El vídeo más visto de YouTube supera ya las 2.000.000.000 visitas. Sí, han contado bien los ceros, dos mil millones… y subiendo. Se trata de esa mezcla entre música y esperpento llamada Gangnam Style, el famoso baile del caballo del surcoreano PSY. Dirán, “bueno, es que lleva dos años circulando”, cierto, pero hay vídeos musicales colgados desde hace mucho más tiempo que nunca han tenido el mismo tirón. De hecho, los siguientes en la lista de más reproducidos de la historia son los videoclips de Baby, de Justin Bieber (por encima de los mil millones de visitas), y On the Floor, de Jennifer López (770 millones), y ni siquiera acumulan la mitad de cliks que el number one.
¿A qué se deben esas cifras? ¿Cuál es el secreto para convertir un contenido en el más visto? No lo hay. La viralidad es un fenómeno imposible de predecir, calcular o controlar. Se produce cuando un contenido colgado en internet se difunde entre un gran número de usuarios a gran velocidad, durante días, semanas o meses, su impacto total o temporal tampoco puede preverse.
No es necesario invertir tiempo, dinero o esfuerzo para conseguir un efecto viral. Muchos de los vídeos que dan la vuelta al mundo son grabaciones caseras que no pretendían llegar a ser un acontecimiento social en las redes. Es el caso de Charlie, un bebé que atormentaba a su hermano mayor mordiéndole el dedo insistentemente y que alcanzó el puesto número uno de los vídeos más vistos de Youtube en diciembre de 2013.
Los virales no entienden de vacaciones
Si el descanso veraniego le mantiene apartado de todo aparato electrónico le ponemos al día de las últimas novedades en vídeos virales. Los chicos de Oxford que versionan a capella canciones de Shakira son el último boom musical, en versión amateur, se entiende. Su fugaz éxito se debe en gran medida a la respuesta de la propia cantante colombiana, que se declaró fan del grupo en cuestión y recomendó a sus seguidores de Twitter que lo escucharan. Un detalle. Ya se acercan a los tres millones de visitas. Todo, además, por una buena causa: los beneficios que obtengan irán a parar a Helen y Douglas House, un hogar de acogida para niños y adolescentes.
https://twitter.com/shakira/statuses/491998608867467264
La solidaridad vende en este mercado, y si no que se lo digan a los músicos solidarios de otro vídeo que está triunfando esta semana en España. Tres jóvenes se sientan junto a un mendigo en plena calle y le ayudan a recaudar unas monedas cantando una canción. Una acción nada improvisada que pretende dar visibilidad a gente a la que no prestamos atención.
Iglesias contra Aguirre, Aguirre contra Iglesias y su cruce de “repita conmigo…” es otro de los éxitos del verano que ya contábamos aquí en su momento. En este caso se trata de un fragmento de un programa de La Sexta que se popularizó por el enorme flujo de reacciones que causan los dos protagonistas.
La viralidad como estrategia de marketing
La viralidad suele ser un fenómeno espontáneo, prácticamente imposible de forzar, pero muy útil en el ámbito publicitario si se consigue manejar. Los expertos en el comportamiento de las comunidades virtuales saben que los internautas reaccionan mucho más a menudo y de forma positiva ante contenidos que les gusten, por eso la mayoría de creadores publicitarios apuestan por contenidos divertidos o que provoquen emociones o recuerdos agradables.
La canción Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio, de Los Happiness, -si la conocen dudo que hayan podido evitar entonar el título mientras lo leían- es uno de los primeros virales comerciales que tuvo impacto en España. El vídeo, que corrió como la pólvora por internet e incluso por diferentes medios de comunicación, resultó ser una acertada campaña para promocionar el nacimiento del canal musical MTV en nuestro país.
Los tuits también son virales
No solo los vídeos pueden convertirse en virales, cualquier formato puede llegar a serlo. En Twitter también se da este fenómeno cuando los mensajes de ciertos usuarios o referidos a temas determinados se retuitean a niveles de récord o generan amplias discusiones en la red social. Muchas veces los medios han llegado a hacerse eco de tuits que han provocado una revolución en la web.
Un ejemplo a nivel mundial es el selfie que la presentadora Ellen DeGeneres se hizo con varios actores durante la última gala de los Oscar. Lo colgó en su cuenta personal de Twitter con el reto de convertirlo en la foto más retuiteada de la historia. Y lo consiguió. Su hazaña virtual no solo dio la vuelta al mundo a través de la red de microblogging, sino gracias a un sinfín de medios de comunicación que le dedicaron un espacio relevante.
También las trifulcas verbales vía Twitter tienen su eco entre los internautas y los medios. Hace solo unos días publicábamos el rifirrafe entre Pérez-Maura y Carlotti a raíz de la participación del periodista en las tertulias de Al Rojo Vivo que derivó en una apuesta de 30.000 euros y terminó con un donativo por esa cantidad para Cáritas. No sabemos si la presión de la red social y los comentarios de numerosos usuarios propiciaron el desenlace más o menos amistoso, pero la discusión sobrepasó, sin duda, las expectativas de ambos.
Cuidado con el efecto rebote…
Cualquiera puede ser, ya lo ven, el origen de un contenido viral. Y cualquiera también, su resultado. No se puede controlar su evolución, pero sí intentar manejar el impacto que puede llegar generar para que al menos el resultado no se vuelva contra sus creadores o sus protagonistas. Justo lo que le ha pasado al cantante Justin Bieber y a su videoclip de Baby. Ya avanzábamos al principio que es el segundo vídeo más reproducido de la historia, pero también tiene la discutible suerte de encabezar una lista poco apetecible: la de los vídeos con más dislikes, o “no me gusta”, que también se hacen rankings de eso…
Este último top cien saca los colores a más de un aficionado que trata de emular a sus ídolos musicales con una webcam, escaso talento y ninguna vergüenza. Echen un vistazo al playlist para hacerse una idea de lo que hablo. Y si se atreven a probar, recuerden que juegan con material peligroso.
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