Los múltiples casos de corrupción que salpican a todo tipo de organizaciones políticas y sociales en España y las escasas consecuencias jurídicas están provocando que los ciudadanos hayan perdido el respeto -y el interés- por todo lo que conlleva la política. "¿Estamos ante el fin de los partidos tradicionales y el auge de nuevas formaciones políticas?" es la pregunta principal a la que se han enfrentado 12 expertos internacionales y nacionales en comunicación política que el pasado viernes se reunieron para abordar "la movilización política y electoral en tiempos de desconfianza", un seminario organizado por MAS Consulting Group.
Desde hace meses se aprecia entre los españoles cierto hartazgo y desafección hacia la clase política, pero no parece ser un caso aislado. "Los problemas de los dirigentes son muy parecidos en los distintos países, y esto se produce porque las reglas de juego están cambiando. Los políticos son percibidos como parte del problema y no como la solución. El exceso de corrupción, la agresividad en algunos responsables han agudizado esta ruptura", explica Daniel Ureña, vicepresidente de la European Association of Political Consultants (EAPC) y profesor de la Universidad de Comillas, donde dirige la cátedra de Liderazgo Público.
"Se necesitan nuevos líderes. No digo que se tengan que ir todos ahora -o sí, no sé-, pero necesitamos aire fresco, que se mueva el banquillo", explica Ureña
La idea que expone Ureña es que los partidos no están sabiendo adaptarse a la situación. "Han perdido el monopolio de la comunicación política. Antes ellos diseñaban y lanzaban los mensajes o campañas, y ahora hay cada vez más actores que influyen en la agenda política. Se necesitan nuevos líderes, nuevas caras. No digo que se tengan que ir todos ahora -o sí, no sé-, pero necesitamos aire fresco, nuevas generacoines de líderes. A diferencia de otros países, aquí cuesta demasiado que el banquillo aporte gente. Hay partidos que no son precisamente el modelo a la hora de pasarse el testigo del poder, ha de cambiarse esta forma de relevo", explica.
Y en la misma línea añade que también hacen falta nuevos discursos, nuevos lenguajes. "Hasta hace poco la política generaba gran pereza, y ahora eso se ha transformado en indignación o desprecio. Tenemos un exceso de lenguaje político, que está casi homogeneizado. Le cambias la cara al interlocutor y el mensaje es casi idéntico. La manera en que explicamos las ideas debe adaptarse a las nuevas reglas del juego, y es la hora de innovar en los formatos de comunicación política. Hay que arriesgar, porque la gente no sigue únicamente los medios tradicionales y ahora tenemos infinidad de opciones", señala.
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Ejemplo de cómo adaptar el mensaje a las nuevas formas de comunicación.
El profesor Ureña explicaba también que aquellos partidos que no se abran a estos cambios terminarán cerrando, y lo basaba en tres aspectos clave: el mayor protagonismo en las bases, un sistema de elección interna abierto como manera de recuperar el prestigio y mayores sistemas de control y transparencia. "Hoy no gana el más grande, sino el más rápido, el que antes reacciona. El voto no es de los partidos, es de los ciudadanos, de la gente. Los votantes son más exigentes, y los líderes y sus partidos deben crear una nueva relación entre el simpatizante o militante y el partido. Se ha de crear una comunidad", apuntaba.
Búsqueda de nuevas formas de conexión con las personas
Según Philip Maderthaner, director de Campaigning Bureau (Austria), socio de la campaña de Obama, en política hemos vivido hasta hace poco en un mundo de "Goliats" donde algunos tenían el poder de enviar mensajes y el resto obedecía, aunque ahora es "David" quien controla el poder. "Cualquiera puede crear un movimiento, los hay sobre cualquier cosa, y para que tengan fuerza necesitan un objetivo o una creencia compartida, y que las personas sean parte de ello, que es algo que en política no siempre se entiende. La diferencia entre unos y otros es el número de personas comprometidas. En Europa no conseguimos por lo general una gran participación. El compromiso con los partidos como afiliados se está reduciendo en toda Europa, y creo que hay que cambiar la estrategia", señala.
El problema es más agudo en España, pero ocurre en toda Europa, donde está reduciendo notablemente el número de afiliados
Para cambiar esa estrategia, es necesario un sistema integrado que procese los datos para saber quién interactua con los intereses compartidos -partido político- y utilizar el poder del compromiso. "Algo tan simple como que reciban un mail preguntando sobre si van a ir a votar ya puede suponer cierta obligación moral. Al votante medio no le importa el sistema político, sólo sus propios deseos personales. Por eso hay tanta diferencia entre la política y los votantes, y eso explica por qué se están separando tanto", comenta Philip.
Tanto él como Chris Scott, consultor de la exitosa campaña del alcalde de Londres, Boris Johnson, señalan la importancia de llegar al votante, de cambiar la mentalidad. Scott explica cómo en Reino Unido, donde siempre se ha hecho mucho trabajo puerta a puerta y donde en los últimos 10 años se han intentado poner el nivel de las campañas de EEUU, se dieron cuenta de que tenían que cambiar su estrategia. "Hay que saber identificar qué aspectos te pueden unir con un votante del partido opositor. Nosotros nos centramos en 100 circunscripciones en lugar de abarcar el país entero, y vimos que habíamos abandonado potenciales votantes por pertenecer a un ambiente laborista. Pero buscamos dos o tres aspectos que pudieran interesarles de nosotros y nos sirviera para conectar. No preguntas si nos van a votar, sino si habría alguna posibilidad de que votaran a nuestro partido. Una de las preguntas fundamentales es si tienen hijos, porque a raíz de la respuesta puedes redirigirlo", explica.
