Los casos de coronavirus se están disparando, sobre todo en China y Estados Unidos, donde han aparecido dos variantes predominantes de ómicron: la B.F.7 y la XBB.1.5, a la que algunos denominan Kraken. ¿Qué debemos tener en cuenta respecto a la vacunación?
Variantes y subvariantes de ómicron: ¿qué sabemos de ellas?
Desde que surgió la variante de SARS-CoV-2 ómicron, denominada científicamente B.1.1.529, y desplazó a predecesoras como alfa o delta, no han aparecido otras nuevas. Pero sí han surgido subvariantes (o sublinajes) de ómicron. En verano, circulaban en Europa BA.2, BA.4 y BA.5. Esta última era la dominante, ya que tenía alta capacidad de transmisión, aunque causaba una forma leve de la enfermedad.
Sin embargo, con la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas –y dado que SARS-CoV-2 se comporta como un virus estacional–, el número de casos de covid ha subido, sobre todo en China y EEUU. En el país asiático, la variante predominante sigue siendo BA.5, pero ha aparecido un sublinaje, B.F.7, probable responsable del altísimo número de casos esta Navidad.
En cuanto a EEUU, la aparición de XBB.1.5, bautizada como Kraken, explicaría el salto de producir del 2% al 27% de las infecciones totales en solo un mes. Esta subvariante se ha secuenciado en un número significativo de casos en 38 países, como Reino Unido y Dinamarca.
La razón de esta explosión de infecciones se debe a que presenta la mayor capacidad de transmitirse de todas las variantes ómicron. Su diferente denominación indica que ha surgido de una recombinación de otros dos sublinajes: BA.2.10 y BA.2.75. La caracteriza una mutación en la proteína spike (S486P), es decir, precisamente en la zona de unión al receptor de las células.
Sin embargo, no es predecible que se convierta en la subvariante dominante, ni en EEUU ni en Europa, como sostiene el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades.
¿Debemos preocuparnos por la aparición de estas subvariantes?
En realidad, la aparición de subvariantes es algo normal en los virus que circulan entre la población. Lo mismo ocurre en invierno con los virus estacionales, ya que su estrategia es mutar. A esto se une que las personas pueden infectarse con distintas variantes del SARS-CoV-2 a la vez, lo que favorece que las variantes se recombinen entre sí y originen subvariantes como XBB.1.5, detectada en octubre de 2022.
¿Qué podemos hacer para mantener bajas las cifras de virus circulantes, especialmente en invierno? Vacunarse es una muy buena medida. Por eso se ha propuesto en otoño de 2022 que los grupos de riesgo se inmunizaran con una nueva dosis de refuerzo. Actualmente en España ya se ha cubierto a la franja de mayores de 60 años.
¿Por qué ha surgido esta explosión de casos en China y en EEUU?
La situación de ambos países es diferente. En China, la población llevaba confinada durante toda la pandemia por la estrategia denominada “covid cero”. Por eso, la población no ha tenido exposición al virus, solo contactos entre habituales.
A esto se une una tasa de vacunación completa en mayores de 65 años no superior al 40%. Por otro lado, las vacunas utilizadas y fabricadas en China (Sinovac y Sinopharm, ambas del tipo de virus inactivados) son mucho menos eficaces: un 58% de eficiencia frente a infección sintomática y 79 % para casos graves. Eso las aleja de las inmunizaciones utilizadas en Occidente, ya sean de ARN (Pfizer o Moderna, con eficiencias entre el 93 y el 98 %) o de adenovirus (Astrazeneca o Jansen, entre el 80 y el 92 %).
Las vacunas fabricadas en China requieren más dosis para obtener cierta protección y es aconsejable combinarlas con otras de RNA o proteína, lo que no ha sucedido en este país. Todo esto explica que, tras el fin del confinamiento, los casos se hayan disparado.
En EEUU, como la población no ha sido confinada más que los tres meses iniciales, sus ciudadanos han estado expuestos posteriormente a virus circulantes. Además, se ha vacunado con pautas completas en porcentajes adecuados a un 69% de la población, y el 15,4% de personas de cinco años o más han recibido dosis de refuerzo.
Es verdad que el número de casos ha subido mucho en el último mes, con más de 38.000 hospitalizaciones en la actualidad. Sin embargo, esta situación era esperable tras el final de las fiestas navideñas, donde hay más interacciones en sitios cerrados. A eso se suman las bajas temperaturas del invierno, que facilitan la circulación de virus circulantes, y la aparición de una subvariante de más transmisión, la citada XBB.1.5.
