La carta dominical de esta semana del obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López, no tiene desperdicio. El prelado advierte de que el divorcio 'exprés' y el matrimonio homosexual provocan "el notable aumento de hijos con graves perturbaciones de su personalidad", así como "el desarrollo de un clima que termina con frecuencia en la violencia". López señala en la misiva que "si el matrimonio y la familia entran en crisis, la sociedad misma comienza a estar enferma". A su juicio, "el Hijo de Dios nos muestra el verdadero sentido del matrimonio y de la familia".
Al respecto, destaca que el matrimonio "es una comunidad de vida y de amor, basada en la donación recíproca, única e indisoluble de un hombre y una mujer", y subraya que "las raíces más hondas del matrimonio y de la familia se encuentran en Dios, en su amor creador del ser humano, y, por ello, en la misma naturaleza humana".
En esta línea, indica que "el amor conyugal nace de la admiración mutua de un hombre y de una mujer ante la belleza y la bondad del otro e incluye una llamada a la comunión y a la transmisión de la vida". "Es una llamada de Dios al amor esponsal que les lleva a la íntima entrega mutua para ser padre y madre responsables y amorosos", resalta el obispo, quien añade que "de la comunión del hombre y de la mujer en el matrimonio surge la familia".
Sin embargo, lamenta que "vivimos tiempos poco favorables para el matrimonio, con un cambio sustancial en nuestra legislación que afecta gravemente a la familia". Así, critica que en el Código Civil "el matrimonio ha dejado de ser la institución de un consorcio de vida en común entre un hombre y una mujer en orden a su mutuo perfeccionamiento y la procreación, y se ha convertido en la institución de convivencia afectiva entre dos personas". Sobre este tema, el obispo de Segorbe-Castellón denuncia que esta unión "puede ser disuelta unilateralmente por una de ellas, con tal que hayan pasado tres meses desde la formalización del contrato matrimonial".
"Destrucción de la familia"
Asimismo, Casimiro López destaca que "con la exclusión de toda referencia a la diferencia entre el varón y la mujer, se da vía libre a las uniones entre personas del mismo sexo". De este modo, considera que "se han puesto las bases para la destrucción del matrimonio y de la familia, negándoles su valor insustituible para la acogida, la formación y desarrollo de la persona humana y para la vertebración básica de la sociedad".
Al respecto, señala que sus efectos son, entre otros, "el debilitamiento del amor duradero entre los esposos, del amor materno y paterno, del amor filial, el notable aumento de hijos con graves perturbaciones de su personalidad y el desarrollo de un clima que termina con frecuencia en la violencia".
Según el obispo, "esta situación va minando también la conciencia de muchos católicos" y hace referencia a comentarios de que la Iglesia debe "adaptarse a la sociedad, olvidando que la Iglesia no es dueña, sino servidora, y que no puede abandonar su fidelidad al Evangelio ni su fidelidad al ser humano según el plan de Dios".
"Se acepta como algo probado que la Iglesia se opone al presunto progreso de la sociedad", ha manifestado pero, sin embargo, se ha preguntado: "¿Son de verdad un progreso humano el 'divorcio expres', las uniones de hecho, el número creciente de familias rotas o el sufrimiento de los hijos que lo padecen?".
En esta línea, asegura que la Jornada de la Familia, el Domingo de la Sagrada Familia de Nazaret, invita a" volver nuestra mirada a Dios para acoger, proclamar y vivir el Evangelio del matrimonio, de la familia y de la vida en la comunión en la fe y en la moral de nuestra Iglesia".
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