Teresa Romero, la primera infectada de ébola fuera de África, asegura en su primera entrevista tras vencer al virus que la responsabilidad del contagio no fue suya. "Yo creo que no, no la tengo yo. ¡Cómo voy a ir a contagiarme el ébola aposta!", zanja al respecto.
Dice además que no recuerda haber cometido ningún error y que se ciñó al protocolo establecido. "Hice el protocolo como lo hacemos aquí habitualmente", manifiesta en una entrevista concedida al diario 'El Mundo'. Asimismo, la auxiliar de enfermería insiste en que sí que avisó en el centro de Salud de que había tratado a pacientes con ébola.
La respuesta de su médico ante el aviso de Romero fue recetarle paracetamol (un medicamento que enmascara los síntomas del ébola y retrasa, a veces mortalmente, el diagnóstico de la enfermedad). "Sí, nada más", asegura la auxiliar.
"Lo de Exkálibur (su perro) me parece un asesinato", confiesa Romero
Preguntada por si pudiera ser que estuviera 50 minutos en la habitación del misionero García-Viejo una vez que falleció, Romero sostiene que "puede ser, sí" y que lo hizo porque "hubo que recoger toda la habitación y el colchón hubo que doblarlo y que precintarlo".
"La verdad es que nadie nos avisó", concluye, añadiendo que "habitualmente siempre hay algún supervisor". Tras aquel episodio, confiesa que se sintió "un poco agobiada, pero cansada no" pero que en ningún momento ha reconocido que se tocó la cara con un guante.
Califica al consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, como un "irresponsable", después de haberla acusado de mentir, y despide la entrevista expresando que lo peor de toda la enfermedad ha sido la muerte de su perro Exkálibur. "Me parece un asesinato".
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