La campaña de 2012 de Johnson fue comentada por el éxito que supuso que una ciudad tradicionalmente laborista, de izquierdas, como Londres, terminara reeligiendo a un alcalde conservador. "Tuvimos que hacer un enfoque nuevo que no se centrara en el partido. Y trabajamos también uno de nuestros problemas clave, que son las minorías étnicas, a las que no se puede ignorar", defiende Scott.
Un consultor de la campaña de Sarkozy explica que Obama implantó un modelo que ha revolucionado las estrategias de comunicación política, haciendo todo más accesible y descentralizado
Problema de modernización y primarias
En la misma línea se manifiesta Thibault Muzergues, consultor especializado en formación de líderes políticos en Francia que formó parte de la campaña de Nicolas Sarkozy. "En España, Francia, Portugal o Italia tenemos un gran probema de modernización. La afiliación está decreciendo de forma notoria en muchos países, y es que no hay una oferta adecuada a quienes se interesan en los partidos políticos. Se está perdiendo esa cultura anterior en la que toda una familia pertenecía a un partido y nunca se planteaba votar a otro. Ahora si no estás de acuerdo cambias tu voto. Además se tiende a personalizar, no votas a un partido sino a un líder", dice Muzergues.
Según su experiencia, se está intentando implantar el modelo Obama, que ha revolucionado la forma en que se presentan las estrategias de comunicación política. Se trata de tener una estructura descentralizada, ya que los voluntarios que quieran colaborar deciden ahora dónde y cuándo hacerlo, dando tiempo y dinero para el partido pero sin necesidad de pertenecer a él. Las elecciones primarias resultan un punto clave para los expertos: su ausencia refleja falta de democracia interna, y esto es algo que en Europa resulta difícil de entender
Una de las ideas defendidas por varios de los expertos es la necesidad y conveniencia de unas elecciones primarias a ejemplo de las norteamericanas. "Muchos partidos sufren de falta de democracia interna, no hay relaciones desde arriba hacia abajo. En Reino Unido ya lo hicieron con David Cameron, en Italia también con Romano Prodi, aunque en general es difícil de entender para los partidos europeos. Es una buena opción para lograr que las personas se impliquen, pero hay que mejorar la logística y publicitar estas elecciones, transmitir que se está decidiendo algo importante, ya que de lo contrario sólo votarán los afiliados. Se trata de legitimidad popular, es más democrático y una buena forma de crear una base de datos. Hay que averiguar a qué tipo de personas queremos llegar, porque queremos que nos hablen individualmente y no como colectivo", decía Muzergues. "Ahora son necesarias y en breve serán imprescindibles. Se deben ver no como una amenaza sino como una oportunidad, porque hay mucho más que ganar de lo que se podría perder", añade Daniel Ureña.
Las elecciones primarias son un punto clave para los expertos: su ausencia refleja falta de democracia interna, y esto es algo que en Europa resulta difícil de entender
El poder de internet y las redes sociales
"La política es una mierda. No nos gusta Rajoy, no nos gustaba Zapatero y no nos va a gustar el que venga después. Las medidas no sirven para nada y al final todo el poder los tienen los banqueros y empresarios, contra los que no se puede hacer nada". Esta es, según Irene Milleiro, directora de campañas de Change.org, la visión que se repite últimamente. "El 52% de los jóvenes confiesa que se abstendrán en las próximas elecciones. Pero esto no es del todo cierto. Tenemos más poder que nunca antes para cambiar cosas. Cada día se crean en España unas 2.000 peticiones, e internet ha provocado tres cambios clave: el liderazgo -cualquier persona puede guiar una idea-, las causas de la movilización -buscamos problemas concretos con soluciones concretas- y la validación del modelo, el contagio del cambio, ver que otros lo consiguen. Ahora hemos pasado del querer cambiar las cosas al poder cambiar las cosas. ¿Lo saben también los políticos y el mundo de la economía?", pregunta.
Por su parte Roberto Rodríguez, profesor de la Universidad de Comillas y uno de los primeros en elaborar la web del diario El Mundo para las elecciones de 1996, valoraba la actuación de los políticos en este nuevo modelo de comunicación, y era tajante al afirmar que se están quedando atrás. "En 1996 se convencían de que había que estar en internet, y se lanzaron a crear las webs de los partidos aunque conocían muy poco. En 2002 un sondeo entre alcaldes españoles reveló que el 7% lo usaban, aunque lo afrontaban con miedo. Hoy hay muchos que siguen pensando que hay que estar porque toca, porque es moderno, pero muchos siguen teniendo miedo porque no lo controlan y la transparencia asusta. Se están quedando atrás, no van tan rápido como la sociedad, y lo ven sólo como una herramienta para publicitar la campaña. No se pueden quedar atrás", sentenciaba.
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