Sociedad

¿Por qué la Unión Europea proscribe la venta de productos con aromas de humo como las patatas de jamón?

El organismo observó la presencia de sustancias cancerígenas en estos aditivos, por lo que deberán cambiar su receta para mantenerse en el mercado

La Unión Europea ha prohibido la venta en mercados de determinadas categorías de productos alimentarios, aquellos que contengan alguno de los diez aromas de humo denegados por la misma entidad. El organismo ha puesto como fecha límite el 1 de julio de 2026 y 2029 para la retirada de estos alimentos.

Ese tope depende de la finalidad. Los productos alimenticios que utilizan estos aromas de humo para replicar o «añadir» un sabor, como es el caso de algunas patatas fritas, sopas o salsas, se les va a otorgar un margen de dos años. Mientras tanto, el límite asciende a cinco para aquellos productos que tan solo sustituyen el proceso de ahumado convencional y utilizan dichos aromas para reforzar el sabor tradicional, como ocurre con el queso y productos derivados, carne, pescado y productos de la pesca elaborados (incluso moluscos y crustáceos y huevas, y sus subcategorías correspondientes).

El Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) publicó el pasado 1 de julio esta decisión sobre los productos primarios para la producción de aromas de humo SF-001 a SF-010. Además, explica que las fechas tienen que ver con la adaptación de los procesos de producción. Según el texto, los alimentos que contengan productos primarios para la producción de aromas de humo podrán seguir poniéndose en el mercado en las citadas fechas debido a la adaptación de los procesos de producción. Explica que el fin es que las empresas alimentarias "dispongan de tiempo suficiente para adaptar las recetas de sus alimentos" ya que esta adaptación "puede exigir inversiones importantes y, en algunos casos, largos procedimientos administrativos de concesión de permisos".

Las patatas fritas de jamón

Ante la aplicación de esta medida, uno de los alimentos que más reacciones ha generado han sido las patatas fritas con sabor a jamón. Distintos contenidos en redes sociales o titulares de medios de comunicación aseguraban que estos productos iban a desaparecer de los mercados. Sin embargo, la CE ha explicado "que no es verdad que la UE haya prohibido las patatas con sabor a jamón". Tan solo se prohibirán algunos aditivos de aroma ahumado utilizados para su producción, por lo que "se podrán seguir fabricando" aquellas patatas que cambien su receta y no los incluyan.

La nutricionista y directora de la Clínita Diet, Leticia López Escudero, explica que "los consumidores habituales no debería preocuparse mucho" por esta medida ya que "siempre hay sustitutos para estos aditivos". Además, la Asociación de Snacks —de la que forman parte empresas como Risi, Pepsico, Tosfrit, Grefusa, Facundo y Rubio, entre otros— han asegurado a la agencia de noticias EFE que no van a desaparecer de los lineales las patatas con sabor a jamón. "No es correcta la afirmación de que la Unión Europea prohíbe las patatas fritas con sabor a jamón por potenciales riesgos para la salud", ha explicado la asociación.

Sin embargo, López Escudero explica que la sociedad actual "está muy acostumbrada a todo este tipo de aromas, saborizantes y aditivos", por lo que debería cambiar a unos hábitos de alimentación más saludables. "Creo que sería una gran oportunidad para aprovechar y volver a umbrales de sabores más tradicionales y no tener que agregar tanto potenciador de sabor", comenta.

Desarrollo de enfermedades como el cáncer

La propuesta para retirar dichos aromatizantes fue aprobada por la Representación de la Comisión Europea (CE) tras un acuerdo con los Estados miembros y llega tras conocer el "riesgo elevado de efectos perjudiciales" que presentan estos productos alimenticios para la salud. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) publicó en noviembre de 2023 las evaluaciones de riesgo obtenidas en su estudio sobre estos aromas que sustituyen el ahumado tradicional

La investigación demostró que seis de las sustancias contenían sustancias genotóxicas. Esto quiere decir que tienen "la capacidad de dañar el ADN, de producir mutaciones y que estas puedan producir un cáncer", como asegura Leticia López. También aclara que el desarrollo de enfermedades por estos motivos depende de la "variabilidad interindividual", es decir, la probabilidad es individual y varia en función de aspectos como "la genética, los hábitos dietéticos de vida y la exposición a otras sustancias con el mismo potencial perjudicial para la salud".

Las otras sustancias no presentaron este problema, pero tampoco se pudo confirmar su seguridad por “la falta de datos”. Con estos resultados científicos, el organismo expresó su preocupación y la imposibilidad de definir un nivel seguro respecto a la genotoxicidad. Unos años antes, en 2009 y 2012, la EFSA ya evaluó estos aromas e identificó "problemas de seguridad" en los productos debido a su "margen de seguridad insuficiente".

La conciencia sobre la alimentación

Leticia López explica que es muy positivo la existencia de autoridades que velan por la salud de los consumidores: "Siempre me tranquiliza saber que hay autoridades pendientes de estos posibles daños que puedan producir". Sin embargo, también detalla que "cualquier sustancia es susceptible de producir enfermedades, patologías o daños" y que es importante que el consumidor se interese "en saber qué es lo que se está llevando a la boca, cómo ha sido procesado y de dónde se ha obtenido". Lo que hay que hacer es tener conciencia sobre lo que comemos y, sobre todo, en qué cantidades, afirma López.

La nutricionista explica que consumir ocasionalmente productos con estos saborizantes y aditivos no supone un riesgo. Sin embargo, "hay que tener en cuenta que hay otros componentes de riesgo en la alimentación que pueden incrementar el riesgo de cáncer", y más si la persona tiene antecedentes de riesgo.

En relación a unos hábitos de alimentación saludables, recomienda una dieta que incluya "un mayor consumo de productos de origen vegetal que animal", moderación con los lácteos y huevos, de dos a cuatro piezas de fruta al día, más presencia de pescado que carne y, a su vez, un mayor consumo de carne de ave en contraposición a la carne roja. Por último, destaca que el menú debe ser "lo menos procesado posible" para mantener una dieta saludable: "Cuanto más procesamos los alimentos, más compuestos tóxicos y perjudiciales para la salud estamos produciendo".

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