Sociedad

Del ocaso del Rey en TV, la vuelta triunfal de Pedrerol y los atributos de Jesulín

El polémico documental sobre el Monarca dispara la audiencia de la cadena pública vasca. 'El Chiringuito', un 'Punto Pelota' en tonos verdes y amarillos, convence a los espectadores. El torero habla por su cumpleaños. Mercedes Milá también reaparece en la pantalla. Cuatro estrena un programa para que el público adelgace. Y mucho más... 

Érase una vez un país donde las críticas negativas a su Rey fueron poco habituales, por no decir inexistentes, durante muchos años. Tan escasas noticias dolorosas para el Monarca aparecían que, por momentos, sus ciudadanos estaban menos enterados de las andanzas reales que cinco siglos atrás. La mayoría de los medios eran súbditos, vasallos o cortesanos que colaboraban para magnificar hasta la náusea la figura de su Majestad. Por suerte, con el paso de los años cada vez más periodistas arrumbaron los temores y empezaron a publicar cuestiones comprometidas y comprometedoras para el Rey y los miembros de su familia. Pese a que las cosas habían cambiado, continuaban algunos hábitos casi reflejos del pasado que impedían que vieran la luz determinadas opiniones sobre la Monarquía. Hasta el punto de que la prensa extranjera era mucho más atrevida para informar sobre la Institución.

Algo parecido a lo que acontecía en ese país imaginario ocurre hoy en España. Así, la producción y publicación de un reportaje tan duro sobre el Monarca como es El ocaso de un Rey, realizado por Canal Plus Francia, parece casi imposible. Sin embargo, la cadena pública del País Vasco, ETB, decidió emitirlo el pasado jueves. Y el canal autonómico dobló su audiencia gracias al documental. El resto de españoles tendremos que esperar a que alguna televisión menos nacionalista y más generalista se atreva a mostrarlo. Solo podemos, por tanto, hablar de oídas y aplaudir su emisión. Pero es conocido que se trata de 52 minutos en los que se narran algunos de los asuntos más espinosos para la Casa del Rey, como las presuntas infidelidades de Su Majestad, lo opaco de sus finanzas, lo inoportuno de sus cacerías, etcétera. En fin, esperaremos para verlo y opinar con más argumentos. 

Pedrerol ha recibido múltiples críticas por su programa de la noche deportiva. Envidia pura e insana

Para quienes trasnochamos, la noticia de la semana es el feliz regreso de Josep Pedrerol a la noche deportiva. El Chiringuito de Jugones que inició su andadura el pasado lunes en Nitro es un Punto Pelota en tonos verdes y amarillos. Es el color del decorado y el logotipo lo único que ha cambiado de forma sustancial entre un programa y otro. Hasta la sintonía y la canción son la misma, con retoques. Y ahí radica el innegable acierto del presentador y su equipo. Han seguido aquella máxima de que no es necesario cambiar algo cuando ya funciona. De momento, la audiencia responde masivamente. Lógico. El programa de Pedrerol, llámese como se llame, es una genialidad inexplicable. Así de sencillo. Y de doloroso para su competencia. 

Muchos han criticado que parece "el Sálvame del fútbol" porque sus tertulianos son forofos y se enzarzan continuamente en discusiones absurdas, otros han repetido una y otra vez que se trata de "un programa madridista", no faltan quienes se mofan del espacio porque remarca demasiado sus exclusivas, son legión quienes lo califican de "caverna" y, ya por último, los cambios de humor del presentador también han sido una fuente de ataques que parecía inagotable. Envidia pura e insana. El Chiringuito está formado por un grupo de amigos que debaten apasionadamente sobre fútbol. Ni más ni menos. Pero enganchan. ¿Por qué? Porque el programa tiene un ritmo endiablado, porque lo mejor de su guion es que salta por los aires cada día, porque aportan información a raudales y porque generan polémica en cada segundo. Cada noche reproducen un Barça-Madrid. Y si un clásico es vibrante, adictivo y divertido, el programa, con sus mil y un defectos, que por supuesto los tiene, también lo es. Lo demás, como decía aquel, es literatura mala. 

El ex torero reveló que le han ofrecido un millón de euros por presentar un programa

El tercer gran hito televisivo de la semana ha sido, sin duda, la entrevista telefónica a Jesulín de Ubrique. Como ha cumplido 40 años, se avino a intervenir en Espejo Público, con preguntas de Susanna Griso. Lo más noticioso, si es que este adjetivo puede utilizarse en este caso, es esta frase inquietante y aterradora: "Me han llegado a ofrecer un millón de euros por un programa, y también por llevar mi vida a una serie de televisión". Y en una de sus respuestas se le escapó que en una ocasión "se me cayeron los cojones al suelo". Se conoce que el ex torero está metido en el papel que va a desempeñar en Torrente 5, el siguiente espejo cutre y zafio que rueda Santiago Segura. En todo caso el de Ubrique ya nos avanza que dentro de unos años escribirá sus memorias. Triunfará, aunque sea con libro electrónico. Como también es de prever que la bellísima Pilar Rubio triunfará en El Hormiguero, donde esta semana se ha estrenado como colaboradora estrella. 

 

Esta imagen impactante viene a cuento de que en Cuatro se estrenó este viernes El método Osmin, que es un programa donde un tipo fibroso y horteramente tatuado, el tal Osmin Hernández, va a ayudar a adelgazar a algunas cuantas cobayas que pasarán por la pantalla. Y, ya de paso, colaborará a que parte de su audiencia adelgace o, en su defecto, enferme. Habrá que darle tiempo a este presentador, pero su indiscutible pinta de macarra adicto al gimnasio promete emociones (para quien decida verlo, claro). El mismo día y en el mismo canal, aunque un rato más tarde, volvió Mercedes Milá con su exagerado pero interesante Diario de. Aunque la presentadora de Gran Hermano no nos parezca la mejor periodista de la Historia, ni mucho menos, hay que reconocer que este espacio aporta interesantes investigaciones. 

Y ya que estamos con las investigaciones para acabar hay que referirse a la pifia del año, que también tiene algo de televisiva. Y es que, como saben en Interior, un Telediario es muy jugoso. No me negarán que si Jorge Fernández Díaz aún es ministro después de informar antes de tiempo sobre una operación en marcha, nada que aparezca o no en la pantalla debiera escandalizarnos. ¿No?   

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