Sociedad

La amante de Falciani dice que robó los datos para venderlos a bancos y servicios secretos

Georgina Mikhael, compañera de trabajo y amante de Hervé Falciani, asegura en una entrevista a Vanity Fair que acompañó a éste a Líbano a vender la información de las cuentas de los 130.000 evasores fiscales que había reunido. 

"Al final me confesó que había entrado en el HSBC con el único objetivo de robar los datos. Decía que no importan los obstáculos, importa el fin", explica Georgina Mikhael, la mujer franco-libanesa de 38 años que fue compañera de trabajo y amante de Hervé Falciani, el exempleado del banco suizo que entre 2006 y 2009 recopiló datos de las cuentas secretas de más de 130.000 evasores fiscales de todo el mundo. 

La revista Vanity Fair publica una entrevista con la mujer que asegura que acompañó a Falciani al Líbano para vender la información que tenía en su poder. "Yo le acompañé a llamar a los servicios secretos. Decía que tenía una base de datos y que quería negociar la venta, pero no dijo precio", asegura. 

La Audiencia Nacional denegaba hace unos días la extradición del exempleado del HSBC, alegando que los delitos de los que le acusa Berna no están tipificados en la legislación española. Pese a que la sala consideraba que las informaciones se usaron para denunciar actividades supuestamente ilegales, apunta a que habría existido el ofrecimiento, por parte de Falciani y una cómplice, de la información al Banco Audi en Beirut, de manera que la destinataria de los datos no sería una institución que investigase los delitos.

Mikhael aprovecha, desde Beirut, para dar su versión de los hechos a la revista. "Falciani no es un Robin Hood sino un ladrón que robó esos datos del banco donde trabajábamos para venderlos", explica dando detalles de cómo viajaron hasta Líbano y concertaron citas con entidades bancarias. La franco-libanesa destapa también la sociedad que crearon junto al hermano de Falciani y la ayuda de otros dos amigos, y muestra por primera vez algunas de las pruebas que posee del robo de datos de los clientes. 

El móvil de la operación que puso en marcha el italo-suizo también lo explica Mikhael: no era destapar el opaco sistema bancario suizo sino hacerse millonario para divorciarse de su segunda mujer, Simona Calcagno. Para ella, no interesa contar esta versión de la historia sino una más romántica porque gracias a los datos robados muchos países están recuperando grandes cantidades de dinero. 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP