Todo comienza con una imagen, un dato íntimo o una clave entregada a un desconocido que navega por la red. El primer paso del acosador es ganarse la confianza del menor, después pasa a solicitarle información sobre sus gustos e inquietudes para finalmente identificarse con él. El chantaje es su último recurso.
Cada año, la Policía detecta alrededor de 700 casos de este tipo de acosos sexuales a menores en la red, conocidos como grooming. En algunos casos el objetivo del 'ciberdepredador puede satisfacerse con la obtención de imágenes de su víctima en situaciones sexuales o pornográficas pero en otros, no culmina hasta que no se produce un contacto físico y presencial en el que se consuma el abuso.
Sin ir más lejos, el pasado martes una investigación llevada a cabo por los Mossos d’Esquadra se saldó con la detención de un vecino de Granada acusado de utilizar las redes sociales para contactar con menores y acosarlos sexualmente a través de Internet.
Después de haber pasado un tiempo exhibiendo su torso desnudo mediante una cámara web e incluso masturbándose, mientras el ciberacosador sólo miraba bajo la excusa de que no tenía webcam, el joven menor de edad, acompañado por su madre, decidió poner fin a su calvario denunciando que había sido víctima de grooming.
Ante estos hechos, la Policía, y más concretamente la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT), insiste en la necesidad de que las víctimas denuncien: "Por desgracia, lo hacen muy poco", poniendo el ejemplo del Camaleón, considerado como uno de los mayores 'ciberdepredadores' detenidos hasta el momento en España.
En junio de 2009, la BIT detuvo a Jorge Miranda, conocido como el Camaleón por la facilidad con la que se hacía pasar en los foros por chico o chica para abordar a sus víctimas. Su perfil atendía al de un veinteañero "con alto dominio de la informática, con una dedicación que puede ser enfermiza, y con poder de persuasión", acusado de haber acosado en Internet a 250 menores de edad. Sólo tres le denunciaron.
"Aunque casi todos son hombres, no es descartable la presencia de alguna mujer, dado que ya hemos detenido a alguna", señala Eduardo Casas Herrer, oficial de Policía en el Grupo I de Protección al Menor de la BIT, añadiendo que el acoso sexual a menores en Internet tampoco entiende de entornos sociales. "Se producen casos desde la clase alta a las más humildes y desde solteros a padres de familia. Prácticamente, lo único que tienen en común es su acceso a un ordenador o teléfono móvil con conexión a Internet".
Prioridad número uno: prevenir
"Nuestra prioridad en la lucha contra el acoso a menores está en la prevención: mantenemos una activa presencia en las redes sociales, combinada con charlas en colegios para concienciar a los adolescentes de los riesgos, ciertos y cercanos, a los que se exponen si envían a cualquier persona imágenes sexuales de sí mismos", explica Casas Herrer en declaraciones a Vozpópuli.
"Incluso dentro de una pareja, porque hoy hay mucho amor, pero mañana se rompe la relación y el despecho puede convertirse en delito", concluyen desde la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía.
Otro consejo pasa por el hecho de que los padres enseñen a sus hijos, tanto niños como adolescentes, dos cosas fundamentales: aprender a decir que no por mucho que insita el 'ciberacosador' y pedir ayuda antes de que sea demasiado tarde.
Desde la BIT han apreciado un cierto nivel de reincidencia. "A algunas personas las hemos detenido hasta tres veces por descargar o distribuir pornografía infantil. En algunos casos, hasta el día anterior a su ingreso en prisión han estado haciendo los mismos hechos", subraya Eduardo Casas.
El poder de persuasión y la presión de Benjamín Cabello, apodado Lisha, un depredador de 22 años que decía tener 15 y que llegó a obtener imágenes sexuales de al menos 70 menores, fueron tales que el joven gaditano supuestamente presionó hasta que en marzo de 2008 se suicidó una de sus víctimas de un tiro en la cabeza.
