Numerosas "pequeñas iglesias domésticas", como denomina el Papa Francisco a las familias, inundaban este domingo la Plaza de Colón de Madrid con motivo de la Fiesta de las Familias, una celebración en la que el cardenal Rouco Varela les mostraba su apoyo ante la "agobiante atmósfera intelectual y mediática". Sin embargo, son muchos los que opinan que Rouco 'ha perdido fuelle', y que la celebración de ayer se quedó lejos de las expectativas, con un Papa Francisco más próximo a la celebración que se llevaba a cabo en Barcelona que a la de Madrid.
Con la esperanza de reunir a más de un millón de personas en la Plaza de Colón, ni los más optimistas hablaban de 150.000 asistentes. Además, el Vaticano envió a su ministro de la Familia al acto barcelonés, y mencionó sólo al final a la capital española en su conexión en directo desde la Plaza de San Pedro. La última edición del evento -que el mismo Rouco creó- presidida el cardenal, ha evidenciado que la defensa a ultranza de la familia cristiana que se ha defendido no ha obtenido el respaldo esperado.
Familias llegadas de toda España y de Europa, en muchos casos portando banderas de su comunidad o de su país, participaron desde primera hora de la mañana en esta festividad, que fue "bendecida" por un sol radiante. El lema elegido este año ,"La familia, un lugar privilegiado", fue una frase que el papa Francisco dirigió a miles de jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro.
El acto central, como ya viene siendo habitual en los seis años que se celebra esta Fiesta de las Familias, lo constituyó la Misa, presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y concelebrada, entre otros, por los tres obispos auxiliares de la capital y los obispos de Getafe, Andújar y Alcalá de Henares. Antes de la Eucaristía, los asistentes -padres, madres, hijos y abuelos- pudieron escuchar en directo a través de dos grandes pantallas las palabras que el papa Francisco transmitió a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El Pontífice, que participaba por primera vez en esta fiesta, aprovechó el habitual rezo del Ángelus para enviar un saludo a los congregados en Barcelona y en Madrid, quienes han recibido el mensaje con una gran ovación. En su homilía, Rouco Varela defendió la familia constituida dentro del "matrimonio indisoluble" como la "célula básica" de la sociedad frente a la "agobiante atmósfera intelectual y mediática" en la que prima una concepción de la vida caracterizada por la transitoriedad.
Rouco Varela defendió la familia constituida dentro del "matrimonio indisoluble" como la "célula básica" de la sociedad
Rouco consideró que en esta "hora crucial de la humanidad" y en medio de la "dura y persistente crisis", la familia cristiana está demostrando "su insuperable e insustituible valor para la solidaridad y la paz social". Incluso ante las "extraordinarias contrariedades económicas, sociales y culturales" actuales, apuntaba.
En su sermón, advirtió del "clima de opinión pública" en el que prima una concepción de la vida personal caracterizada por "la transitoriedad", de manera que "ni siquiera el don de la vida se entiende como definitivo e inviolable y, por lo tanto, tampoco, el don del amor".
Frente a ello y ante la posibilidad de que vuelva la "cultura de la tristeza", apostó por la familia "cristianamente constituida" como "la fuente de la primera y fundamental alegría", la de "la vida nueva que nace natural y sobrenaturalmente" y la de la alegría capaz de sobreponerse a cualquier clase de sacrificios, "convirtiéndolos en oblación de amor".
El Pontífice, que participaba por primera vez en esta fiesta, aprovechó para enviar un saludo a los congregados en Barcelona y en Madrid
"No estáis solos -les dijo a los miles de asistentes- como tampoco lo estaban María y José cuando se desencadena por Herodes la persecución del Niño Jesús y la matanza de los inocentes".
El cardenal terminó su homilía reconociendo la labor de las más de cien familias cristianas dispuestas a ser misioneras, que estaban presentes, a las que ofreció su apoyo, cariño y afecto.
Terminada la Misa, estas familias, todas ellas pertenecientes al Camino Neocatecumenal, subieron al estrado para recibir la bendición de Rouco antes de que el próximo 1 de febrero sean enviadas por el Papa Francisco a misión en los cinco continentes. En su despedida, el cardenal se dirigió a los niños congregados en Colón, a los que recordó que "pronto" vendrán los Reyes Magos y les pidió que quieran mucho a Jesús para que Melchor, Gaspar y Baltasar "sean generosos" con ellos y con aquellos que, sin estar presentes, "lo están pasando mal".
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