Sociedad

Un afectado por las preferentes logra un acuerdo con BBVA gracias a 'change.org'

Enfermo de un cáncer de hígado, Eduardo Domínguez necesitaba fondos para los tratamientos que su estado requería, pero sus ahorros de cerca de 130.000 euros estaban invertidos en participaciones preferentes. Su mujer Julia promovió una petición a través de la plataforma digital que propició la presión mediática necesaria para que BBVA se sentase a dialogar y aceptase costear su enfermedad. 

El drama de las participaciones preferentes esconde muchas historias de desesperación y apuros económicos. Una de ellas es la de Eduardo Domínguez, un enfermo de hepatocarcinoma (una enfermdad grave en el hígado) que necesita costearse un tratamiento que le permita salvar la vida. El problema de Eduardo es que tiene sus ahorros metidos en participaciones preferentes y no existe posibilidad de acceso, según lo que le explicó su banco, el BBVA. Sin embargo, la presión social y mediática conseguida a través de una petición que formuló su mujer en la plataforma 'change.org' han logrado que la entidad financiera llegue a una acuerdo con la familia del enfermo. 

Su historia puede no ser la única, pero Julia Bonilla, esposa de Eduardo, decidió que quería que la suya se supiera, en un intento a la desesperada por lograr su objetivo de obtener su dinero. Él, sin formación superior, firmó lo que le pusieron delante en su banco de siempre, suscribió las participaciones de alto riesgo y a día de hoy el BBVA tiene congelados los 130.000 euros que el empleado de la entidad distribuyó así: 90.000 euros en preferentes de Repsol y 40.000 en Eroski (además de otros 8.000 euros de la hija de Eduardo). 

"El banco de toda la vida le engañó, le dijo que sabía lo que firmaba y le metió 130.000 euros en preferentes, dinero que no podíamos tocar. Y se está muriendo", explica su mujer

"Entre el negocio, que iba mal por la crisis, su estado de salud y el estrés, se jubiló de la empresa de juegos recreativos hace año y medio. Un día se acercó al banco de toda la vida, una sucursal que le conocía desde hacía 40 años, y se enteró de lo que habían hecho con sus ahorros. Lo que tenía, era como si no existiera", recuerda Julia, comentando además que en alguna ocasión su marido había dejado dinero a los de la sucursal para cuadrar la caja a fin de mes. 

A Eduardo le dijeron que su dinero ya no vale ni el 20% de lo que valía y que él sabía lo que firmaba. Su esposa, sin embargo, es tajante al asegurar que 'el banco de toda la vida le engañó con las preferentes'. Pero el principal problema para ellos era que necesitaban el dinero para intentar que Eduardo sobreviviera. Necesitan que valoren las pruebas médicas realizadas por médicos privados para ver si se le puede incluir en la lista de espera para un trasplante hepático, y mientras, proporcionarle los cuidados necesarios, que la familia quiere que reciba en la Clínica Universitaria de Navarra. 

Un antes y un después con la petición

La familia de Eduardo no quería rendirse ante la situación. Tras hablar con BBVA, que lo único que ofrecía era otro préstamo más, decidieron crear la petición en la plataforma 'change.org'. La publicidad que obtuvo, e incluso que un medio como El Mundo se hiciera eco de ella, motivaron que cinco días después de la difusión del artículo el BBVA se reuniera con ellos para darles dos opciones: un préstamo por el importe que quisieran al 0% (es decir, una nueva deuda) o pagar sólo la evaluación médica de Eduardo en la clínica de Navarra, pero no su tratamiento. 

La petición obtuvo más de 118.000 firmas, e hizo que BBVA se sentara a dialogar para finalmente acceder a costear el tratamiento

Finalmente, y tras otro ingreso en el hospital del enfermo, la entidad financiera llegó a un acuerdo con la familia para hacerse cargo del tratamiento de Eduardo, de manera que aunque no ha logrado recuperar su dinero, sí podrá al menos costearse los cuidados en Navarra. 

El poder de una firma digital

Parte de la 'culpa' de esa decisión final la tuvieron las más de 118.000 firmas que se recogieron a través de la web, una iniciativa que poco a poco va ganando peso y que ya ha logrado importantes méritos

"Su funcionamiento es sencillo", explica Luis, de 'change.org'. Cualquier persona en cualquier lugar puede iniciar una petición sobre los temas que le interesen, sin cruzar las 'líneas rojas', que son las peticiones que promuevan odio, violencia o que sean discriminatorias. 

"Las peticiones consiguen hacer presión pública y directa sobre la persona, empresa, institución u organización que puede tomar una decisión sobre el asunto", defienden desde 'change.org'

El número de firmas obtenidas no es representativo ni vital para las peticiones. En ocasiones se consigue el objetivo buscado con centenares de miles de firmas y otras veces con apenas cien. "Lo importante es que estas peticiones consiguen hacer presión pública y directa sobre la persona, empresa, institución u organización que puede tomar una decisión sobre el asunto. Los creadores de peticiones no se limitan a recoger firmas, sino que muchos de ellos las han entregado físicamente al destinatario y han seguido luchando para conseguir el cambio que desean", comentan desde la plataforma. 

El caso de Eduardo es sólo un ejemplo de objetivos que parecen imposibles y que se 'solucionan' gracias a este tipo de iniciativas, aunque no es el único. Desde 'change.org' explican que cada día, decenas de campañas iniciadas en su web por ciudadanos de todo el mundo consiguen sus objetivos. "La gente puede usar ahora herramientas como la nuestra para organizarse rápidamente e influir de forma colectiva en las políticas, incluso de las grandes empresas o gobiernos", sentencia Luis, de la plataforma. 

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