Sociedad

Los maestros, primeros 'apagafuegos' de los problemas económicos domésticos

Los profesores ven a diario en sus centros de trabajo el reflejo patente de la situación crítica que viven numerosas familias. Son muchos los que intentan contribuir como pueden, pagando tasas de examen, comprando medicinas o material necesario o sufragando los gastos de comedor de los más desfavorecidos. 

La pasada semana saltaba a los medios la alerta que hacía el Ayuntamiento de Barcelona sobre los cerca de 3.000 niños que se encuentran actualmente en riesgo de malnutrición en la ciudad condal. Después de que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, delegase en los ayuntamientos la responsabilidad de solventar esta situación, los alcaldes y asociaciones de padres se han puesto en pie de guerra reclamando becas de comedor más justas y mejor dotadas. Los profesores, no sólo en Cataluña, sino en toda España, son los primeros que ven situaciones de riesgo para los alumnos y también quienes, en su medida, acuden con mayor celeridad a sofocar los problemas de los más pequeños, no sólo con el comedor. 

En Cataluña el sistema de becas de comedor atiende a unos 64.000 alumnos y es insuficiente, mientras que Andalucía ya reparte una bolsa a los niños en riesgo con desayuno y merienda

En el caso catalán, las escuelas y familias critican el actual sistema de becas de comedor, que si bien ha ayudado a reducir el absentismo escolar facilitando que el menor tenga al menos una comida al día, resulta insuficiente, pese a que atiende este curso a unos 64.000 alumnos en la comunidad. El propio Mas admitía que "la situación es durísima", y anunciaba que habrá un pacto por la infancia, porque "no se puede llegar a todas partes si no hay los recursos suficientes". 

La situación se repite en muchas autonomía españolas mientras las administraciones se plantean cómo actuar contra esta situación. La Junta de Andalucía, por ejemplo, reparte desde el pasado lunes en 140 colegios de zonas en riesgo de exclusión, una bolsa de alimentos para la merienda y el desayuno, que incluye una pieza de fruta, pan, un paquete de lonchas de fiambre y un zumo o batido. 

El reparto forma parte de un programa dotado con dos millones de euros de presupuesto y que alcanzará a 50.000 niños. Los primeros 11.000 perceptores son pequeños que los servicios sociales habían calificado previamente de prioritarios. 

Gestos individuales

Sin embargo, fuera del cauce institucional está surgiendo además una forma de solidaridad personal directa, en la que son los propios maestros y profesores quienes intentar solventar las dificultades económicas de los alumnos y familias con los que conviven a diario. Con pequeños gestos consiguen cubrir necesidades básicas de los que se sientan frente a su pizarra. 

Los maestros pagan recibos de comedor, material escolar, regalos de reyes, gafas e incluso medicinas a los alumnos con mayores problemas económicos

Las diferencias son evidentes cuando se compara una escuela pública con una privada, y también depende de las zonas en las que se ubiquen. "Supongo que en barrios pobres será una iniciativa más extendida la solidaridad entre profesores y algunas familias para ayudar a gente que está en situaciones muy impactantes. En mi colegio, en Villaverde, hacemos la 'operación kilo' con donaciones de padres y profesores para familias, nosotros hemos comprado regalos de reyes a los niños, les suministramos material escolar comprado por nosotros, y hasta sufragamos la pilas para los audífonos", explica Elena, maestra de un colegio en Madrid donde estudian niños sordos o con problemas auditivos.

Como el de Elena existen cada vez más ejemplos de esta solidaridad. Sandra, profesora en una escuela infantil en Vallecas, explica que ella pagó parte de las gafas a una niña que las necesitaba. "Le quedaba la mitad por pagar en la óptica porque le habían permitido hacerlo a plazos, pero no se las daban hasta que no cubrieran todo el pago. En otros casos he comprado yo el material que pedía la escuela a los niños, y a veces traigo comida de la asociación a la que pertenezco porque a mitad de mes se notan los problemas. En la escuela la cuota son 24 euros que van pagando poco a poco con lo que tienen al día, y en esta situación hay más de 15 niños", comenta. 

También en Vallecas trabaja Sara, otra maestra que admite con pesadumbre que hace unos días una de sus alumnas de infantil le pedía 16 céntimos para completar los apenas 5 que cuesta el bono diario de comedor en el colegio. "Varios profesores tenemos 'apadrinados' a algunos niños para pagarles el comedor. Dejamos dicho en el centro que se nos pase el recibo de uno o dos niños, y que sea el colegio quien decida qué niño lo necesita más", explica a Vozpópuli, al igual que Javier, que reconoce haber comprado también material escolar e incluso las medicinas para un alumno con problemas de hiperactividad. 

En 2012 UNICEF cifraba la tasa de pobreza infantil media en el 26% de los menores, datos 'no tolerables en cualquier estado de bienestar que se precie'

Sin embargo los ejemplos de gestos solidarios no son exclusivos de zonas más deprimidas, ya que en la zona norte madrileña también podemos encontrar respaldo individual de los profesores. "En mi guardería nosotros no actuamos directamente, pero sí que trabajamos con una asociación que soluciona o facilita este tipo de problemas. Las profesoras alertamos de qué familia puede estar teniendo dificultades y ellos se encargan de gestionarlo", expone Pili

Los ejemplos de este tipo de iniciativas solidarias empiezan a proliferar en los centros de enseñanza de todas las comunidades, ya que como recordaba un estudio de UNICEF de 2012, la tasa de pobreza infantil media se estima en el 26% de los menores, cifras "no tolerables en cualquier estado de bienestar que se precie". Los maestros mientras tanto, y cada vez más, parecen mostrarse incapaces de mirar para otro lado. 

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