Francisco Nicolás Gómez-Iglesias, conocido como el 'pequeño Nicolás', comenzó a contratar seguridad privada hace unos dos años tras un incidente en el que se ha llegado a decir que le amenazaron con una pistola por no haber logrado un contrato que había prometido a unos empresarios.
El joven, tras ese acontecimiento, tenía miedo a que otros empresarios o particulares le amenazaran y de ahí esa obsesión por la seguridad. Francisco Nicolás quería que siempre se viera a su servicio de orden y de ahí que muchos de los testigos hayan dicho que siempre iba con escolta.
Algunos de estos guardaespaldas que contrataba podrían ser porteros de discotecas reconvertidos tras la crisis de los últimos años que llevó a muchos de ellos al paro a pesar de tener el carnet oficial. En ocasiones buscaba policías que había conocido en sus apariciones en actos públicos o con autoridades. De ahí que el Ayuntamiento de Madrid abriera un expediente a un agente que acompañaba a Nicolás en su excursión a Galicia. Este agente dijo en su declaración que fue con Fran en su día libre.
Estaba preocupado y dudaba si estaba siendo objeto de seguimientos por parte de Policía Nacional o por personas particulares, 'matones'. La detención de Francisco Nicolás la llevaron a cabo agentes de la Policía Nacional, lo que demostraría que tenía razón en que se realizaban esos controles. Fuentes que conocen la investigación indicaron a este periódico que la denuncia partió del propio Gobierno al tener conocimiento de que Nicolás estaba hablando en nombre de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y alardeaba de una representación que no tenía.
'Fran' para el PP
Nicolás, al que realmente en el PP se le llamaba Fran, ofrecía sus servicios de ‘conseguidor’ a empresas y particulares haciéndoles creer que tendría éxito en sus gestiones gracias al conocimiento y acceso que tenía a personalidades del poder, especialmente del PP.
Los coches los alquilaba en una empresa que ofrece los servicios con y sin conductor, según han coincidido varias personas que conocen la manera en la que se movía el joven embaucador en Madrid. El precio del alquiler al día era de unos 300 euros por ocho horas, siempre que no salieran de Madrid.
Francisco Nicolás conocía a un joven de su edad llamado Borja V., que le introdujo en medios políticos. Nicolás tuvo durante mucho tiempo una relación directa con Jaime García Legaz, secretario de Estado de Comercio, de quien hablaba con familiaridad a todos sus interlocutores.
También tenía una relación continua con Jaime Mungía, que trabaja en el servicio Internacional de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Mungía y Gómez-Iglesias acudían juntos a las entrevistas con Manos Limpias para intentar que este grupo redujera su petición en la denuncia contra la infanta Cristina.
Personas que conocen el ‘trabajo’ del pequeño Nicolás dicen que había fracasado en la mediación para que le concedieran la discoteca Mucama a unos conocidos empresarios. También se ofreció a realizar ‘gestiones’ para la adjudicación de un gimnasio municipal construido en el centro de Madrid a una empresa de unas personas que conocía. Nadie sabe si triunfaba o no, "pero dinero siempre tenía y pagaba" afirman personas que conocen la trama.
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