El ordenador, en un lugar común del hogar
"En casa, no debería tener el ordenador conectado a Internet en su habitación: no sabemos cuándo puede estar conectando ni lo que le pueden estar obligando a hacer en contra de su voluntad", aconsejan desde la BIT, señalando que "la mayor parte de los casos de ‘ciberacoso’ que han causado graves secuelas tienen como característica común un ordenador en el cuarto del niño, sin que los padres lo supervisen".
En esta misma línea está encaminada la siguiente recomendación: un niño no debería tener acceso a un teléfono con capacidades de Internet. "Siempre lo va a llevar encima, pronto sabrá cómo conseguir wifi si no le hemos adquirido una tarifa de datos y puede utilizarlo no solo como víctima sino también como autor".
Otra más sería que los niños, antes de su adolescencia, no naveguen sin supervisión. "Debemos tomar las mismas precauciones que tendríamos si mandásemos a la calle a nuestro hijo. ¿Le dejaríamos salir solo al centro de una gran ciudad? ¿Le dejaríamos salir de noche? También en Internet hay diferente ‘fauna’ durante el día que durante las horas nocturnas.... pero siempre, siempre, es una ‘gran ciudad’, con sus riesgos y sus beneficios", aclara Casas Herrer.
Un último consejo dedicado a combatir a los 'ciberdepredadores' sexuales es estar atentos a sus cambios de humor, a un posible descenso en su rendimiento escolar, a un cambio de amistades, aislamiento o súbita aversión a Internet.
Consejos para padres de adolescentes: confianza
"El despertar sexual, unido a la falta de experiencia vital, convierten a los adolescentes en un blanco propiciatorio de los groomers. Está buscando lo que le ofrecen y no sabe defenderse si las cosas se tuercen", manifiesta el oficial de policía Casas Herrer. Concienciar a los menores de la importancia de seguir ciertas normas de privacidad y que aprendan a tomar decisiones es básico.
Es precisamente ese despertar sexual el que en algunos casos ha derivado en tragedia. Manuel Joaquín, de 56 años, merodeaba por los chat escudado en el anonimato de un 'nick' haciéndose pasar por un chaval de 17 años. "Chico Malo" mantuvo conversaciones durante meses con una menor de 12 años que cuando cumplió los 13, edad legal de consentimiento de relaciones sexuales, quedó con la adolescente para mantener relaciones íntimas.
Siempre con la habitación del hotel completamente a oscuras, para que su víctima no sospechara que no era el chico de 17 años que fingía ser. Tras ceder a las presiones de su 'ciberamigo', mantuvieron relaciones sexuales. Sin embargo, cuando la joven decidió romper la relación, Manuel Joaquín comenzó a acosarla por Internet, llegando a crearse seis identidades falsas.
"Ojalá te revienten" o "Te tiene que dar cuatro hostias" fueron algunas de sus amenazas. La última fue enviar los vídeos sexuales que había grabado de ella a los amigos y padres de la víctima, acompañados por toda una retahíla de insultos. Finalmente, la joven denunció los hechos y la Brigada de Investigación Tecnológica, en el marco de la 'Operación Tamo', terminó deteniendo a Manuel Joaquín.
"Por ello, el mejor consejo para los padres con hijos adolescentes es uno: confianza", aseguran desde la BIT, explicando que en los casos en los que los padres y el menor tenían buena sintonía, los acosos se han detenido en su primera fase, con poco perjuicio pero que en casos contrarios, el menor intenta salir del problema "por su cuenta" y normalmente ha acabado envuelto en problemas mucho más graves.
Al igual que en el caso de los niños, los consejos pasan por evitar que el adolescente tenga un teléfono móvil o un ordenador las 24 horas en su cuarto, pero ahora teniendo en cuenta el respeto a la intimidad y a su espacio propio.
El último consejo: sentido común y responsabilidad.
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