“Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se viste de colorado”. Es la coplilla que inundó las calles españolas a principios del XVII, en boca de una gente del común dispuesta a vengarse del todopoderoso Francisco Gómez de Sandova

Un monarca que puede parecer frío, incluso distante, que cumple su papel sin alharacas, probablemente porque la España que le ha tocado reinar es muy diferente de la de su padre