Sociedad

España redujo en más de 100 millones el gasto en vacunas durante los primeros años de la crisis

Pese a que el gasto sanitario aumentó, el de las vacunas se redujo entre 2007 y 2012. Con la crisis, las comunidades empezaron a basar sus criterios de compra más en aspectos económicos que técnicos, como Madrid, que hace años que compra la más barata sin tener otro criterio.

En un escenario vapuleado por la constricción económica de la crisis de 2008 y con el poder de compra en manos de las comunidades autónomas, el gasto total en vacunas se redujo cerca de 107 millones de euros entre 2007 y 2012. Precisamente, y dado que la cantidad destinada a este aspecto no es muy elevada –representó en esos años supuso un gasto medio del 0,41% del presupuesto sanitario total–, supone una reducción de cerca del 32% de lo gastado en el año previo a la llegada de la crisis frente al año 2012. Así lo recoge el informe El valor social de las vacunas, realizado por Deloitte, que detalla que este descenso en el gasto se debe a la reducción presupuestaria y a la búsqueda de precios más baratos por parte de las comunidades, las responsables de la compra, y las que acumulan el 92% del gasto sanitario total en España.

La Comunidad Madrid no se fija en otra cosa que en el precio, puntuando 100 sobre 100 la oferta económica respecto al resto de criterios en las licitaciones

Expresamente, según los datos del Ministerio de Sanidad que recoge el informe, el gasto se redujo desde los cerca de 335 millones de euros destinados en 2007 a los 227 millones que se gastó la administración en 2012. En los últimos años, según se refleja en el texto “las Administraciones Públicas han implementado diferentes procedimientos para la reducción del gasto en la adquisición de vacunas que han permitido reducir la factura de forma significativa”, no obstante, critica que estos “ahorros no se han trasladado a mejoras en el propio ámbito de la vacunación” que permitan invertir en innovaciones y ampliaciones de cobertura en este campo, y detalla que la intención de ahorrar costes de las comunidades ha llevado en los casos que analiza a priorizar los criterios económicos en vez de los técnicos en las licitaciones para adquirir las vacunas.

Así, la Comunidad Madrid no se fija en otra cosa que en el precio, puntuando 100 sobre 100 la oferta económica respecto al resto de criterios en las licitaciones desde 2012 hasta los últimos datos en 2014, según apunta el estudio. Andalucía es la segunda de las comunidades que más se preocupa por los criterios económicos, 95 puntos en 2014, al sumar el precio de venta y las dosis que le van a incluir sin coste adicional. Cataluña es la tercera con 80 puntos en su criterio económico, seguido de las otras dos comunidades analizadas, País Vasco y Galicia, con 68 y 66 puntos respectivamente.

Tanto País Vasco, Galicia, Andalucía y Madrid han incrementado la cantidad de importancia que dan a los criterios económicos en las licitaciones para comprar vacunas desde 2009, y solo Cataluña ha bajado, 6 puntos en seis años, principalmente debido a las medidas impulsadas por Sanidad para reducir el coste de las vacunas con un Acuerdo Marco, que permite abaratar el precio al acabar con el mercado de cada comunidad y busca alcanzar mejores precios y homogéneos en todo el territorio para las comunidades firmantes. Este acuerdo, creado por el Ejecutivo en 2012 y renovado hace unos meses, al que no están acogidas ni Andalucía ni País Vasco, y Cataluña solo para ciertos tipos de vacunas, permite a las comunidades ahorrarse un 7,5% del precio de adjudicación definitivo. Pese a ello y a que tengan la obligación de puntuar al menos en 20 puntos los criterios técnicos en las adjudicaciones, tal y como expresa el informe, debido a su ambigüedad, “la norma permite que las comunidades puedan establecer como criterio único de adjudicación el precio” como lleva a cabo la Comunidad de Madrid. Gonzalo Casino, director de la división que ha realizado el informe, aseguró durante la presentación del mismo que el hecho de que se esté restando importancia a las vacunas por parte de la sociedad “es algo muy peligroso”.

El SNS ahora 22 euros por cada euro gastado en el caso de las vacunas infantiles, 5 euros en costes directos y 17 en indirectos

“En momentos de restricciones presupuestarias importantes como el actual y con un modelo de financiación totalmente público de las vacunas infantiles de carácter universal, se están dando barreras de acceso a las vacunas”, asegura Casino, que en el informe critica que mientras el gasto en vacunas se reducía, el gasto sanitario total crecía un 1,2%. Destacando así la necesidad de incrementar la inversión en este campo.

No gastar en vacunas sale caro

En relación a este aspecto, el informe recoge un estudio llevado a cabo en Estados Unidos en 2005 sobre la varicela en donde se estimaba que por cada dólar invertido en vacunación se ahorraba más de 5 dólares en costes directos y aproximadamente 11 en indirectos. Otro análisis llevado a cabo en 2014 estimó que la inmunización infantil rutinaria entre los niños nacidos en EE.UU. en 2009 impediría unas 42.000 muertes tempranas y 20 millones de casos de alguna de dichas enfermedades, con un ahorro neto de 13,5 millones de dólares en costes directos y 68.800 millones en costes sociales totales. De este modo, concluyen que las vacunas suponen de por sí una fuente considerable de ahorros y evitan pérdidas de productividad, por lo que “su eficiencia no debería estar cuestionada”.

El informe cifra además el ahorro de Sistema Nacional de Salud en el caso de las vacunas infantiles actuales en 5 euros en costes directos y otros 17 euros en costes indirectos, siendo el ahorro por cada euro gastado en vacunas de un total de 22 euros. Por ello, apuntan desde el estudio que la mejoría de la salud es a la vez causa y consecuencia del crecimiento económico. “La salud afecta directamente al desarrollo económico mejorando el capital humano, facilitando la educación y la capacitación laboral e incrementando la productividad”, detalla, añadiendo que “la Salud Pública es causa, no solo consecuencia, de la mejora económica. La mala salud contribuye a la caída del PIB y recíprocamente esta caída provoca un considerable descenso de nivel de salud de la población”.

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