Sociedad

Los anunciantes abandonan la emisora australiana de la broma sobre Kate Middleton

Los presentadores de un programa se hicieron pasar por la reina de Inglaterra y el príncipe Carlos para conocer el estado de salud de la esposa del príncipe Guillermo. La enferma que les dio los detalles del ingreso fue hallada muerta días después

La cadena de supermercados Cole y otras empresas han cancelado sus anuncios en la emisora de radio australiana que gastó la broma telefónica del embarazo de la esposa del príncipe Guillermo, Kate Middleton, según informaciones de la cadena local ABC recogidas este sábado por Efe. Cole informó de su decisión a través de su cuenta en Facebook, donde indica "que los australianos están realmente enfadados por las trágicas consecuencias de la broma de la emisora 2Day FM". "Queremos comunicarles que hemos pedido a 2Day FM que retire todos los anuncios del grupo Cole", añade la nota. La compañía de telefonía Telstra también ha decidido retirar sus anuncios de la citada emisora, al igual que Woolworths y Optus.

Todo comenzó el pasado día 4 cuando los locutores australianos Mel Greig y Christian Michael se hicieron pasar por la reina Isabel II y el príncipe Carlos para conseguir datos el embarazo de la duquesa de Cambridge. Jacintha Saldanha, enfermera del hospital King Edward VII, contestó la llamada y al creer que se trataba de la reina la pasó a la habitación donde la atendió otra enfermera, que comunicó a sus interlocutores que la paciente, ingresada por fuertes molestias derivadas de su embarazo, se encontraba bien. Saldanha fue hallada muerta el viernes en un domicilio en el centro de Londres, cercano al centro médico.

Rhys Holleran, director gerente de Southern Cross Austereo, la sociedad propietaria de 2Day FM, ha defendido este sábado que la emisora no infringió la ley, aunque confirmó que los locutores Greig y Michael permanecerán de baja por tiempo indefinido. Holleran ha dicho que la muerte de la enfermera Jacintha Saldanha, de 46 años y madre de dos hijos, fue un "trágico sucesos que nadie pudo prever", según la versión de la edición digital del diario Sydney Morning Herald. Las autoridades australianas han abierto una investigación para determinar si hubo algo punible en el comportamiento de ambos periodistas.

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