Sociedad

Cáritas destina parte del dinero de Amancio Ortega a un programa pionero de ayuda a familias

En la diócesis de Cádiz y Ceuta se destinarán unos 200.000 euros a repartir entre las personas más necesitadas que se acojan a un proyecto en el que tienen que comprometerse a asistir a sesiones grupales y presentar facturas de sus compras.

Dos meses después del revuelo mediático organizado por la donación de 20 millones de euros que la Fundación Amancio Ortega hizo a Cáritas, la entidad de acción caritativa y social de la Iglesia está ultimando el reparto del dinero. Cuando se hizo público el acuerdo de la Fundación del dueño de Inditex con Cáritas, ambas instituciones aseguraron que el montante iría destinado a ayudar a las familias españolas que se han visto golpeadas por la crisis. Con respecto al reparto de la cantidad, Cáritas sólo afirma que ha sido “proporcional entre las diócesis de toda España”, sin aportar más detalles al respecto.

Una de esas diócesis a la que se le han consignado unos 200.000 euros, a repartir en 6 semestres, es la de Cádiz y Ceuta, que ha rehusado confirmar oficialmente dicha cifra. La diócesis gaditana destinará ese dinero, al que le sumará otras cantidades procedentes de diversas donaciones, a la continuación de un proyecto pionero de ayuda a familias en situación de emergencia social que puso en marcha el pasado junio. De hecho, en estos días los responsables de la organización se encuentran inmersos en el proceso de valoración del proyecto del que se han beneficiado 350 familias y en el que han trabajado 14 técnicos y 24 voluntarios.

Proceso de selección

Más de allá de proporcionar alimentos o ropa a las familias, como viene haciendo Cáritas, la organización pretendía con este programa “superar las ayudas puntuales, sin poder de transformación personal o social, para convertirlas en un proceso de largo recorrido, que ofrezca herramientas para salir del laberinto del empobrecimiento y la exclusión”. El darle el dinero en efectivo, señala una fuente cercana a los beneficiarios, ayuda además de manera psicológica a las familias que lo administran como quieren y van ellas mismas a comprar, reforzando su autonomía. "Eran muchos los beneficiarios que decían que preferían ir ellos a la tienda que no salir de aquí con bolsas de comida", asegura la fuente, que prefiere no revelar su nombre.

Las familias gaditanas que quisieron participar en el programa tuvieron que pasar un proceso de selección en el que se daba preferencia a las monoparentales, a las que no tuvieran ningún tipo de ingreso, a aquellas en las que había niños pequeños o personas mayores dependientes entre sus miembros y a aquellas que tuvieran nulos o escasos recursos económicas. Además, todas ellas tenían que haberse dado de alta en Cáritas a partir de enero de 2009.

Orientación laboral

Una vez que estas familias, afectadas por lo que Cáritas denomina “nueva pobreza”, entraban a formar parte del programa se tenían que comprometer a acudir a cinco sesiones grupales en las que se han tratado temas que iban desde la economía doméstica hasta el autoestima, y que en muchos casos eran propuestos por los participantes, según fuentes conocedoras del proyecto. El objetivo de estas sesiones, explica Cáritas, era “crear espacios de apoyo mutuo, de acompañamiento y de solidaridad comunitaria”.

Tras las sesiones, que se celebraban cada 2 semanas, las familias recibían una determinada cantidad de dinero, que variaba en función de cada Cáritas parroquial, aunque la mayoría recibía 50 euros que debía gastar en alimentos de primera necesidad, productos de higiene y material escolar. Esta lista de productos permitidos se amplió en diciembre con alimentos propios de la época como turrones. La manera de justificar antes Cáritas el destino del dinero era aportando facturas y a pesar de que la cantidad no era mucha, las familias han podido incluso ahorrar para cuando dejaran de contar con la ayuda. Ahora que pronto se retomará el programa, los responsables de Cáritas están estudiando si algunos de los beneficiarios pueden volver a solicitarlo.

Además de para conseguir dinero para alimentos y productos de primera necesidad, el programa ha servido a los miembros de muchas familias para conocer otros proyectos de Cáritas como la orientación laboral. "Había gente, especialmente de la construcción y la agricultura, que no sabían hacer el currículo. Ahora ya tienen y algunos de ellos están dados de alta en portales de empleo en internet, donde, para sorpresa de ellos, se pueden encontrar ofertas de trabajo de albañil, aunque no sean muchas", asegura la fuente cercana a los beneficiarios. Esta misma fuente destaca la gran respuesta e implicación de las familias en este programa que pronto comenzará su segunda fase.

              

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