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Aprender a vivir tras dos meses en la UCI: así trabaja el equipo post-covid del Marañón

El hospital madrileño impulsa un programa para atender las secuelas nutricionales, de movilidad o psiquiátricas de pacientes que han estado largas estancias en cuidados intensivos

Alteraciones psicológicas, nutricionales, de rehabilitación o enfermedades infecciosas secundarias. Son algunas de las secuelas que están viendo en el madrileño Hospital Gregorio Marañón en los pacientes que han estando durante larguísimas estancias en la Unidad de Cuidados Intensivos tras padecer coronavirus. Por eso, desde hace algo más de un mes, en el centro sanitario madrileño, uno de los más castigados de España por la epidemia, han creado un programa específico de pacientes post-UCI en el que un equipo multidisciplinar se ocupa de aplacar el impacto de hospitalizaciones tan largas y tan dramáticas.

Al frente del equipo está Mercedes Carrasco, subdirectora médica del hospital. Junto al resto de especialistas que participan en el programa se reúne con Vozpópuli en una de las salas del gran hospital madrileño para explicar cómo están abordando la atención a pacientes que salían muy afectados (ahora en la UCI los pacientes infectados ya no tienen los mismos cuadros tan graves con los que llegaban) tras, en algunos casos, haber pasado más de dos meses en las unidades de intensivos donde.

La pandemia fue tan "devastadora" dice Carrasco que apenas si tuvieron tiempo de pensar en las secuelas de esos enfermos. Fue cuando el hospital comenzó a respirar cuando pudieron plantearse cómo ayudar a esos pacientes. "La idea era no dejarles solos", apunta. Así que, un 18 de mayo, con el Marañón barajando cifras de ingresos que en nada se parecían a las de los meses anteriores -llegó a superar picos de 1.100 pacientes en un día en los peores momentos de la epidemia- los especialistas se pusieron manos a la obra.

El síndrome post-UCI mucho más acentuado

En el programa de "pacientes post-UCI covid" como lo denomina la doctora Mercedes Carrasco participan especialistas del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, de Neumología, de Psiquiatría, de Medicina Interna, de Endocrinología y Nutrición y de Rehabilitación. Todos han hecho piña para sacar adelante a pacientes que, históricamente, explica la doctora María Eugenia Leoni, de Medicina Interna, una de las coordinadoras del programa, ya salían muy afectados de las unidades de intensivos (lo que se conoce como síndrome post-UCI) pero, infectados por el coronavirus, presentan todo tipo de complicaciones añadidas: nutricionales, de movilidad, psiquiátrica o psicológicas. 

"No sabemos si la situación en la que salían era peor por la infección por covid-19, pero sí que han tenido una estancia más prolongada (entre 50 y 60 días) de la media en UCI", señala el doctor Javier de Miguel.

Su trabajo consiste en una intervención precoz para paliar, en la medida de lo posible, esos efectos. En los pacientes que han pasado por el programa, unos 25, de los que varios ya han recibido el alta, han registrado una media de estancia en UCI de 42 días. "Una vez que salen necesitan un ingreso prolongado hasta que tienen una mínima independencia, en torno a tres semanas. Teniendo en cuenta que algunos acabaron en la UCI tras estar ya antes ingresados en el hospital, hay enfermos que abandonaron el Marañón dos meses y medio después de haber ingresado por el virus. "Estamos hablando casi diez semanas de hospitalización", apunta la subdirectora médica del hospital.

"Lo que hemos hecho es tratar de disminuir el impacto por la hospitalización de los pacientes en cuidados intensivos. No sabemos si la situación en la que salían era peor por la propia patología (la infección por covid-19), pero sí es indudable que han tenido una estancia más prolongada (entre 50 y 60 días en algunos casos) de la media en UCI y de los pacientes que no tienen covid" explica el neumólogo Javier de Miguel, otro de sus coordinadores junto a la doctora Leoni. 

Los que estaban en una situación más comprometida desde el punto de vista respiratorio acababan en la Unidad de Neumología donde trabaja el doctor Miguel, donde les ponían unas camas monitorizadas, "una especie de UCRIs (Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios) donde se trataba a los pacientes más intensamente", añade. Enfermos que necesitaban algún tipo de soporte respiratorio no invasivo o tenían una traqueotomía y había que vigilarles y cuidarles para su retirada. 

Habitación de UCI en el Hospital Gregorio Marañón

Las infecciones, el gran problema

Infecciosas es otra de las unidades que se ocupa de la estabilización de los enfermos. Fundamental si se tiene en cuenta que muchos de los pacientes que luego pasan a planta tras salir de cuidados intensivos se llevan en el equipaje una infección nosocomial, como se llama a las adquiridas durante la estancia en un hospital y que no estaban presentes en el momento del ingreso del paciente. Es uno de los problemas más importantes que ocurren en las UCI donde todavía tiene una alta incidencia. 

El doctor Juan Carlos López Bernaldo de Quirós explica que en el Marañón hicieron un análisis de los primeros 1.100 pacientes que ingresaron en el centro con covid-19. Un 11 % ingresaron en la UCI y, de esos pacientes, dos de cada tres tuvieron una infección que se podía considerar grave. "Cuando estos pacientes salen de intensivos se llevas sus infecciones, muchas veces microorganismos multirresistentes y difíciles de tratar y cuando llegan a las plantas siguen teniendo complicaciones y necesitando cuidados y antibióticos especiales", indica el médico. 

