Los décimos de la Lotería de Navidad se compran en el trabajo, se comparten con amigos, en familia, se regalan… Y detrás está siempre el (lógico) deseo de ganar dinero. Año tras año se venden miles de participaciones de lotería a sabiendas de que las probabilidades de enriquecerse son mínimas. Poco importa, pues “lo importante es participar” o “lo importante es la salud”.
En los bombos de la Lotería de Navidad hay 100.000 números y se reparten 15.304 premios de diferentes cuantías. Por lo tanto, la probabilidad de que el premio recaiga sobre un boleto determinado es del 15,304%. Las probabilidades aumentan si se juega a la Lotería del Niño: en este caso también hay 100.000 números pero se reparten 37.290 premios, lo que hace una probabilidad de 37,92%.
Además, en el sorteo del 22 de diciembre los grandes premios están más repartidos: desde un primer premio hasta ocho quintos premios. Son menos que en el Sorteo del Niño, pero más grandes. Por su parte, a pesar de ofrecer muchas posibles recompensas, la Lotería del Niño brinda menos premios grandes, ya que cuenta sólo con un primer, segundo y tercer premio. Los demás, son menores. Sin embargo, las posibilidades de ganar el mayor bote son las mismas en ambos sorteos: 1 entre 100.000.
El de Navidad se impone a El Niño
A pesar de es menos probable tener un premio en la Lotería de Navidad (aunque más cuantioso que en el Sorteo del Niño), la gran mayoría de los españoles se inclina por el muy tradicional sorteo del 22 de diciembre.
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