El Santo Cristo de Lepanto de Barcelona, el busto cristiano más representativo de Barcelona, ha sido restaurado y se ha vuelto a exponer en la catedral de Barcelona. Para sorpresa de todos, la imagen de Jesucristo ha cambiado radicalmente, perdiendo la característica que le diferenciaba y la hacía tan especial: su color negro. Desde tiempos inmemoriales, la estatua tenía una piel negra que a todos los turistas les llamaba la atención. A partir de ahora se reconocerá al Cristo de Lepanto por tener un nuevo aspecto que dista mucho de lo que conocíamos.
Así lo han explicado este miércoles en el Museo Diocesano de Barcelona el deán de la catedral, Santiago Bueno; el conservador de patrimonio y canónigo del templo, Robert Baró; y las restauradoras Esther Gual y Ana Ordóñez. Tras el proceso de restauración que se le ha realizado al Cristo se ha descubierto que la capa de color negro era por suciedad y no porque el autor de la obra decidiera cambiar el color de piel de Cristo. De hecho, al retirar la capa de suciedad que cubría la cara y el cuerpo de la imagen se encontraba el tono cromático original, el cual era un blanco que evoca a la idea mental que se tiene del hijo de Dios.
Los expertos han concluido que el color negro se debía al humo, barnices y hollín que se habían impregnado en la escultura, bajo la cual se escondía una antigua policromía del siglo XIX, la más reciente sobre la imagen antes de que fuera oscureciéndose como consecuencia de los factores externos. De hecho, han sido tales los descubrimientos tras la restauración, que se ha puesto en duda el año de origen del Cristo de Lepanto. Hasta la fecha los investigadores databan del siglo XVI la imagen; sin embargo, con el descubrimiento de su verdadero tono de piel podría remontarse al siglo XIII.
La imagen limpiada del Santo Cristo de Lepanto: con agua destilada y goma de borrar
La restauradora Ana Ordóñez ha explicado que esta capa oscura ha podido retirarse con facilidad, únicamente con el uso de una goma de borrar y agua destilada caliente, que ha dejado al descubierto el color original de este Cristo. Pese a que la imagen era blanca en el siglo XIX, en el imaginario colectivo actual de la capital catalana el Cristo de Lepanto es de color negro, por lo que Robert Baró ha justificado la decisión de devolverla a su aspecto original por el poco tiempo que, en términos históricos, la imagen se había oscurecido.
“Se pudo destacar que la policromía no solo estaba bien conservada, sino que era de muchísima calidad”, ha manifestado Baró, que también ha destacado la conveniencia de recuperar su color anterior, puesto que “el ennegrecimiento de la pieza se produce durante el siglo XX”. Preguntado sobre el impacto que generará en los fieles de este icono, que siempre han visto la imagen oscurecida, ha asegurado que quedarán “sorprendidos”, aunque espera que vayan enamorándose con el tiempo del nuevo aspecto.
La segunda imagen católica más venerada de Cataluña comparte una similitud con la Moreneta, que originalmente tampoco era negra, aunque en este caso sí que se decidió mantenerla oscurecida, puesto que después de tantos siglos habiéndola considerado de este color, habría supuesto un daño al patrimonio inmaterial. Por su parte, el deán de la catedral de Barcelona ha destacado que el material que tapaba la policromía original “era humo y suciedad”, y que incluso se había llegado a pintar algunos trozos de forma oscura para igualarlo al color que presentaba.
“Nos habíamos acostumbrado a tenerla sucia, y ahora la tenemos limpia”, ha destacado Bueno respecto de la imagen. Según la tradición, el Santo Cristo de Lepanto de Barcelona estuvo en la nave capitana de la decisiva batalla de Lepanto de 1571, que impidió el avance de los turcos sobre Europa, y su característica inclinación del cuerpo se atribuye a que esquivó una bala, aunque también a que tapó una brecha abierta en el navío.