Además, apunta el doctor Juan Carlos López, la covid-19 tiene otra característica especial diferente a otros pacientes que ingresan en la UCI y es "que tiene una fase inflamatoria muy aguda que es lo que lleva a los pacientes a cuidados intensivos. Mientras están en intensivos, necesitamos darles muchos fármacos inmunosupresores y, cuando salen de la UCI, esas inmunosupresiones se manifiestan con infecciones oportunistas, reactivación de infecciones latentes...y eso hay que seguirlo muy estrechamente porque se puede complicar mucho su situación".

Una sanitaria coloca una bata en uno de los pasillos del Hospital Gregorio Marañón

Despertar en un mundo nuevo

"Son pacientes que salen muy frágiles, Personas que han estado de media mes y medio durmiendo y recuerdan que dejaron un mundo en una una situación de trauma, de miedo; en aquel momento pánico, cuando ellos ingresan, existía un pánico generalizado. Algunos, antes de ser sedados, estuvieron hasta quince días incomunicados. Al salir de la UCI están confusos, tienen que volver a retomar la realidad que dejaron en una situación de guerra. El impacto psicológico es muy fuerte", explica el psiquiatra Emilio Sánchez cuando habla de las secuelas que trata.

El psiquiatra Emilio Sánchez señala la dureza de retomar la nueva realidad en pacientes que llevaban mes y medio dormidos. Muchos presentan"cierto déficit cognitivo"

Sánchez señala la dureza de retomar la nueva realidad. Algunos, han perdido a familiares durante la pandemia. Además, resalta que presentan"cierto déficit cognitivo: les cuesta porque el virus tiene una afectación neurológica directa que, a su vez, produce afectaciones neuropsiquiátricas que en mayor o menor medida afectan al estado de recuperación". 

Aprender a andar, a vestirse, a comer...

Desde la Unidad de Nutrición del hospital, el doctor Miguel Clambor añade que se encontraron a un buen número de pacientes con "muchos problemas nutricionales; a veces por los tratamientos para la diarrea (uno de los síntomas de la enfermedad)". Otra de las características que observan, además de las repercusiones en todo el aparato muscular tras largas estancias en la UCI, es la sarcopenia o pérdida de masa y función muscular".

"Cuesta mucho sacarlos adelante", admite Miguel Clambor que se ocupa de valorar su estado nutricional y diseñar tratamientos específicos, como complementos superprotéicos o nutrientes que mejoran la sarcopenia a largo plazo. 

"Nunca nos habíamos encontrado con pacientes que salgan de la UCI con una situación funcional tan precaria desde la UCI. Estábamos acostumbrados a ver una afectación muscular muy importante, pero en este caso las estancias han sido muy largas y, por eso, el programa de rehabilitación es más lento", explica Isabel García, del Servicio de Rehabilitación. La falta de concentración es otro factor común. Los pacientes vuelven a empezar: aprenden a vestirse, a comer, a caminar... pacientes que, reseñan los médicos, tienen una media de edad de 57 años. "Son jóvenes", apostilla García.

"Este virus tiene una respuesta inflamatoria brutal y eso marca todo lo que va a pasar. Probablemente es responsable de esos cuadros de cansancio o dolor crónico", dice el doctor Juan Carlos López

"No sabremos el verdadero alcance de las secuelas hasta pasado un tiempo. Incluso en algunos pacientes vemos que, objetivamente, ya no están enfermos, pero siguen sin encontrarse bien", señala el doctor De Miguel. El aislamiento al que han estado sometidos, añade su compañera la doctora Leoni, es un agravante.

"Estamos acostumbrados a ver personas que van a la UCI y se recuperan rápidamente o se mueren rápidamente, pero no aguantan durante dos o tres meses. Este virus tiene una respuesta inflamatoria brutal y eso marca todo lo que va a pasar. Cuando se recuperan del cuadro pulmonar, queda esa inflamación que probablemente es responsable de esos cuadros de cansancio o dolor crónico. Eso marca la diferencia con otros virus respiratorios", concluye el doctor Juan Carlos López. 

Pionero en la Comunidad de Madrid

El programa post-covid del Gregoerio Marañón es de los primeros en funcionar en la Comunidad de Madrid. Otra comunidades, como Cataluña llevan tiempo organizándose en la misma dirección tras observar el estado de los pacientes que abandonan la UCI tras padecer la enfermedad. El Hospital Universitario de Bellvitge o el Hospital Universitari Parc Taulí (Sabadell), ambos en Barcelona, han abierto ya unidades similares. 

En Madrid, el Gobierno regional ya ha anunciado que creará unidades similares en todos sus hospitales públicos. Las denomina Unidades Clínicas Hospitalarias Multidisciplinares COVID-19 y dice que su objetivo es, como explicaron a Vozpópuli los médicos del Marañón, mejorar la calidad y la esperanza de vida de los pacientes que han sufrido la enfermedad.

El 66% de los pacientes ingresados en hospitales y el 65% de los que han pasado por una UCI tienen más de 60 años, por lo que suelen tener patologías previas al covid-19 que tienen que seguir siendo vigiladas y controladas por los especialistas junto con las posibles secuelas del virus, según los datos aportados por Sanidad de Madrid.

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