Sociedad

Madrid destierra el glifosato, el polémico herbicida de Monsanto

El glifosato es el herbicida más usado y a la vez más polémico del mundo. Las organizaciones ecologistas lo tienen en su punto de mira por sus posibles efectos sobre el ser humano, por su relación con los transgénicos y porque Monsanto fue la compañía que lo patentó. Ahora Bruselas debate si permitir que se siga usando durante quince años más en Europa, pero el Ayuntamiento de Madrid ha decidido no esperar y ha anunciado que prohibirá su uso en los parques y jardines de la ciudad. 

Acabar con las malas hierbas puede parecer un asunto menor. De esos de domingo, hojas y rastrillo en el jardín de casa. Pero no hablamos de arrancar cuatro tallos, sino de los parques de las ciudades y de los campos de cultivo de toda Europa. En ellos se aplican tratamientos químicos a las plantas para que no proliferen los indeseados hierbajos capaces de deslucir cualquier parterre o de mermar el rendimiento de las tierras agrícolas. 

El glifosato es el compuesto herbicida más utilizado en el mundo, del que la multinacional estadounidense Monsanto tuvo la patente hasta el año 2000. La polémica surge ahora porque mientras que la Unión Europea debate si permitir que se siga usando durante al menos quince años más, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido desterrarlo y buscar otras alternativas. La razón que esgrime es la falta de consenso científico acerca de los posibles efectos cancerígenos sobre el ser humano de este agente químico descubierto en 1950, comercializado desde 1974 y que actualmente incluyen cerca de 2.000 productos fitosanitarios.

Mientras que la Unión Europea debate si permitir que se siga usando durante al menos quince años más, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido desterrarlo

El Área de Medio Ambiente que actualmente dirige Inés Sabanés decidió cubrirse las espaldas antes de tomar la polémica decisión y encargó un informe al organismo Madrid Salud, dependiente del propio Consistorio. Éste ha determinado que lo mejor es "evitar la utilización de productos fitosanitarios que contengan glifosatos en el municipio de Madrid, en tanto no se aclare el debate científico al efecto". Pero dejar de usar este compuesto en Madrid no es algo que se pueda hacer de un día para otro. De hecho, las empresas concesionarias usan el glifosato, a pesar de que el contrato integral de gestión de parques y viveros municipales aprobado por el anterior Gobierno municipal de Ana Botella dice que "los métodos sostenibles, biológicos, físicos y otros no químicos deberán preferirse a los métodos químicos, siempre que permitan un control efectivo de las plagas". Por otra parte, los expertos advierten de que dejar de usar este tipo de compuesto debería ser una acción progresiva, porque de lo contrario, podría provocarse la proliferación de plantas invasoras. 

Estudios enfrentados

La controversia viene dada por varios informes elaborados por organismos oficiales de mucha mayor envergadura que el del Ayuntamiento. En marzo de 2015 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS incluía al glifosato en la categoría 2A -probablemente cancerígeno para el ser humano-. Pero muchos expertos alegan que no hay motivo para la alarma, puesto que en esta categoría también se encuentran la carne roja, las frituras a altas temperaturas o el trabajo de peluquero. Además, en noviembre de 2015, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluía en otro estudio justamente lo contrario y decía "que no existe evidencia científica de la relación del glifosato con el cáncer". Casi 100 científicos se posicionaron fuertemente en contra de las conclusiones de este último informe al considerar que no estaba sustentado en la evidencia científica.

¿A quién hacer caso entonces? El debate sigue abierto, aunque lo cierto es que el glifosato es uno de los productos más probados y estudiados del mundo. La propia multinacional Monsanto se defiende en su página corporativa de la controversia generada por el compuesto. Asegura que "los estudios toxicológicos exhaustivos repetidos durante los últimos 40 años demostraron una y otra vez que el glifosato no representa ningún riesgo razonable para los humanos, el medioambiente o a los animales domésticos, cuando se utiliza según las indicaciones en la etiqueta". Tras publicarse el estudio de la OMS, el Gobierno francés tomó una decisión rotunda e intentó limitar la venta del producto para su uso en jardinería. La ministra de Ecología Ségolène Royal pidió incluso a las tiendas que no vendieran el producto estrella que lleva este componente, el Roundup

Debate en Bruselas

Actualmente la Comisión Europea está en pleno proceso de debate sobre la renovación del permiso de uso de este herbicida por un periodo de 15 años más dentro de la UE. Sin embargo, la votación que debía producirse el pasado martes fue aplazada por "la preocupación de algunos países" acerca de los efectos de este químico sobre el ser humano. Países como Suecia, Francia y Holanda son manifiestamente opuestos a la renovación. Italia parece que también quiere sumarse ahora a este grupo, aunque el plazo para tomar una decisión definitiva finaliza a finales del mes de junio. Por su parte, la organización ecologista Greenpeace ha entregado más de 90.000 firmas al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que dirige Isabel García Tejerina, reclamando que el Gobierno español se oponga también a la renovación.

¿qué alternativas?

Dejar de usar el glifosato implica emplear otros métodos para que no proliferen las malas hierbas. Pero desde el Ayuntamiento de Madrid únicamente explican que tratarán de encontrar "otras alternativas para acabar con las malas hierbas de los parques y jardines madrileños", aunque por el momento no especifican ninguna. Actualmente aseguran estar probando algunos productos y la intención de la corporación municipal es "sustituir el glifosato por otros procedimientos menos lesivos".

La capital de España no es la primera en tomar una iniciativa así, sino que Barcelona, Badalona, Tarragona o Zaragoza ya se han posicionado en la misma dirección. En el caso de Castellón se ha intentado incluso sustituir el glifosato por el ácido acético (vinagre), aunque éste no es un método válido, puesto que no está inscrito como producto fitosanitario el en Registro del Ministerio.

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