Sociedad

López Aguilar, tras ser absuelto de maltrato: "Ninguna ley está exenta de mejora, tampoco la de Violencia de Género"

El eurodiputado concede su primera entrevista después de que el Supremo archivara la causa contra él por presuntos malos tratos a su exmujer, Natalia de la Nuez. 

"Una pareja mal avenida contrasta sus diferencias y, llegado el caso, se disuelve y continúa cada uno por su lado en plena libertad y sin interferencias por parte del otro. En una pareja violenta uno no acepta la disolución del vínculo e introduce un elemento de coacción que llega a convertirse en terror criminal. [...] Nadie me recuerda jamás diciendo palabras malsonantes ante una situación difícil, ni perdiendo ese reducto de autocontro", dice Juan Fernando López Aguilar en una entrevista concedida a la revista Vanity Fair, la primera tras salir absuelto del juicio por malos tratos a su exmujer, Natalia de la Nuez. 

Las acusaciones de malos tratos contra el eurodiputado del PSOE le han dejado cuatro meses lejos de su actividad política, siendo apartado por su partido hasta que no se aclarase su situación. Un juzgado de Las Palmas investigaba por supuesto delito de maltrato precisamente a quien impulsó la Ley contra la Violencia de Género, pero el pasado 21 de julio el Tribunal Supremo archivó la causa contra él. "Ninguna ley está exenta de contraste con la experiencia y, en consecuencia, de mejora. Tampoco esta", asegura, precisando que "debe mejorar en la especialización de los jueces, fiscales y policía para identificar nítidamente el supuesto de una mujer que vive bajo un terror cotidiano".

"Tengo derecho a que las personas de mi entorno familiar no sufran la misma exposición pública que yo"

López Aguilar explica en la entrevista el coste personal que ha tenido que pagar por la acusación de su exmujer, asegurando que nunca pensó que pudiera pasarle algo parecido y que ha mantenido la calma "por respeto a la que ha sido mi familia, y sobre todo a mis dos hijos. Por ellos he observado una regla escrupulosa de contención y silencio", relata, insistiendo en que la acusación le pilló por sorpresa. "Ni siquiera me encontraba en Canarias cuando todo aquello tuvo lugar. Llevaba meses sin vivir en aquel domicilio. Me sorprendió estando fuera esa revelación periodística que me conmocionó y tuve que soportar con una gran ejercicio de contención", añade. 

El eurodiputado recuerda que habló con el propio Pedro Sánchez pocos días antes del archivo de la causa definitiva, y que éste le dijo que comprendía el trasfondo de dolor personal, que eran decisiones duras las que había que adoptar y que se alegraría si el anuncio se cerraba sin que hubiera tenido que estar imputado ni un solo segundo, como finalmente ocurrió. "Soy consciente de que me ha tocado pagar un precio de exposición, escarnio y daño personal. Ha sido un plus de sufrimiento que asumo como una dimensión más de mi perfil público. Yo me he rebelado siempre contra las injusticias, y las he combatido siempre en carne ajena desde niño. Y ahora me ha tocado sufrir en carne propia. Llevo toda una vida entrenándome en la disciplina dificilísima de que te intenten hacer daño sin responder con la ley del Talión. Estoy acostumbrado a pensar antes de hablar, no digamos antes de actuar. Y sobre todo a medir todas las consecuencias de mis actos", explica a la revista. 

El exministro es consciente de lo complicado de llevar a cabo su derecho al olvido en internet, algo "muy difícilmente ejercitable por alguien que esté en la vida pública, pero esto no quiere decir que en política no tengamos derechos fundamentales. Tengo derecho a que no se me pregunte por mi vida personal y privada. Tengo derecho a que las personas de mi entorno familiar no sufran la misma exposición pública que yo. Me ha conmocionado que mis hijos pagaran el precio de la infamia que se ha vertido, afectándoles a veces de forma directísima. Por ellos me he exigido sobrevivir, sobreponerme", admite. 

El eurodiputado tuvo que hacer frente a una serie de acusaciones vertidas por su exmujer sobre su actitud violenta, sobre episodios en los que había intervenido la Guardia Civil y sobre presuntos actos de malos tratos que habrían llegado a un juzgado de Las Palmas, que finalmente lo derivó al Tribunal Supremo. 

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