Sociedad

Un 'padre coraje' demuestra la inocencia de su hijo, que pasó nueve años en la cárcel

Antonio Valdivielso Bonilla se infiltró durante años entre los delincuentes habituales de los municipios madrileños de Móstoles y Navalcarnero, con un nombre de pila y una nariz rota como únicas pistas del verdadero culpable.

José Antonio Valdivielso, de profesión soldador, fue detenido a los 21 años como presunto autor de dos delitos de robo y un intento de asesinato. Fue señalado culpable en el reconocimiento fotográfico que realizó una de las víctimas, recién operada de una perforación pulmonar provocada por una puñalada.

José Antonio sólo contaba como coartada con el testimonio de sus padres, ya que se encontraba durmiendo en casa en el momento en que se cometieron los delitos (madrugada de un día laborable).

A pesar de que el antropólogo José Manuel Reverte Coma descartó que la imagen captada en un cajero automático fuera de José Antonio, el cuerpo nacional de Policía Científica así lo acreditó. Al ser condenado a 13 años de prisión, su padre inició la búsqueda del verdadero culpable, ha relatado a Telecinco.

Antonio Valdivielso Bonilla se infiltró durante años entre delincuentes habituales de la zona (los municipios madrileños de Móstoles y Navalcarnero), con un nombre de pila y una nariz rota como únicas pistas del verdadero delincuente. Toda la información fue analizada por la abogada de oficio que asistía el caso.

Cuando conocieron la identidad del culpable, se querellaron contra él para conseguir que la Guardia Civil revisara el caso. Su baza: el hecho de que no puede haber dos autores de un mismo delito.

Nuevas pruebas periciales le dieron la razón y el Tribunal Supremo dictó la sentencia absolutoria trece años después de su detención, los mismos a los que había sido condenado. José Antonio Valdivieso, que intenta ahora rehacer su vida, intentó suicidarse dos veces durante su internamiento.

"Nadie en la cárcel me creía, los psicólogos decían que si no había cometido estos delitos, habrían sido otros", explica un compungido José Antonio, que sólo tiene palabras de gratitud para su 'padre coraje' y para la abogada que le ha ayudado durante una década.

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