Este martes ha salido a la luz un estudio llevado a cabo por el doctor Pere Clavé, del Hospital de Mataró en Barcelona, que ponía de relieve un dato hasta ahora desconocido: la mitad de los pacientes que tienen que ser hospitalizados por covid-19 sufren lo que se conoce como disfagia orofaríngea, mientras que el 75% presentan desnutrición.
Clavé, experto en este campo, liderará en los próximos días un ensayo clínico en su hospital en el que participarán más de 200 pacientes, donde quiere analizar los motivos que causan la aparición de la desnutrición y la disfagia en los enfermos graves por covid-19. Para ello, contará con la colaboración privada de Nutricia, del grupo Danone.
¿En qué consiste exactamente la disfagia? Se trata nada más y nada menos que la dificultad aguda a la hora de tragar. Este trastorno, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se caracteriza porque las personas que la sufren presentan enormes dificultades para trasladar de manera segura y eficaz la comida desde la boca al esófago. Como consecuencia, tienen muchísimos problemas a la hora de ingerir alimentos.
¿Por qué aparece?
Todavía lo desconocen, según explica Clavé. No obstante, creen que puede estar relacionado con la disfunción sensorial y neurológica que causa también las pérdidas del olfato y del gusto.
Desde la comunidad científica se están realizando aportaciones de evidencia para que la OMS valore la disfagia como un posible síntoma asociado a la covid-19, como ya ha sucedido con la anosmia (pérdida del olfato) y la disgeusia (pérdida del gusto).
Según ha explicado Clavé, el objetivo de poner en marcha una investigación clínica es poder conocer hasta qué punto afecta la disfagia o DO -según sus siglas- y el riesgo nutricional que conlleva en los pacientes con covid-19. Él y su equipo quieren analizar, además, si se podría poner en marcha algún tipo de tratamiento que frene estos síntomas.
Por otro lado, también quieren estudiar si los pacientes que sufren disfagia tienen peor pronóstico: es decir, si sufren más secuelas, son proclives al reingreso hospitalario o si desarrollan antes una infeción respiratoria.
"Hemos podido observar que estos pacientes son de media diez años más jóvenes que los que tenemos habitualmente ingresados en el hospital por otras causas, como ictus, neumonías bacterianas o cardiopatías, entre otros motivos, lo que nos ha impresionado, dada la prevalencia y la severidad de los hallazgos", ha apuntado el doctor.
Ha considerado que esta evidencia clínica le ha permitido "ser conscientes del terrible impacto de la disfagia y sus complicaciones, como deshidratación, malnutrición e infección respiratoria". A su juicio, "es básico prepararnos para una nueva oleada de la pandemia, a la hora de mejorar protocolos para dar respuesta clínica en el manejo de pacientes que ingresen con disfagia".
Se trata, ha añadido, "de pasar de la actitud actual más bien reactiva que pretende tratar la malnutrición, deshidratación o infección respiratoria cuando ya se han producido, a una actitud más proactiva que pretende intervenir más precozmente para evitar precisamente que se produzcan estas complicaciones".
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