Mientras el Gobierno de Angela Merkel está en boca de todos por su intención de controlar mucho más a los inmigrantes búlgaros y rumanos que no estén trabajando, uno de los principales diarios financieros de 'la locomotora de Europa', el 'Frankfurter Allgemeine Zeitung', dedica un reportaje a los jóvenes españoles que se están buscando la vida en el nuevo 'eldorado' germano, en el que nada es lo que parece y algunas veces son tratados con desprecio similar al que reciben turcos u otros inmigrantes del este de Europa o el Magreb.
Viviendo en la bellísima ciudad de Heidelberg (Baden-Wurtemberg, land del suroeste del país), Manuel Froufe declara que "no tengo ninguna intención de volver. No creo en España, desde luego no en trabajar allí". A sus 26 años, se está formando en una empresa de construcción. Durante casi 10 años ese había sido su oficio en su país natal. Pero sólo podía alternar empleos temporales con el paro. Gracias al programa 'el trabajo de mi vida' desarrollado por Berlín, Froufe llegó a Alemania para trabajar.
Junto a él trabaja Pablo Díaz, de 25. Comparten piso y hablan español entre ellos, aunque aseguran estar "mejorando el alemán". Díaz y Froufe estudian alemán: "Algunos compañeros pensaron que abandonaría por el idioma", pero no ha sido así. Raúl González Gómez viene de Sevilla y a sus 24 hablan con nostalgia de ella. Quiere encontrar trabajo en España y volver, aunque en Alemania trabaja en una empresa de calefacción: "Tuve suerte, pero no voy a quedarme aquí para siempre". Echa de menos su lengua, sus amigos y familia, y también la comida.
Sin esperanzas
El diario financiero de la quinta ciudad de Alemania destaca la desesperanza que inunda a los jóvenes sobre la vuelta a su país: "En primer lugar, nada va a cambiar allí. No es de extrañar que tantas personas se quieran marchar", dice Díaz. "Lo que en España se llama 'fuga de cerebros' no sé si es el nombre adecuado. En cualquier caso, nosotros nos fuimos porque somos personas que quieren trabajar".
Con respecto a los comentarios que suscita esta noticia, los hay de todo tipo. Ningunos critican a los jóvenes españoles que acuden al ahora país de las oportunidades a buscarse la vida. Pero sí citan caso como la "constructora superendeudada ACS que compró Hochtief" y otros desequilibrios sangrantes que ha generado la unión monetaria. También recuerdan que el idioma es importante, es la clave para no sentirse aislado en el país germano: "Donde estas personas sufren mucho tan lejos de sus familias y su cultura".
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