La televisión que padecemos parece una tragedia permanente. Y ya se sabe que las tragedias nunca acaban bien. Claro que no estamos ante una tragedia clásica, sino que se trata, más bien, de una sucesión de espantos que poco a poco nos van minando hasta quizás destruirnos. Los dos últimos horrores que nos asfixian son la pelea entre el periodista Alfonso Rojo y la líder de la PAH, Ada Colau, por un lado, y el fallecimiento inesperado del mítico luchador de pressing catch James Hellwig, más conocido por todos como El Último Guerrero. Pero, eso sí, esta semana se ha colado en la tele un tema que nos da esperanza, aunque sea un pedazo pequeño, para el futuro. Se trata del vídeo con que Amaral ha decidido machacar a la clase política que sufrimos.
Los hechos, como acostumbran, son tozudos: el pasado sábado, durante el programa La Sexta Noche, un espacio más que recomendable, por cierto, Rojo llamó "gordita" a Colau. Empezó entonces una situación surrealista con supuestas disculpas en el plató hasta que el presentador, Iñaki López, zanjó el asunto echando de allí al periodista deslenguado. Si no lo han visto aún, cosa que dudo a tenor de la desmesurada repercusión del hecho, pueden verlo a continuación:
El tópico de que las imágenes se comentan por sí solas sirve en esta ocasión. Rojo se equivocó porque en una tertulia política no es de buen gusto entrar en descalificaciones personales. Eso es indiscutible. Ocurre, sin embargo, que este tipo de insultos y trifulcas son tan habituales, con mayor o menor nivel barriobajero, que sorprende el desenlace de este caso. Quizás estemos ante un ejemplo de que alguien se ha dado cuenta, por fin, de que no todo vale en televisión. Aplausos sonoros. Ahora bien, o las televisiones cambian a sus tertulianos o pronto habrá expulsiones en cada debate... Mientras, la lucha entre Rojo y Colau continúa en Twitter y en otras tertulias. Así que hay polémica para rato.
Con la desaparición de 'El Último Guerrero' se muere también una parte decisiva en el imaginario colectivo de una generación, la misma de la EGB, que se queda huérfana de referentes
Vamos con otra tragedia más dura. Con la desaparición de El Último Guerrero se muere también una parte decisiva en el imaginario colectivo de una generación, la misma de la EGB, que se está quedando huérfana de referentes y que, pese a ello, se resiste a crecer. ¡Cómo no recordar aquellas batallas falsas entre este luchador y el irreductible Hulk Hogan! Y aquellos temblores repentinos y salvajes, mal bautizados como baile del San Vito, que nos hacían vibrar aunque supiéramos que se trataba de una comedia de serie Z. El caso, queridos amigos, es que todo aquel que sienta nostalgia y tenga ganas de revivir aquellos momentos inolvidables puede disfrutar este fin de semana del regreso de Hogan. Será en Smackdown, que se emite este domingo, a las 14.00 horas, en Neox. Pero antes vean esta batalla y derramen su emoción:
Aunque estrictamente no sea un vídeo televisivo y se trate de un vídeoclip propagandístico, no podíamos dejar pasar la ocasión para destacar aquí la última creación de Amaral. La nueva canción del grupo se llama Ratonera. Y empieza así: "No sé cómo duermes por las noches, estúpido farsante, si mientes más que hablas". Para ilustrar este tema tan llamativo, sus creadores se han sacado de la manga un vídeo donde simple y llanamente se desguaza a la clase política española. Rubalcaba, Rajoy, Gallardón, Rosa Díez, Zapatero, Montoro, Luis de Guindos y otros seres semejantes aparecen irónicamente com si fueran drogadictos, inmigrantes sin papeles, vagabundos, ancianos sin vivienda... Aparecen también varios rótulos como éste: "Un 38 por ciento de los políticos duerme en la calle". Y así todo hasta un mensaje final, quizás innecesario, donde se nos dice que todo era ficción.
Es una forma interesante de denunciar los abusos, mangoneos y corruptelas de la clase política en medio de esta profunda crisis que ellos mismos ayudaron a crear, que no pronosticaron a tiempo y que están combatiendo con continuos estoques al ciudadano. Y es divertido ver a Rubalcaba, Montoro o Gallardón vapuleados o a Felipe González como un músico callejero. Bravo, pues, Amaral. Pero este vídeo, como otras manifestaciones sociales o artísticas que vemos en televisión y pretenden despertar nuestras conciencias dormidas, adolece de una preocupante ausencia de autocrítica. Porque, aunque a veces todos tengamos ganas de ir a quemar el Congreso, no puede olvidarse un detalle: nosotros también somos culpables, tanto en la tele como en la crisis.
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