Las tarjetas bancarias contactless son una realidad cada vez más visible. Se trata de un sistema por el que el sector financiero está apostando desde 2014 para aportar "más rapidez y comodidad a los clientes" a la hora de realizar un pago. Estas tarjetas cuentan con un chip de tecnología NFC (Near Field Communication), mediante el cual un usuario sólo tiene que acercar la tarjeta a un dispositivo lector y la empresa ya cuenta con los datos para hacer el cargo a su cuenta, sin necesidad de introducir el número PIN (para compras inferiores a 20 euros).
Aunque la realidad dice que una parte de los clientes no se fía de esta tecnología y preferiría poder desactivarla, la respuesta ha sido negativa. "El mayor problema que encuentro es dejar la puerta de mi casa abierta. Con esta tecnología cualquier persona que se descargue en el móvil un lector de NFC podrá saber al instante mi número de cuenta al completo, la fecha de expiración de la tarjeta e incluso algunas transacciones que haya realizado", lamenta Rubén Martín, quien ha publicado un vídeo-denuncia sobre la facilidad de obtener estos datos en su blog.
https://youtube.com/watch?v=_1snLRiVLoc
"Preferiría seguridad frente a comodidad y poder desactivar este sistema y continuar con el antiguo de PIN", explica. "Lo más preocupante para mí es que no es necesario que saque la tarjeta de la cartera para que cualquiera pueda realizar una lectura de la misma. Sólo basta con estar cerca de ella y esta situación se da muchas veces al día en el bus, en el metro... incluso andando por la calle", detalla.
Martín no es el único que rechaza esta tecnología. Jesús Muñoz, también cliente de ING, ha abierto una petición en la plataforma Change.org para solicitar al banco que ofrezca la posibilidad de desactivar el sistema NFC. Pero desde el sector financiero responden que, por el momento, esta opción no es posible y se apoyan en el seguro antifraude en caso de que un ladrón se haga con una de las tarjetas. "Si se realizara un uso fraudulento de la tarjeta, el cliente recuperaría todo su dinero", explican desde el banco de matriz holandesa.
En la misma línea, aseguran que las denuncias por robo de datos son inexistentes o residuales, y que por tanto, esto demuestra que no se trata de un sistema inseguro: "Al contrario, creemos que es una tecnología que aporta muchas ventajas al cliente y que es lo suficientemente segura para implantarla de forma masiva". De hecho, alrededor del 80% de las tarjetas de ING son contactless y su objetivo es que a finales de 2016 "sean el 100%". Una tendencia que impera en todo el sector.
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