Las recomendaciones son aumentar las tasas de vacunación en aquellas personas con pautas incompletas y potenciar las dosis de refuerzo de los mayores de 65 años e individuos con alguna inmunosupresión.
¿Hay motivos para alarmarse?
La situación actual en España es mucho mejor: un 92,9% de los mayores de 12 años tienen la pauta completa de vacunación y un 55,7% de la población ha recibido las dosis de recuerdo. Además, el 56% de los menores entre 5 y 11 años tiene un pinchazo.
A comienzos de enero, las estadísticas indicaban que los nuevos casos diagnosticados eran 9.220, de los que 3.520 requirieron hospitalización por covid y 231, ingreso en UCI.
Esos datos apuntan a que el panorama es bueno y que la llegada de pasajeros de países con altas cifras de infección no debe ser motivo de alarma. Sin embargo, debido a la falta de datos, recabar tomas de covid a viajeros procedentes de China para secuenciarlas es científicamente interesante si queremos conocer la evolución de subvariantes ómicron.
¿Nos protegen las vacunas frente a las nuevas variantes y subvariantes?
Las compañías Pfizer/Biontech y Moderna pusieron a disposición de los países las vacunas bivalentes para la vacunación de refuerzo en otoño. Además de proteger frente al virus SARS-CoV-2 original, inmunizan frente a las variantes ómicron BA.1, BA.2, BA.4 y BA.5. En España, la vacuna de refuerzo elegida fue la bivalente de Pfizer/Biontech para la población mayor de 65 años.
Para aquellas personas con alto grado de inmunosupresión que no responden bien a las vacunas, está disponible el fármaco Evusheld, que combina dos anticuerpos monoclonales humanos (tixagemimab y cilgavimab) que se dirigen a la proteína spike del virus SARS-CoV-2.
Sin embargo, este fármaco puede no proteger frente a variantes y subvariantes ómicron, por lo que se recomienda a esos pacientes utilizar mascarillas y estar muy pendientes de los síntomas de contagio.
En cuanto a las vacunas de refuerzo y su capacidad de protección frente a las subvariantes, dos estudios recientes detallan que estas inmunizaciones generan buena inmunidad humoral, de anticuerpos, y sugieren una adecuada inmunidad celular frente al virus, especialmente en la respuesta de linfocitos citotóxicos, CD8.
El primer estudio analizó la capacidad de las vacunas RNA bivalentes de refuerzo para inducir anticuerpos neutralizantes frente a las variantes y subvariantes BA.2.75.2, BQ.1.1 y XBB. Según sus resultados, las personas que recibieron dosis de recuerdo con dichas vacunas estaban mejor preparadas para que sus anticuerpos neutralizaran a las subvariantes ómicron que quienes las obtuvieron con las vacunas monovalentes originales.
El otro trabajo evaluaba la inmunidad celular generada por las variantes BA.1, BA.2, BA.4 y BA.5 y la cepa ómicron original. Este estudio demostró que ninguna variante escapaba de la inmunidad, ya que las regiones de la proteína Spike que inducían la mejor respuesta citotóxica de inmunidad celular eran iguales en todas las variantes. Esto no había cambiado desde la cepa original, lo que significa que dichas regiones están conservadas en el virus y sus variantes. La razón es que el patógeno no las necesita para entrar en la célula, que es donde se acumulan las mutaciones.
Todos estos hallazgos hacen que científicos y académicos confíen en la protección de las vacunas RNA bivalentes frente a las variantes y subvariantes ómicron. De todos modos, aún no se han revelado los resultados del estudio SWITCH ON entre el personal sanitario, que revelará la inmunogenicidad completa que inducen la dosis de refuerzo con vacunas bivalentes.
En definitiva, el único mensaje a transmitir es tranquilidad. En primer lugar, hay que continuar con la pauta de dosis de refuerzo para que el grupo de mayores de 50 años refuerce su protección al virus y evitar números altos de virus circulantes. Y en segundo lugar, debemos aplicar el sentido común con otras medidas de prevención como la recomendación de la OMS del uso de mascarillas en interiores y transporte público, y a ser posible, trabajar por una mejor calidad del aire en interiores.
Carmen Álvarez Domínguez, Bioquímica y bióloga molecular, inmunológa, experta en vacunas y profesora de investigación en Procesos Sanitarios en la Facultad de Educación y en Avances en Enfermedades Infecciosas y terapia antimicrobiana en la Facultad de Ciencias de la Salud, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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