Carlos Slim, septuagenario, dueño de la telefónica Claro, inversor en más de 200 empresas y poseedor de la mayor fortuna del mundo según la lista Forbes, ha hecho este 2013 su particular agosto en Galicia.
Detentador de una fortuna de 73.000 millones de dólares, ha escogido para su fin de semana el bar Moncho, de Avión, en Orense, un lugar reservado para la tertulia, que se promociona por el buen vino y su especialidad culinaria: las carnes a la brasa. Allí ha podido enfrentarse el magnate mexicano a una operación con 28 fichas rectangulares, las del dominó, acompañado por su buen amigo y anfitrión, Olegario Vázquez Raña, hijo de emigrantes de este municipio gallego y titular de un holding de sanidad, comunicación, turismo y finanzas en el país azteca.
Slim, que se va este domingo y ya había estado en Avión anteriormente, llegó el pasado jueves al aeropuerto vigués de Peinador y desde allí se dirigió en Rolls Royce a la mansión de Vázquez Raña para celebrar el cumpleaños de su mujer, Ángeles Aldir.
En esta cafetería, Carlos Slim ha pedido una tónica y se ha detenido a comprar un helado Frigo. "¿Este es nuevo, no?", ha preguntado señalando uno de los que ofrecía la carta. Slim, con pantalón blanco y camisa de idéntico color con listas, y Vázquez Raña, de azul y blanco, al igual que la bandera gallega, asumen su dominó con una sonrisa perenne.
"Pasad, pasad". Es el mensaje a los periodistas apostados en la puerta del negocio hostelero, a los que permiten contemplar parte de sus estrategias y maniobras para vencer.
Carlos Slim no baja la vista ni para dar un sorbo.
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