Durante décadas, centenares de miles de ciudadanos que se sentían y se sienten españoles, y en mayor o menor medida también catalanes, se desentendieron de unas elecciones que no consideraban

El Gobierno catalán quería poner en marcha un sistema educativo que se escapara al control "estatal" y estudiaban la posibilidad de crear una red municipal, pero pagada "al cien por cien" por la Generalitat. Entre las medidas que contemplaban llevar a cabo para iniciar el proceso de cambio de sistema estaba el no crear nuevas plazas de funcionarios en los próximos 6 a 8 años, en los que se jubilaría el 30 por ciento de la plantilla.