Parece que ha ocurrido siempre, pero hay determinadas rutinas que se extendieron por los aeropuertos tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Hasta entonces, no era necesario subir los líquidos a la cabina del avión en bolsas de plástico transparentes ni había que movilizar varias bandejas para separar los zapatos de los equipos electrónicos y la chaqueta. Los tiempos han cambiado y la burocracia aeroportuaria ha hecho imposible que, como hace medio siglo, las personas pudieran despedirse a pocos metros de la puerta de embarque. Tras la crisis del coronavirus, podrían adoptarse nuevas rutinas en las infraestructuras españolas.
Una de ellas podría ser la medición de temperatura a los pasajeros para comprobar si tienen fiebre y, por tanto, si son potenciales portadores de la Covid-19. En el hospital de campaña de IFEMA se ha instalado estos días un sistema, donado por la empresa de origen chino Dahua Technology, que permite realizar este servicio.
El sistema se ha instalado en el recibidor del centro sanitario y está conformado por dos dispositivos, uno situado frente al otro, que son capaces de medir la temperatura de los visitantes con un margen de error de 0,3 grados.
Si registra más de 37,5 grados, uno de los dos aparatos emite una señal luminosa y sonora, de modo que el guardia de seguridad que se encuentra a pocos metros pueda 'dar el alto' al afectado por la fiebre, en caso de que sea necesario.
Curiosamente, un reportero del programa de televisión de Ana Rosa Quintana se sometió el pasado lunes a la prueba del aparato y su temperatura era más alta de lo normal. Unas horas después, cuando el vídeo del momento se había hecho 'viral', la empresa fabricante explicó que era debido al calor que emitían los focos de la cámara.
Inteligencia artificial
Según explica el portavoz de la empresa, Roberto Casado, esta tecnología incluye un sistema de inteligencia artificial que detecta la cara de cada individuo y mide la temperatura a partir de esta parte del cuerpo.
También cuenta con un sistema de reconocimiento facial que no se puede utilizar en España -salvo en infraestructuras críticas- porque lo prohíbe la Ley de Protección de Datos. Sin embargo, en China es legal y está extendido.
Otro de los portavoces de la empresa, Juan Carlos Magín, expresa el potencial que tienen este tipo de tecnologías en todo tipo de controles de accesos, desde en empresas hasta en hospitales o en aeródromos. En algunos países asiáticos, donde se han sufrido enfermedades como las derivadas del SARS y del MERS, el sistema es habitual.
La tecnología que está instalada en IFEMA es capaz, incluso, de detectar qué personas llevan mascarilla y cuáles no. Ahora bien, en ese caso no salta una alarma sonora, sino únicamente visual; y en la pantalla a la que tiene acceso el empleado de seguridad se puede apreciar un cartel indicativo sobre la ausencia de este medio de protección individual.
La empresa que lo ha creado ha instalado soluciones de este tipo en todo el mundo, entre los que se incluyen la zona cero de Wuhan, así como en los aeropuertos, estaciones de tren, hospitales, colegios, estaciones de metro y supermercados de Asia y Europa, entre otros.
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