Sociedad

José Francisco García Romo, alpinista: "A mí el cáncer me ha marcado pero para bien"

A José Francisco García Romo le diagnosticaron un cáncer de riñón en 2006. Lejos de hundirse, buscó la forma de salir adelante y así creó, en 2008, la asociación española de alpinistas con cáncer, con la que ayuda a niños.

La historia de José Francisco comienza en la montaña, la pasión de su vida. Era el año 2004 cuando se fue a Kirguistán a subir el pico Lenin, de 7.134 metros de altura, y cuando bajó se encontró "muy malito" explica con voz rasposa. Había perdido mucho peso y tenía mucho dolor, así que al llegar a España le ingresaron en un hospital y al no verle nada le dijeron que probablemente se trataba de un cólico nefrítico.

Un año después volvió a Kirguistán para hacer otro 7.000. Iba acompañado de su hermana, pero en esta ocasión no consiguieron llegar a la cima y tuvieron que bajar. Le ocurrió exactamente lo mismo que el año anterior y al volver a España ingresó de nuevo en un hospital. Le hicieron pruebas y no le encontraron nada, pensaron que se trataba de otro cólico nefrítico. Era octubre de 2005.

Lo peor para José Francisco tuvo lugar esas navidades, en ese momento aparecieron intensísimos dolores. "No he pasado unas navidades más malas en mi vida", narra con voz quebrada. Así que al terminar las fiestas, en febrero de 2006, fue al hospital 12 de Octubre y allí le realizaron una ecografía donde se veía algo raro. Le dijeron que tenía un quiste complejo en el riñón, pero no sabían exactamente lo que era. La solución que le ofrecían consistía en abrir y ver el riñón para saber con certeza lo que había.

Fue en junio de 2006 cuando le operaron, y tuvieron que extirparle el riñón porque lo que en la ecografía parecía un quiste complejo eran en realidad multitumores. En su familia no querían decirle que tenía cáncer, pero fue su madre quien días después de la operación se lo reveló.

Cuenta José Francisco que en su caso, a la hora de afrontar el cáncer, su problema ha sido psicológico, porque tenía un primo carnal que un año antes había muerto de un cáncer de riñón que derivó en metástasis y le alcanzó los pulmones. Dice que los primeros días no hacía otra cosa más que meterse en internet para hacer repetidas búsquedas sobre el cáncer de riñón. Le acababan de operar, tenía entonces 44 años.

La asociación española de alpinistas con cáncer

Pero esa obsesión fue cambiando hacia algo más profundo y en 2008 decidió crear la asociación española de alpinistas con cáncer. Lo hizo porque dos años después de su operación a su hermana le diagnosticaron un cáncer de pecho. Tuvieron que darle una quimioterapia y una radioterapia muy agresivas y se quedó tan hundida que necesitó ayuda psicológica. No había quien la hiciera salir de casa y la forma que encontraron de conseguirlo fue hacer montaña. "A raíz de ese momento me di cuenta de que lo que quería era ayudar a los demás o transmitirles por lo menos, si les sirve de algo, nuestra historia. Y por eso creo la asociación" expone José Francisco.

La asociación está formada por seis personas. "No quiero que sean más porque quiero mantener su esencia, seguir llevando las riendas", explica. "Tenemos muchos simpatizantes (que nos ayudan para todo) pero que no pertenecen a la asociación", añade. Alpinistas con cáncer colabora con los hospitales San Carlos y 12 de Octubre en España, y con un hospital en Kirguistán. Y se dedica a ayudar a niños, tanto afectados por cáncer como a niños que no padecen esta patología.

"Hay un antes y un después de la enfermedad, para bien o para mal. En mi caso, para bien" señala José Francisco. Y añade que después de haber superado un cáncer "aprecias más todo". "Superar el cáncer es como subir una montaña, porque cuando vas subiendo tienes que tener mucha capacidad de sufrimiento y eso si lo trasladas a la enfermedad es lo que nos ayuda", explica.

"Yo me siento marcado por el cáncer pero para bien. A mí me ha cambiado el mundo, he conocido a muchísima gente con esta enfermedad que si nos uniéramos, podríamos hacer cosas mucho más importantes. Todo está interrelacionado y se puede ayudar de mil formas. Hay que encontrar algo que te llene y en nuestro caso fue la montaña", concluye.

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