendo con la publicación de los resultados de unos de sus ensayos clínicos más ambiciosos: el de un nuevo fármaco contra el Alzhéimer.

El Alzheimer se ha convertido en los últimos años en el gran desafío de la industria farmacéutica, con más de 46 millones de personas afectadas por demencia a nivel mundial, una cifra superior a la población de España. Según la Organización Mundial de la Salud, la tendencia es que para 2050, el número de enfermos ascienda a 130 millones de personas.

De acuerdo con los últimos estudios disponibles, la tasa de fracaso en los ensayos clínicos de nuevos medicamentos contra el Alzheimer es de un 99,6%. Es decir, apenas uno de cada 100 nuevos fármacos que se testan obtienen resultados positivos, por lo que esta patología se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza del sector.

A día de hoy, Oryzon es la única empresa española que cuenta con con dos estudios en fase II investigando esta enfermedad

Pero a Carlos Buesa, CEO de Oryzon Genomics, no le asusta la dificultad que entraña esta tarea. Ha optado por “lanzarse a la piscina”, tal y como cuenta en una entrevista concedida a Vozpópuli.

A día de hoy, Oryzon es la única empresa española que cuenta con con dos estudios en fase II investigando esta enfermedad. Las dos investigaciones tienen como protagonista una de sus moléculas estrella, bautizada como Vafidemstat (ORY-2001) que ya ha presentado resultados positivos en enfermedades como cáncer. Ahora, desde Oryzon quieren demostrar su efectividad como posible solución al Alzhéimer, para lo que están destinando más del 75% de sus inversiones.

"Visión novedosa"

“Queremos aportar una visión novedosa desde el punto de vista científico a lo que ha sido hasta el momento la aproximación del resto de la industria, que ha sido una aproximación muy poco exitosa”, apunta Buesa. El primer estudio se llama REIMAGINE-AD, y está dirigido a enfermos en estadio moderado y severo. El principal objetivo de esta primera investigación es tratar de moderar las tendencias agresivas que muchos de enfermos de Alzhéimer desarrollan en estadios avanzados de la enfermedad.

“Esto supone algo muy traumático para los familiares, los cuidadores y acelera el aislamiento social del paciente. Es la razón número uno por la que estos pacientes acaban institucionalizados”, explica Buesa. “Si podemos demostrar que con nuestro fármaco estos síntomas mejoran, estaríamos mejorando la calidad de la vida de los pacientes, de los cuidadores y de hasta los familiares”, añade. Por el momento, de acuerdo con sus cálculos, esperan poder publicar resultados concluyentes en la primavera de 2020.

También por esa época saldrán a la luz los primeros resultados de su segundo estudio sobre Alzhéimer, bautizado como ETHERAL, destinado a enfermos en estadio leve. Esta investigación es “mucho más ambiciosa” y que se está llevando a cabo en tres países distintos con más de 120 pacientes de 17 hospitales. El estudio está avanzando de tal manera que recientemente han logrado la aprobación de la agencia norteamericana del medicamento, la FDA, por lo que ahora mismo están reclutando pacientes en tres hospitales estadounidenses distintos para llegar a un total de 150 pacientes.

La clave del Alzhéimer es la epigenética 

Ambos estudios se centran en Vafidemstat. A ojos de Buesa, la clave de la cura contra el Alzhéimer no sólo reside en esa molécula, sino en el aplicar la epigenética a esta patología neurodegenerativa, algo que nunca antes se había hecho. “Lo que hace nuestro fármaco es resetear el programa genético de las neuronas, haciendo que los genes que se expresan en la plasticidad neuronal -que es lo que hace que las neuronas puedan hablar unas con otras- se puedan comunicar mejor”, explica.

De esta manera, se produce un cambio en la anatomía de las neuronas, que mejora notablemente la capacidad de memorizar de los pacientes, así como su comportamiento. Por el momento asegura que están “muy animados” por lo que si todo va bien, esperan poder presentar resultados definitivos de su ensayo ETHERAL a finales del año que viene.

Un momento en el que, de presentar resultados positivos, probablemente anuncien su salida al Nasdaq. “Tenemos un compromiso total con el mercado norteamericano y la salida al Nasdaq la haremos cuando las circunstancias permitan una salida óptima, no antes. Es verdad que el año que viene estamos esperando resultados muy potentes, podrían ser perfectamente el detonante”, reconoce Buesa.

Según explica Buesa, son perfectamente conscientes de las dificultades que implica dar el salto al parqué de Wall Street, donde tendrá que competir con compañías biotecnológicas mucho más potentes y con el aval de prestigio que supone haber salido de instituciones como el MIT o la Clínica Mayo, conocidas en todo el mundo. “Hay muchas más barreras de entrada, evidentemente”, apunta.

Altibajos financieros 

A pesar de que la compañía se encuentra “mejor que nunca” a nivel clínico, Oryzon Genomics sufrió un gran varapalo en bolsa hace apenas dos meses, cuando anunció una ampliación de capital de 20 millones de euros, que fueron financiados en su mayoría por el banco de inversión norteamericano Jefferies. “Ahora mismo la economía está bien financiada, por lo cual uno se esperaría que los mercados le recompensasen”, afirma.

La biotecnológica catalana registró unas pérdidas de casi 1,8 millones de euros durante la primera mitad de este año, en comparación con los 557.529 euros que ganó durante el mismo periodo en 2018, lo cual sigue siendo un beneficio modesto. A cierre de junio, el resultado de explotación fue negativo en 2,24 millones, mientras que en 2018 lo fue en 1,46 millones, mientras que sus ingresos ascendieron un 22,8%, hasta 4,4 millones de euros.

No obstante, Buesa se mantiene positivo y asegura que tiene “plena confianza” en que la compañía terminará “recogiendo lo que está sembrando”, algo que se terminará reflejando en su valor tarde o temprano.

Recalca que la falta de apoyo institucional que hay en España no debería ser una cuestión política, al igual que pasa en muchos otros países, como EEUU y Reino Unido, donde cuentan con múltiples programas de financiación -muchos de ellos incluso a fondo perdido- para fomentar el desarrollo de un ecosistema potente dedicado a la biomedicina. ´”Lo que ellos reconocen es que el sistema de investigación biofarmacéutica no es una industria, es un activo nacional”, señala.

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