La colaboración científica internacional del Observatorio Pierre Auger, en Argentina, ha detectado que los rayos cósmicos de muy alta energía que llegan a la Tierra proceden de fuera de nuestra galaxia. El descubrimiento resuelve un misterio astronómico de hace más de medio siglo, pero no desvela las fuentes que originan estas energéticas partículas.

Un nuevo cálculo de la colaboración KamLAND-Zen ha permitido establecer un límite máximo a la masa de los neutrinos y publica los datos más precisos hasta la fecha sobre el proceso de desintegración doble beta sin neutrinos.

Todavía cabe la posibilidad de que lo que se haya descubierto en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) no sea exactamente el bosón de Higgs del modelo estándar de partículas. Se siguen analizando los datos experimentales disponibles para acotar los posibles Higgs exóticos.

En julio de 2012 el CERN confirmó la existencia del bosón de Higgs gracias a las colisiones protón-protón que se desintegraban bien en dos rayos gamma o en dos bosones Z. Pero el Higgs también puede desintegrarse en partículas invisibles, que podrían responder a lo que se ha dado en llamar “una nueva física” (como la materia oscura).