Nada más aterrizar, una extraña sensación recorre el cuerpo sin saber por qué. Sabes que estás en la segunda isla más grande del mundo, como bien se explicaba en aquel mapa mural que había en el colegio, y eso impresiona. Groenlandia es algo más que una masa blanca en el mapa: recorrer durante unos días su costa sur con un kayak es una aventura que une esfuerzo físico con otra manera de entender la naturaleza. Es una de esas experiencias que marcan para siempre.